Roma occidental y Roma oriental en el medioevo

???No obstante los esfuerzos, con mucha determinación, de expertos desde los 1920s, el Imperio Bizantino todavía no es suficientemente apreciado o entendido en los países de Occidente. Este es parcialmente a causa de prejuicios chovinistas, que pesan grandemente a favor de los pequeños estados y federaciones germánicas de Roma Occidental, que se fragmentó en el siglo V a.C. Estos prejuicios ignoran el hecho de que el imperio que reinó desde Constantinopla fue infinitamente más poderoso, y fue, de hecho, el estado más importante, por mucho, en el mundo que quedaba al occidente de la India y de China. Esta situación es reflejada en el sistema educacional hoy, que casi no dice nada sobre el Imperio Bizantino. Nuestro prejuicio a favor del Occidente predominante???. Michael Grant. From Rome to Byzantium. The Fifth Century A.D. (Londres, 1998

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Por Katherine Miller. Doctorado en Estudios Medievales y Renacentistas de UCLA. Ha servido como Post-Doctoral Fellow en el Centro de Estudios Medievales y Renacentistas de UCLA

2018-02-17 6:00:52

En el año de Nuestro Señor, 395, el Emperador Theodosius I, en su lecho de muerte, dividió el Imperio Romano entre sus dos hijos menores:  Arcadio (edad 17) en Occidente, y Honorio (edad 10) en Oriente.  Desde este momento en adelante—hasta la desintegración administrativa y militar  del Imperio en el Occidente.—habían dos Imperios Romanos, distintos y separados  uno del otro.  En el Imperio Oriente de Roma, se hablaba griego, mientras que en el Imperio Occidental de Roma, se hablaba latín.

Ambos imperios eran cristianos, pero la característica de Bizantium no fue solamente su cristianismo (celebrado en sus concilios históricos) y las celebraciones inmensas en las iglesias grandes como Hagia Sofía. Ni fue lo más característico la intimidad doméstica de los íconos adorados en sus hogares.  

Ni fue su herencia que perduraba desde Grecia Antiguo y su sistema de educación.  Fue todo eso en combinación que conformó Bizancio.  Todo eso comenzó con la creación, después del siglo IV a.C. de la nueva capital:  Constantinopla, con sus monumentos y puertos,  con su comercio con el Oriente y su conexión con la legendaria Ruta de la Seda que comenzó en la China, pasaba por la India y El Levante, incluyendo Arabia Felix (ahora Yemen) en la boca del Mar Rojo hasta llegar a Constantinopla.  Obviamente, la historia de Constantinopla y el Imperio Bizantino es compleja y magnífica.  Y no  lo  veamos así porque no lo conocemos.  De hecho el estereotipo moderno de Bizancio–por falta de educación y, por  lo tanto, ignorancia–consiste en la imagen de un gobierno tiránico, controlado por hombres afeminados y cobardes además de eunucos corruptos y obsesionados con ritos sin sentido y una burocracia compleja e incomprensible.

El Oxford English Dictionary define la palabra “Bizantino” como una burocracia “caracterizada por sistemas excesivamente complicados involucrando una gran cantidad de detalle administrativo en combinación con procedimientos incomprensibles”. Así un ejemplo de los prejuicios occidentales con respecto al        Oriente y Byzantium.

 

Hagia Sofía, en la ciudad de Estambul, Turquía.

 

En la medida que las confederaciones de godos y tribus célticas (ostrogodos, visigodos, vandales, galos, y otros) comenzaron a pasar el Río Rhin e infiltrar y asimilar el Occidente, comenzaron una serie de disputas eclesiales, políticos, administrativos y teológicos entre el Oriente griego y el Occidente latino que crecieron durante siglos como producto de muchos factores, incluyendo el famoso Concilio de Nicaea (en el año 320) y el Concilio Niceno-Constantinopla (en el años 381):  cada uno habíá adoptado un credo distinto.  Y la situación degeneró y fue profundizado por disputas  eclesiales salvajes en que mucha sangre se derramó.

La fragmentación de la mitad Occidental del Imperio Romano produjo pequeños estados y federaciones (foederati) como vemos en personajes como Teodorico el Ostrogodo quien ejecutó el filósofo Boece, autor de La Consolación de la Filosofía, en Ravenna, en el año 525.  El Oriente y Occidente del Imperio romano—aunque ambos se identificaron como romanos—fueron administrados  en  maneras distintas, pero los hombres  de ambos imperios eran generales militares con poder real.

