La bella y tumultuosa historia de Irlanda

???Daniel O´Connell enseñó a la mayoría de Católicos de Irlanda a considerarse como la nación de Irlanda???. J. C. Beckett. The Making of Modern Ireland: 1603-1923

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elsalvador.com

Por Katherine Miller Doctorado en Estudios Medievales y Renacentistas de UCLA.

2018-03-17 9:08:11

El 17 de marzo, Día de San Patricio, tal vez llegan a la mente las películas como Lo que el viento se llevó, Gánsters de Nueva York o Las cenizas de Ángela. O tal vez escritores famosos como Jonathan Swift, George Bernard Shaw, Oscar Wilde o Edmund Burke. La novela irlandesa más reconocida, Ulises de James Joyce, o el teatro de Samuel Becket vienen también a la mente. Actores como Liam Neeson o grupos de música rock y protesta, como los Corrs o Enya, del renacimiento céltico de reciente historia entre la juventud del norte de Europa, buscando sus raíces e identidades en las antiguas tribus de Europa.

Publicaciones académicas como Medieval Ireland (2018) de Clare Downham de la Universidad de Liverpool nos presentan imágenes y memorias prehistóricas y nostálgicas del comienzo de la bella y tumultuosa historia de la “Isla Esmeralda” en el mar del Norte que llegó a ser miles de años después, “El tigre céltico” de las décadas de los 1990 gracias al crecimiento astronómico de su economía.

Pero regresando a San Patricio, capturado y esclavizado por jefes militares británicos a finales del s. V d. C., quien se encargó de la cristianización de Irlanda, llegamos al año 660 y el monumental Sínodo de Whitby en Northumbria, convocado por la abadesa Hild de Whitby, en el cual se estableció la fórmula correcta para fijar la fecha de Pascua, dando autoridad a la iglesia de Roma y marginando la versión del cristianismo céltico, con sus ritos, liturgias y su consideración de las iglesias como portales al otro mundo. Este sínodo era el primer paso hacia la unificación de Europa Occidental. Pero el nacionalismo irlandés era tal que se demandó colocar la imagen de santa Brígida, santa patrona de Irlanda, a la par con la Virgen María en sus altares.

En el siglo VIII, comenzaron las redadas de los vikingos escandinavos contra las comunidades costeras y los monasterios de Irlanda. Posteriormente los vikingos feroces establecieron a Dublín como su sede para atacar a Inglaterra, Europa y hasta Sicilia. Este tumulto es descrito en la fabulosa novela Bizancio de Stephen Lawhead que documenta los esfuerzos de monjes célticos por viajar a Constantinopla para regalar una copia del Libro de Kells, con una portada cubierta de joyas, al Patriarca de la iglesia bizantina. Mientras tanto, las poblaciones de toda Europa oraban: “Dios nos salve de la furia de los hombres del Norte”.

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De los libros de contaduría que catalogaron los cobros de aduana de los siglos IX-XV, sabemos que Irlanda medieval exportó a Europa caballos, bueyes, vacas, ovejas, cerdos, sal, carne, mantequilla, queso, salmones, arenques, alumbre, carbón, maderas, hierro y miel de abeja.

Brincando al siglo XVII, durante el ambiente en que se dio la Guerra Civil en Inglaterra, debemos tomar nota de la llegada del Nuevo Ejército Modelo (New Model Army), ejército protestante bajo el mando de Cromwell, como Señor Protector de Inglaterra, enviado a Irlanda para no pagarles sus salarios después de su participación en la Guerra Civil y la ejecución del rey Carlos I, rey católico de Inglaterra.

Resulta que la invasión y ocupación de Irlanda por el New Model Army y su accionar brutal creó la caracterización de Cromwell como “El carnicero de católicos”. Es que Inglaterra durante ciclos temió posibles alianzas de Irlanda con Francia y España, ambos países católicos, porque los ingleses ya eran anglicanos (protestantes) separados de Roma por el rey Enrique VIII. Y la corona de Inglaterra tomó la iniciativa de regalar lo que no les pertenecía: tierras irlandesas a sus favoritos y lores ingleses. Esta última práctica llevó a los irlandeses (quienes eran católicos) a formar el “Ejército Católico”.

