Rousseff propone referéndum para reformar la Constitución

De salir adelante se iniciaría un proceso constituyente para mejorar los servicios públicos y combatir la corrupción. La última Asamblea Constituyente en Brasil fue en 1986, después de la dictadura

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por

2013-06-24 7:00:00

BRASIL. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, propuso ayer una reforma política para atender las demandas de más de un millón de personas que sacudieron la mayor economía de América Latina con protestas contra la corrupción y los servicios ineficientes.

En un discurso ante gobernadores y alcaldes, Rousseff dijo que convocaría a un referéndum para que los brasileños decidan si quieren cambiar las reglas de un sistema político percibido por muchos como corrupto y desigual.

“Las calles nos están diciendo que el país quiere servicios públicos de calidad, quiere mecanismos más eficientes de combate a la corrupción que aseguren el buen uso del dinero público, que quiere una representación política permeable”, dijo.

“Todos nosotros sabemos dónde están los problemas”, añadió. “Todos nosotros sabemos que podemos construir soluciones”.

La reforma política fue la respuesta más contundente de la mandataria de izquierda a una ola de protestas que estremeció Brasil en las últimas dos semanas, erosionando su popularidad con miras a la reelección en el 2014.

Rousseff propuso cinco grandes “pactos” a los 27 gobernadores y 26 alcaldes que asistieron al encuentro.

Uno referido a la necesidad de mantener la “responsabilidad fiscal para garantizar la estabilidad económica y el control de la inflación”, a lo que atribuyó una “dimensión especialmente importante en el momento actual, en que la prologada crisis castiga a todas las naciones”.

El segundo pacto lo centró en la “construcción de una amplia reforma política que amplíe los horizontes de la ciudadanía”, una propuesta que, admitió, en las últimas décadas “entró y salió más de una vez de la agenda política nacional”.

Para superar esa parálisis propuso un plebiscito “que autorice un proceso constituyente específico para la reforma política”, pues “Brasil está maduro para avanzar” en esa dirección.

En ese marco aseguró que debe ser dada una prioridad especial al combate a la corrupción y propuso establecer penas más severas para los delitos cometidos por la malversación de dinero público.

El tercer “pacto” se refiere a la salud, un área en la que pidió “acelerar las inversiones” previstas y reafirmó su intención de contratar médicos extranjeros para que trabajen en las ciudades y regiones “que más precisan mejorar la atención”.

Rousseff admitió que enfrentará “un debate democrático” con esa propuesta, en alusión a la resistencia de los colegios profesionales del país a esa iniciativa.

Respecto al transporte público, que fue el detonante de las protestas debido a un alza en el valor del billete en Sao Paulo, también reconoció que pese a fuertes inversiones hechas en últimos años aún carece de la calidad que exige la ciudadanía.

Por eso, en el cuarto punto del “gran pacto nacional”, propuso “avanzar más rápido” en la construcción de metros, trenes y otros medios de transporte público e invitó a alcaldes y gobernadores a estudiar nuevas desgravaciones de impuestos, similares a las que ya ha establecido el Gobierno federal en esa área. Propuso invertir 22,000 millones de dólares para mejorar el transporte público.

También anunció su disposición a eliminar los tributos federales al diésel utilizado por autobuses y a la electricidad que consumen trenes y metros.

El quinto punto del “pacto” lo centró en la educación, un área en la que reiteró que su Gobierno pretende mejorar los presupuestos mediante una propuesta que tramita en el Parlamento.

Esa propuesta plantea que el 100 por ciento de las regalías que generen las riquezas petroleras atesoradas en aguas profundas del Atlántico se destinen a la educación.

En ese sentido dijo confiar en que “los señores congresistas aprobarán eso con la debida urgencia constitucional”.

Las demandas populares a las puertas de un año electoral han hecho temer un mayor relajamiento de la disciplina fiscal, algo que Rousseff negó en su discurso del lunes.

Los manifestantes han criticado el gasto excesivo de fondos públicos en la construcción de estadios para la Copa Mundial de fútbol 2014.

Aunque las protestas se han desinflado en los últimos días podrían recrudecer este miércoles cuando la selección de Brasil enfrente a Uruguay en las semifinales de la Copa Confederaciones en la ciudad de Belo Horizonte. —AGENCIAS