Una joya escondida entre cerros en La Paz

Un clima fresco y un ambiente lleno de neblina son la carta de presentación de San Miguel Tepezontes, un pequeño municipio del departamento de La Paz, rodeado de cerros, abundante vegetación y una vista envidiable al lago de Ilopango.

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elsalvador.com

Por ??scar Omar Portillo

2017-05-27 8:00:22

San Miguel Tepezontes, o como es nombrado en náhuatl “lugar de muchos cerros”, es ideal para el turista que busca todo en un solo lugar, pues con 46.24 km² reúne los elementos perfectos para un día lleno de aventuras.

El primer lugar a visitar es la Poza Verde, parte del Lago de Ilopango que entra en esa jurisdicción. La pureza del agua forma un perfecto espejo natural que refleja las nubes, generando un espectáculo.

A sus alrededores hay algunos comercios que venden todo tipo de productos y áreas verdes con asadores para que el turista pueda preparar sus alimentos con los manjares que el lago ofrece, pues por $1.75 se compra una libra de tilapia a los acuicultores de la zona.

Sin embargo, emprendedores tepezonteños también sorprenden a los visitantes con platillos peculiares. Entre sus especialidades está la tilapia al ajillo.

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La visita no está completa sin un viaje en lancha. Los locales ofrecen recorridos por un módico precio. En el trayecto se disfruta otro fenómeno singular, y es que ciertas partes del agua se tornan de color turquesa y dorado.

La Isla de Los Patos es parte del viaje, la cual es una porción de tierra rica en vegetación y como su nombre lo describe, la fauna dominante son esas aves. Ellas adornan las copas de los árboles y llenan los cielos con sus hermosos plumajes café y negro.
También es inevitable escuchar sus graznidos a medida la lancha se acerca.

La isla está rodeada de esculturas naturales hechas de roca. Los monolitos que están en los bordes han sido tallados naturalmente con el oleaje del lago.

Por otra parte, si el turista gusta de explorar nuevos lugares, la isla tiene un pequeño acceso y un sendero rústico para recorrerla y apreciar su belleza natural.

La siguiente parada es en un cerro, donde se encuentra la Cueva del Duende, en la que según los lugareños habita esa criatura fantástica, y mientras la persona se adentra a la caverna puede escuchar los sonidos de una piocha picando piedra.

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El tour a la Cueva del Duende es sólo para los más aventureros, pues requiere de un gran esfuerzo físico para llegar al lugar.

Los senderos a recorrer están acompañados de incontables árboles frutales; como mangos, naranjos, mandarinos, limoneros, matasanos, etc. Los frutos pueden tomarse sólo con alzar los brazos.

A pesar de que el trayecto es largo, durante todo el recorrido se aprecia en totalidad la extensión del Lago de Ilopango y todas sus islas, pues la altura del cerro permite tener esa vista panorámica.

Cultivos de tilapias en San Miguel Tepezontes.

La diversa fauna de la zona permite contemplar algunos reptiles, aves e insectos, como las mariposas multicolor que posan en algunos troncos.

Un concierto con los sonidos de la naturaleza se escucha en segundo plano, animando a los viajeros que se han adentrado en busca de ese lugar místico.

Luego de la caminata, un aperitivo no está de más, y es que San Miguel Tepezontes es famoso por sus tamales de Nixtapite, hechos a base de masa de maíz, alguashte y otros condimentos para dar sabor a la mezcla. El relleno es de pescado, en específico, tilapia que es cultivada en el lago. Otra característica de este tamal es que se envuelve en hojas de caña de Cristo, convirtiéndose en la insignia gastronómica del municipio.

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Las bebidas también forman parte de la identidad cultural del lugar, pues durante las fiestas patronales la chicha de arroz es clave, no obstante “la bebida del siglo XXI” fue inventada en San Miguel Tepezonte, aseguran los lugareños. Por otra parte, en 2012 Juana Pérez de Escobar creó el “Tepe Tepe”, un licor artesanal hecho de naranja, piña y cáscara de lima.

Su nombre está basado en honor al municipio, y desde la fecha se exporta a los cinco continentes. Según Pérez de Escobar se vende un aproximado de 2 mil botellas al año.