A partir de hoy, los cubanos solo necesitarán para viajar al extranjero tener su pasaporte corriente en regla y el visado que les exija el país de destino ante la entrada en vigor de la reforma migratoria que flexibiliza las salidas de los ciudadanos y emigrados a la isla.
Desde este 14 de enero quedan suprimidos los restrictivos trámites del permiso de salida y carta de invitación.
A su vez, amplía a 24 meses –era de 11- la autorización de estancia legal en el extranjero para no perder sus bienes y la posibilidad de retorno.
La Dirección de Inmigración y Extranjería (DIE) de Cuba asegura tener las condiciones para ofrecer sus servicios en las 195 oficinas habilitadas en el país para expedir nuevos pasaportes.
Para obtenerlo, solo será necesario mostrar el carné de identidad, excepto en el caso de los menores de edad, quienes deben ser autorizados por sus padres o representantes legales.
Los pasaportes emitidos antes de este 14 de enero a mayores de 18 serán actualizados “de oficio”, sin recurrir a las oficinas, y en el caso de los menores sí deben renovarse.
El pasaporte cubano es válido por dos años prorrogable por igual término hasta una vigencia total de seis, pero con el nuevo sistema migratorio, el documento se encarece y pasará a costar de 55 a 100 CUC (moneda fuerte solo en Cuba, equivalente al dólar).
Junto a la reforma migratoria, las autoridades han anunciado medidas complementarias para normalizar la entrada en el país de quienes Cuba considera que emigraron ilegalmente de la isla después de los acuerdos migratorios con Estados Unidos alcanzados en 1994, si han transcurrido más de ocho años de su salida.
Pese a esta apertura, la nueva Ley de Migración tiene algunas excepciones de “interés público” o de “defensa” y “seguridad nacional”, según ha anunciado el gobierno castrista. Estos “filtros”, se interpretaron en la isla, está vinculado al alto grado de profesionales que existen en Cuba y al posible éxodo, sobre todo, de médicos y deportistas.