Alfredo Keller “Seguro que habrá un colapso social en Venezuela”

El gobierno de Nicolás Maduro "está deslegitimado", dice este venezolano

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elsalvador.com

Por Karen Molina nacional@eldiariodehoy.com

2013-05-01 8:00:00

Escuchar las noticias de lo que ocurre en Venezuela después de los comicios presidenciales del 14 de abril no es lo mismo que oírlas de boca de uno de sus ciudadanos.

Vivir en Venezuela, participar de esas elecciones y percibir todos los días un ambiente de conflicto y de hostilidad le da a Alfredo Keller la propiedad para hablar del rumbo de su país. Además es consultor político y director de la encuestadora Keller y Asociados, que conoce a pulso lo que piensan los venezolanos.

En una breve visita al país, Keller contó a El Diario de Hoy su preocupación por la crisis institucional que vive su país, así como por la crisis social, que, asegura, estallará en cualquier momento.

Pero es optimista al asegurar que las recientes elecciones presidenciales en las que Nicolás Maduro ganó con un mínimo margen de diferencia al opositor Henrique Capriles Randonski muestran que el chavismo está reduciendo sus adeptos y que más personas quieren una Venezuela en paz y libre de conflictos.

¿Cómo evalúa usted los resultados de las elecciones presidenciales en su país?

Alfredo Keller: Debo comenzar por decirte y tratar de explicar que en estas elecciones se ha presentado una oportunidad de oro para demostrar una cosa que venimos señalando desde hace muchísimo tiempo que es, que toda elección en Venezuela es una elección entre el Estado y un competidor, un opositor.

Esto significa que todo el aparato del Estado se vuelca en función de la preservación del poder, de la élite gobernante. Las fuerzas armadas, todas las gobernaciones, todos los ministerios, todo el aparato, la estructura de poder del país está controlado por ellos. Esto incluye al Consejo Nacional Electoral, que de cinco directores, cuatro son del partido oficial.

Siempre hemos tenido la convicción de que este aparato estatal manipula los procesos electorales por múltiples vías. Cuando usted habla de fraude en América Latina en general, se piensa que en las mesas electorales es que se roban los votos.

Aquí estamos hablando de una cosa mucho más compleja. Esto es una estafa continuada sistémica. ¿Qué significa eso? Nosotros tenemos elecciones con mucha periodicidad. Es una característica de este régimen. Constantemente están buscando legitimidad por la vía de los votos, pero durante todo el año hay amedrentamiento, chantaje clientelar, presiones y amenazas y además la ficción, las creencias, las presiones para hacer creer cosas como por ejemplo que el voto no es secreto.

Esto trae unas consecuencias muy graves en un país cuya política es de carácter asistencialista. Cuando uno observa que el 40 % de la población, un poco más, depende de programas asistenciales del Gobierno, es fácil llegar a la conclusión de cómo afecta la creencia de que el voto no es secreto.

¿Y cómo se vivió esto en los últimos días?, sobre todo porque fueron unas elecciones rapidísimas y acababa de morir Chávez. Mucha gente pensó que el asistencialismo acabaría si llegaba Maduro.

R/ Fue una campaña extraordinariamente corta. Diez días solamente, pero durante ese periodo, decidimos enfrentar abiertamente lo que hasta entonces, por temor no habíamos decidido enfrentar, que es esta condición de campaña abusiva de poder, intimidatoria.

¿Hubo mucha intimidación en esos días de campaña?

R/ Fíjate cómo funciona. El Gobierno ha creado una milicia, es decir, un ejército particular del presidente de la República, que compite con el ejército formal, institucional.

Esta milicia es, aunque está vestida de militar, todo mundo sabe que es una milicia color rojo, del color del Gobierno. Esta milicia está presente en todos los centros de votación, debidamente armada y ya en sí sola ya es un factor de intimidación.

Pero además, ellos tienen y movilizan hordas de motorizados, en motocicleta, vestidos de rojo y muy frecuentemente los ves armados, hacen un gran ruido, son muy ofensivos, muy agresivos y muy violentos y se acercan a los centros de votación para intimidar a los electores.

¿Y se acentúo en estos comicios?

