Las esculturas de Roxana Castro remontan al pasado. Su muestra titulada “Puño de hierro, guante de seda” remite a la historia del grabado de China y el antiguo Egipto.
La artista, que recientemente presentó sus piezas en el Salón de Honor de Cancillería, sorprendió con su propuesta al convertir la lámina galvanizada en seductoras prendas de vestir.
Las esculturas de Castro destacaron por su peculiar proceso de elaboración: cada prenda fue realizada en lámina que pule, rotura y somete a la acción del ácido nítrico. Luego las cose con hilo metálico y las moldea con sus manos.
Dentro de las piezas que expone se encuentran: mantillas, corsés, chales, cuellos, manteles de mesa y delantales acicalados con esmerados seductores arabescos.
Para Mario Castrillo, curador de la muestra, las obras están llenas de historia y fueron trabajadas con muchas pasión.
“Estas láminas galvanizadas son un elemento que ha pasado desapercibido a gran número de artistas visuales. Muchos optan por el bronce, el estaño, el hierro o el cobre para su producción artística. Roxana trabaja con el acero sometido a procesos químicos producidos por el zinc, la temperatura y el oxígeno”, expresó Castrillo. “La muestra también es un homenaje a aquellas mujeres que con su trabajo y fortaleza sacan adelante el país. Para Roxana este fue un largo trabajo de investigación, es además historia”, agregó.
Para Roxana Castro la lámina siendo un material tan pobre puede convertirse en una joya. “Estampo la lámina como un encaje, una tira bordada o un brocado, la corto como un vestido, la calo, la perforo incorporándole elementos estéticos ligados a prendas de vestir femenina”, puntualizó