3 formas de solucionar los problemas matrimoniales

Hace algunos años, durante una boda, escuché estos consejos. En ese momento no podía imaginar que estas recomendaciones salvarían mi matrimonio.

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elsalvador.com

Por Elitania Teresa Ruvalcaba Blancas

2016-04-13 8:00:00

1. Los trapos sucios se lavan en casa Nunca platiques tus problemas maritales a tus padres, amigas, o compañeros de trabajo. Eso es ser desleal. Es muy común que cuando la pareja está pasando por una crisis se recurra a los padres como primer recurso. Regresar a la casa paterna en busca de consuelo puede ser, a la larga, contraproducente.

El platicar con lujo de detalles las causas de rencillas con tus padres solamente creará un distanciamiento entre tu pareja y tu casa paterna, porque tomarán partido por ti. Toma en cuenta que con la reconciliación a ti se te olvidará cada incidente, cosa que a tus padres y familia se les quedará muy presente.

En cada episodio les darás las armas necesarias para estarte recriminando la elección que hiciste y abrirás la posibilidad de que cada vez que tengas algún problema, ellos te recuerden cada incidente anterior; bien dicen que los padres, y principalmente la madre, sirven “para echar más leña al fuego” en vez de tratar de conciliar la situación. Por eso, la recomendación es no involucrar a más personas en los problemas maritales.

2. Pedir consejo a otras parejas de toda tu confianza En alguna ocasión escuché que el solicitar a los nuevos esposos que sus padrinos sean parejas no es por capricho. La intención es que en épocas de crisis, se acerquen a ellos a pedir consejo y orientación. Los padrinos, al vivir ellos mismos una vida en pareja, en algún momento de su vida en común pudieron estar en una situación parecida y podrían decirles qué hicieron para resolver los problemas y diferencias. No habrá mejor consejo para la nueva pareja que el de otra que sepa lo que es el “estire y afloje” del matrimonio.

3. Encontrar el mejor momento y lugar para hablar Cuando se está enojado, se pueden decir muchas cosas de manera hiriente y ofensiva. De igual modo se pueden tener reacciones impulsivas que más adelante no se pueden corregir (como agarrar tus cosas e irte a casa de tus padres esperando que vayan detrás de ti y que eso no suceda). Los problemas de casa se quedan en casa. En momentos de cólera no es recomendable tratar de arreglar las situaciones en medio de gritos y descalificaciones.

Es mejor dar tiempo a ambas partes para tranquilizarse, pensar las cosas detenidamente con calma y serenidad. Siempre trata de ponerte en los zapatos del otro para entender sus razones y como personas maduras hablar de lo que provocó la disputa. Y no dejes para mañana lo que puedes hablar hoy. Las reacciones provocadas por el enojo son algo que tu pareja con el tiempo llegará a conocer y viceversa.

Es por esto que como parte de la convivencia, aprenderán a manejar estas situaciones, sabrán en qué momento y en qué lugar buscar la reconfortante reconciliación.