En marzo habrá un nuevo PapaEmpiezan a surgir primeros papables

Benedicto XVI dejará de pastorear la Iglesia Católica el 28 de febrero próximo en una despedida que se espera sea multitudinaria y en seguida se convocará al cónclave o asamblea de cardenales para elegir al sucesor antes de la Semana Santa y la Pascua Entre los latinoamericanos ya no se menciona tanto al cardenal ??scar Rodríguez Maradiaga, pero no se descarta

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Por Texto: Lilian Martínez Fotos: Mario Amaya / Lissette Monterrosa

2013-02-11 7:00:00

Ante un mundo católico sorprendido y conmovido por el anuncio de la renuncia del Papa Benedicto XVI en un hecho sin precedentes en 600 años, el Vaticano espera que antes de la Semana Santa y la Pascua en marzo se elija al nuevo Pontífice.

“He llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”, declaró ayer en latín el Romano Pontífice ante la asamblea de cardenales.

“He de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado… con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado”, agregó Benedicto XVI.

La sede de San Pedro quedará vacante el 28 de febrero próximo y deberá ser convocado el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice para que pueda asumir antes de la Pascua, informó el Vaticano.

La fecha del Cónclave la fijará el Colegio de Cardenales, que será convocado por su decano (camarlengo), Ángelo Sodano, quien presidirá los debates previos al Cónclave por espacio de varios días pero no entrará en la Capilla Sixtina, pues cuenta ya 85 años.

Retiro de oración

A partir del 1 de marzo, Joseph Ratzinger se retirará a la residencia veraniega de Castel Gandolfo y, posteriormente, a los locales de un convento en los Jardines Vaticanos, donde llevará “una vida dedicada a la plegaria”.

En adelante, la Iglesia estará en manos del Colegio de Cardenales hasta que el Cónclave, ya no por mayoría simple sino por dos tercios como el Pontífice lo dispuso años atrás, elija un nuevo Papa a mediados de marzo próximo.

Benedicto XVI, de 85 años, disfrutará de una multitudinaria despedida a la que el Vaticano espera que asistan fieles de todo el mundo “y autoridades de muchos países”.

En sus palabras de respuesta, el decano del Colegio Cardenalicio reconoció que estaban “desorientados y casi del todo incrédulos” con el anuncio y agradeció “estos ocho años luminosos de Pontificado” en continuidad con “los 265 predecesores en la cátedra de Pedro”. Ángelo Sodano aseguró que “de aquí al 28 de febrero tendremos oportunidad de expresarle mejor nuestros sentimientos, igual que lo harán tantos pastores, fieles y autoridades”.

El cardenal decano dejó claro que “seguiremos escuchando su voz el miércoles en la jornada de la Ceniza, el jueves en el encuentro con el clero de Roma, en el Ángelus de los domingos, las audiencias de los miércoles…”. Sodano se despidió afirmando que “las estrellas del cielo continúan siempre brillando, y así brillará entre nosotros la estrella de su Pontificado”.

Aunque recortará las audiencias privadas, Benedicto XVI mantendrá su agenda pública, bastante limitada este mes ya que el Papa y los cardenales realizaran ejercicios espirituales del 17 al 24 de febrero.

El programa de Benedicto XVI para marzo estaba extrañamente vacío hasta el Domingo de Ramos 24 de marzo. Las ceremonias de la Semana Santa estarán ya a cargo del próximo Papa.

Decisión muy reflexionada

La decisión de Benedicto XVI de renunciar a su Pontificado se tomó “hace muchos meses”, tras su viaje a México y Cuba en marzo de 2012, según el editorial del diario oficial de la Santa Sede, L’Osservatore Romano.

Según el periódico, el Pontífice mantuvo “una reserva que nadie pudo romper después de haber examinado ante Dios reiteradamente la propia conciencia a causa de su avanzada edad”.

El portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, dijo que la decisión de Benedicto XVI demostraba un “gran coraje”. Descartó alguna enfermedad específica o depresión e indicó que la decisión fue tomada en los últimos meses “sin presión externa”.

Pero el hermano de Benedicto XVI, Georg Ratzinger, reveló que “el médico había aconsejado a Benedicto XVI no realizar más viajes transoceánicos… Incluso el caminar se convertía en algo cada vez más difícil”, según publico el diario alemán “Die Welt”.

Aunque el Papa había empezado a usar un bastón y una plataforma con ruedas para atravesar el largo pasillo de la Basílica de San Pedro, no había dado indicios más claros de estar analizando una decisión tan dramática.

Un anticipo

Sólo en el libro “Luz del Mundo”, la larga entrevista con Peter Seewald realizada en Castel Gandolfo en el verano de 2010, el Santo Padre dijo que un Papa no debe dimitir en tiempos de dificultad, pero “se puede renunciar en un momento sereno o cuando ya no se pueda más”.

Según Benedicto XVI, si el Papa constata que no puede cumplir con todas sus obligaciones, “tiene el derecho y, en ciertas circunstancia, también el deber de renunciar”.

Entre los momentos más especiales de estos casi 8 años para el Papá están las Jornadas Mundiales de la Juventud, donde cosechaba grandes muestras de afecto de los asistentes. Primero fue la de Colonia en agosto de 2005, al poco de llegar al cargo. Después sería Sidney en 2008 y, después, Madrid en 2011. Este año tocaba la JMJ en Río de Janeiro.

La beatificación del Juan Pablo II, con la mayor ceremonia de elevación a los altares en toda la historia, sería otro de los hechos más gratificantes para el Pontífice, que pronunció la fórmula de la beatificación ante un millón y medio de peregrinos en las misas simultáneas celebradas en Roma.Una vez más se ha abierto el debate sobre los candidatos a suceder al Papa Benedicto XVI, entre los que sobresalen prelados no europeos y específicamente de Latinoamérica.

En Latinoamérica habita el 42 % de los católicos, el mayor bloque dentro de la Iglesia católica (que suma 1.200 millones de fieles en todo el mundo) y considerablemente más que el 25 % de europeos que se dicen católicos.

Después de las elecciones de Juan Pablo II (polaco) y Benedicto XVI (alemán), el puesto de Papa, por muchos siglos reservado sólo a italianos, parece abierto a otras nacionalidades.

El último cónclave, en noviembre, marcó un cambio de rumbo. La incorporación de seis nuevos miembros al colegio de 120 cardenales electores era poco en términos numéricos, pero era la primera vez que una nueva “hornada” no incluía ningún italiano ni ningún europeo. Esto abría todavía más las puertas de América, el continente donde viven más de la mitad de los católicos del mundo.

En primera línea para suceder a Benedicto XVI están dos estadounidenses: el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, y el arzobispo de Washington, Donald Wuerl.

Entre los cardenales americanos también hay que contar también a Sean O’Malley, arzobispo de Boston, y Odilo Scherer, arzobispo de Sao Paulo.

Entre los papables no europeos figura el cardenal guineano Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo “Cor Unum”, encargado de ayuda humanitaria.

No se queda atrás el arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle, quien con sólo 55 años es el segundo cardenal más joven de la Iglesia es ya un auténtico líder por el peso de su palabra.

Los italianos son el 5 por ciento de los católicos del mundo, pero suman el 25 por ciento de los cardenales electores. De cara al futuro, el discreto apoyo de algunos cardenales a la “opción norteamericana” de Dolan o Wuerl favorece la alternativa “intermedia” del cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, cuyos partidarios evitan un queme antes de tiempo. El arzobispo de Milán, Angelo Scola, es la gran esperanza de los italianos y de muchos otros que aprecian su altura teológica y su línea ratzingeriana.