R/ Naturalmente. Ellos sienten que están en riesgo de perder las elecciones y aumentan la intimidación, aumentan la violencia. En estas elecciones, sin embargo, dada la ausencia de Chávez, con una diferencia tan corta, hubo la oportunidad de demostrar lo que hasta entonces no habíamos tenido la oportunidad de demostrar. Cuando Chávez ganaba por dos millones de votos o un millón y medio de votos, ¿quién va a creer en el mundo que eso es producto de un fraude? Nadie.

Ahora que la diferencia es corta, es posible demostrar que hay un fraude en curso.

Hemos demostrado todos los pasos fraudulentos que nosotros le llamamos “la estafa” en que consiste el proceso electoral.

¿Y usted cree que la insistencia de Capriles para que se haga un recuento de los votos pueda dilucidar que hubo un fraude y revertir los resultados?

R/ Pues creo que no. El propio candidato Maduro, el día de las elecciones aceptó que hubiese una auditoría, un reconteo de votos. Al siguiente día se retracta y dice: no, no hay reconteo de votos.

El Consejo Nacional Electoral dice que no hay reconteo de votos y se demoran una semana hasta que por presión nacional e internacional no les queda más remedio que aceptar la auditoría. Pero se demoran otra semana más para poner las condiciones de dicha auditoría.

La auditoría que están, finalmente aceptando no sirve absolutamente para nada porque no es una auditoría del proceso. Es una auditoría solamente de las boletas y ahí no está la trampa. La trampa está en los cuadernos de votación, en los 200,000 fallecidos no depurados del padrón electoral, está en la conminación al voto, que es asistido.

El Consejo Nacional Electoral ha aceptado hacer una auditoría que no es tal cosa y por tanto la oposición ha dicho que en esas condiciones no acompaña el proceso.

Por tanto es un engaño y no solamente para los venezolanos. Es un engaño a la comunidad internacional. Hay que recordar que para ganar legitimidad, que el gobierno la ha perdido toda desde enero que Chávez no se presenta a la juramentación de su cargo, ellos modifican la constitución, vulneran el marco jurídico del país. Sin embargo, esta ilegitimación se termina demostrando con la manipulación electoral el día de las elecciones.

Aquí hubo un fraude gigantesco y no lo quieren reconocer.

Y ahora que usted dice que esta auditoría no servirá de nada. ¿Cómo cree que va a gobernar Maduro?

R/ En Venezuela lo que tenemos actualmente es una inmensa crisis de legitimidad y por tanto una crisis política. La cosa se va a complicar en los próximos meses. ¿Por qué? Porque a la crisis política y de legitimidad que tenemos, este gobierno va a tener que enfrentarse a una crisis económica gigantesca. Este año han devaluado la moneda en más del 100 %.

Ese es solamente un aspecto de este problema económico. Estamos importando el 70 % de lo que comemos, los anaqueles en los supermercados están vacíos, tenemos una inflación de más del 30 % estimado para este año, una presión social terrible.

El año pasado tuvimos 5,000 protestas públicas frente a todos los problemas que hay. Una criminalidad como no te imaginas, una inseguridad terrorífica.

Entonces este tipo de situaciones que terminan estallando económicamente más un gobierno ilegítimo está de manos amarradas y está llevando a Venezuela de manera absolutamente irresponsable a un colapso social. Seguro que va haber un colapso social y este colapso no sabemos cómo se va a resolver.

Y frente a esa realidad de ilegitimación y frente a esa realidad de explosión social, está haciendo dos cosas: una es buscando chivos expiatorios: son los empresarios los causantes de la escasez, no es su incompetencia, son los empresarios o son los políticos, que están en alianza con el imperio porque hay una conspiración internacional. Esa es una. Y la otra acción que hacen es la violencia para tratar de ligársela a la oposición.

¿Cree que hay una salida para todo esto?

R/ La oposición ha demostrado que lo que tiene es pueblo, pero no tiene armas, no tiene instituciones, lo único que tiene es sus ganas de que las cosas cambien.

Del lado del oficialismo, cada vez tiene menos pueblo, cada vez tiene más problemas y cada vez hay más necesidad de aferrarse a lo que va quedando, una explotación descarada y grotesca.

Capriles ha pedido la protesta popular a condición de que sea pacífica. La reacción gubernamental es la violencia.