Durante la Revolución Gloriosa en Inglaterra, que quitó al rey Jaime II del trono en 1688, para evitar que un católico fuera rey de Inglaterra, muchos irlandeses emigraron a Francia, siguiendo a él, que se fue en busca de asilo en la corte de Louis IV en Versailles. Grandes números de estos irlandeses ingresaron en el ejército de Francia y eran conocidos como “gansos silvestres” por quienes Edmund Burke escribió el reconocido dicho político: “La única cosa que hace que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada”.

Entre 1695 y 1728 fueron promulgadas leyes inglesas para restringir la celebración del culto católico y excluir de puestos en el gobierno y el ejercicio profesional a los católicos, por medio de requerir un juramento en que tenían que denegar la doctrina católica de la transubstanciación y la adoración a la Virgen María y los santos.
Durante el período victoriano, cuando la reina Victoria estaba en el trono, el primer ministro de Inglaterra, William Pitt (1759-1806), argumentó en el Parlamento Inglés (que gobernaba a los irlandeses, pero donde ellos no tenían participación) que se debía efectuar la “emancipación católica”, que permitiera a los irlandeses tener curules en el parlamento. Pero los católicos en Inglaterra e Irlanda no pudieron votar hasta 1793.

En la zona rural, durante este mismo siglo, en la década de 1840, un hongo atacó las cosechas de papa —la única alimentación de los irlandeses pobres— y más de un millón murieron durante la hambruna. Millones optaron para emigrar a los Estados Unidos. Este período, durante el cual los ingleses no ayudaron a los irlandeses, se llama “The Hungry Forties” (La década de la hambruna de 1840).

1857 marcó el período de la Guerra en Crimea, el Motín en la India y la venida de la Guerra Civil en EE.UU., en que Inglaterra consideraba una alianza militar con la Confederación sureña. Fue también el período de los esfuerzos para “Home Rule” (que los irlandeses tuvieran su propio Parlamento). Surgieron ideas encontradas y distintas sobre quien debería gobernar a Irlanda, y entre 1891 y 1922  no hubo acuerdo sobre si rechazar o no todas formas de gobierno y ocupación de Gran Bretaña. Este fue conocido como “The Sovereignty Issue” (el asunto de la soberanía). El resultado era la partición de la isla entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, así como es hoy en día (M. Walsh. Bitter Freedom. Ireland in a Revolutionary World (2016)).
En estos tiempos veamos la construcción cultural y política de la nación irlandesa con la creación de un teatro nacional y la participación de escritores y poetas políticos como J.M. Synge (1871-1909) y William Butler Yeats (1865-1939). Se formó la organización Sinn Fíen, que, eventualmente se militarizó en la formación del IRA (Irish Republican Army), en 1916 efectuó la insurrección conocida como “The Easter Rising”, que fue reprimida por unidades de contrainsurgencia del ejército de Gran Bretaña, conocidos como los “Black and Tan” (por el color de sus uniformes).
En la década de 1990 se dio “The Troubles”, cuando el Parlamento de Irlanda del Norte fue suspendido e Inglaterra gobernaba Irlanda directamente desde Londres. En 1996, fue firmado un acuerdo de paz entre Irlanda e Inglaterra: The Good Friday Agreement (El Acuerdo de Viernes Santo).

La semana pasada de este año 2018, el negociador ante la Unión Europea anunció en los noticieros internacionales que se iba a presentar el borrador de los acuerdos para el Brexit. Eso afecta a Irlanda, que sigue dividida en dos países. Irlanda es una espina en las discusiones sobre Brexit por la frontera entre Irlanda del Norte y el resto de Irlanda, un asunto fuerte por el impacto de tarifas arancelarias y el transporte de materiales crudos si se deciden a favor de un “Hard Border” (frontera dura).
Es que Irlanda es la tierra del pasado medieval bello y tumultuoso de San Patricio que celebramos ayer, que es el Día Nacional de Irlanda, el 17 de marzo.

Irlanda es un poder económico, pero tal vez, tiene un significado mayor por su estética. Finalizamos con referencia a la famosa novela irlandesa de James Joyce, Ulises, en que, intercalado en un estilo de flujo de conciencia, con el Odiseo de Homero, visualizamos un hombre ordinario del siglo XX, un tal Leopold Bloom, en sus viajes, sus muchas dudas y esperanzas, por todo Dublin.