 

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Pero una fragmentación territorial en el Imperio romano del Oriente no  se dio.  Eso era en parte debido a su posición geográfica que lo ayudó a estar menos sujeto a presiones externas así como las tribus bárbaras en la mitad Occidenetal del Imperio romano.  Durante estos siglos, el Imperio romano Oriente no había sufrido daños  comparables a la fragmentación e invasiones que se dieron en el Occidente.  

Los Hunos causaron algunos daños menores, pero Bizancio no perdió territorio de consideración. Además, en la frontera Oriental existía el  territorio indivisible y poderoso de un estado coordinado:  Persia Sasanida, que amortiguó el  Imperio Romano de Oriente y su centro metropolitáno, Constantinopla.  Con eso, Constantinopla hasta deseaba una Persia fuerte en el Oriente para ayudar a bloquear y amortiguar Roma en el Oriente.

 

“Entre convulsiones abstractas y materiales, el Imperio Bizantino se formó.  Desde las migraciones, surgió intacto, cuando Europa quedó inundado”.

Byron.  The Byzantine Achievements:  An 330-1453, C.E. (2010)

 

Además de las disputas territoriales, tribales y raciales, las causas principales del cismo entre Oriente y Occidente fueron disputas sobre jurisdicciones, especialmente sobre la cuestión de la autoridad papal de Roma en Occidente versus la autoridad del patriarcal de Constantinopla.

La disputa principal por los siglos de los siglos fue la inserción de una cláusula en el Credo de Nicea en 1014.  Eso se denominaba el Filioque clause, que significaba “quien procede del Padre”, refiriendo a argumentaciones desastrosas y sangrientas en el debate sobre la naturaleza de Jesus Cristo.  El Concilio de Éfeso en el Oriente (en el año 431) prohibió la inserción de esta cláusula “no será permitido”.

Como vimos, se dio  una disputa muy violenta sobre la  naturaleza de Jesus Cristo y si Él era solamente divino (la posición de los Monofisitos) o si era de una naturaleza humana y divina, ambos (Diofisita).  Y en una relación cercana se dio la disputa sobre si María era  la Madre de Dios (Theotokos en griego) que fue oficial hasta el Concilio de  Éfeso en el Oriente.  La esencia de esta disputa era si Dios podía tener una madre, porque las madres dan órdenes a sus hijos.  La Vírgen María fue bajada de categoría en Occidente, pero, más tarde, en una disputatio (debate) en la Universidad de Paris (que respondió al Vaticano) entre los alumnos sobre si la Vírgen María manejaba las siete artes liberales, la determinación fue que sí, porque con estos ella cumplió con su papel de mediadora entre los humanos y su Hijo, Jesus Cristo.

La Iglesia Ortodoxa del Oriente en Constantinopla no mantiene la primacia del Papa en Roma sobre la Iglesia Oriental, pero, hasta hoy, considera que “es primero entre iguales”.  De hecho, en 867, Constantinopla excomulgó al Papa Nicolás I en Roma  y recchazó (y rechaza) la primacia papal en Roma.

 

La Basílica de San Pedro, ciudad del Vaticano, Roma.

 

¿Cómo se dio este hecho?

El día 16 de julio del año 1054, tres oficiales legados de la Iglesia Romana entraron a la Iglesia de la Hagia Sofia, durante la liturgia divina, y colocaron una Bula Papal de Excomulgación en el altar.  La Ciudad de Constantinopla irrumpió en disturbios.  La Bula Papal de Excomulgación fue quemada y los tres oficiales legados de Roma recibieron la anátema.  Enseguida Michael, Patriarca de Constantinopla (1043-1059) excomulgó por Bula Papal, al Papa León IX (1049-1054).

Hasta el día 29 de junio, 1995, el Papa Juan Pablo II de Roma, y el Patriarca Bartolomeo I de Constantinopla se reunieron en Rumania y ambos retiraron la excomulgación de uno al otro y concelebraron la Eucaristía juntos.

Y, desde la ruptura en el mundo cristiano que comenzó en el siglo V, ha habido dos Iglesias Católicas, productos de los dos imperios romanos.  Esta división continuaba durante todos los quince siglos hasta 2006 cuando Papa Benedicto XVI hizo una visita a Constantinopla para conformar una declaración conjunta con el Patriarca Bartolomeo I en lo que era en este entonces, Istanbul en Turquía—que había sido Constantinopla en Bizancio hasta 1453.

Así las cosas, nos compete estudiar Roma en el Oriente en Constantinopla, igual como Roma en Occidente en los Estados Papales en Italia.

Y que Dios tenga merced sobre nosotros.