Dinora Alfaro: “Hacer teatro es una actitud de necedad”

Comenzó como un juego de niña y luego se convirtió en su pasión. Tiene más de 20 años de trayectoria

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elsalvador.com

Por Stanley Luna

2015-07-16 7:15:00

Ser artista en un país que no tiene una Ley de Cultura y cuyos artistas no tiene una acreditación que los reconozca como tal, es caminar cuesta arriba.
Pero nadie ha dicho que las oportunidades para formarse  en cualquiera de las ramas no se pueden buscar.
Dinora Alfaro es la actriz que el año pasado celebró  20 años de trayectoria sobre las tablas. Actualmente pertenece al grupo La Bocha Teatro, es directora de la compañía de teatro del Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE) y de la Universidad Salvadoreña Alberto Masferrer (USAM).
Llegar hasta donde  está es producto de haber asumido una actitud de necedad, de haber ido en contra de la corriente.
Esa necedad la impulsó a dejar sus estudios de periodismo en la Universidad de El Salvador (UES) por un año y medio, para  viajar con “Viva la Gente” (hoy, Gente que Avanza), un movimiento de artistas latinoamericanos. Con ellos hizo una gira por todo Centroamérica.
Para entonces, simultánea a su carrera universitaria formaba parte del elenco de teatro de la UES,  dirigido por René Lovo. Fue ahí donde conoció a estos artistas internacionales.
En su viaje, no solo aprendió de sus compañeros y maestros la parte de actuación, canto y baile, sino que documentó el trabajo que realizaban cada día   y  también aprendió sobre la gestión cultural.
“Cuando yo llegué donde mi papá y le dije que me quería ir y que iba a dejar los estudios, fue terrible. No me entendía, pero bueno, la verdad es que he tenido unos papás que me han apoyado en todas las locuras, aunque no lo han comprendido tanto”, reconoce la artista.
A “esas locuras” se refiere, por ejemplo, a la ocasión que tuvo que viajar con su mismo padre desde San Vicente -su ciudad natal- hasta San Salvador para buscar un bachillerato relacionado con actuación.
Había salido de noveno grado y desde pequeña había descubierto que lo suyo eran las artes escénicas. Entre risas recuerda que fue jugando como se dio cuenta de ello.
De su juego a la realidad
 A sus cinco años tuvo consciencia de la muerte y dentro del millón de cosas que quería hacer, establecía períodos de tiempos pensando  en qué momentos de su vida se dedicaría a ellas.  Entre sus opciones se encontraban el profesorado, la abogacía y ser aeromoza.
Pero Dinora encontró más diversión en participar en todos los eventos que realizaban en su escuela, además, jugaba con sus compañeras a actuar, “torturaba” a su familia presentándole shows y al estar más grande formó junto a otros jóvenes un grupo de teatro en San Vicente, donde realizaban diferentes presentaciones.
“Cada vez más el tema de la actuación y el de hacer personajes y el de meterme a la vida de otros y prestarle mi piel me fue conquistando”, dice la artista.
Entonces Alfaro viajó  a la capital  con su padre y no encontró lo que  buscaba. El Centro Nacional de Artes (Cenar) no le ofrecía un bachillerato de artes escénicas. Así que regresó a su ciudad y estudió bachillerato opción en físico-matemático, porque también le gustan los números.
El salto al mundo profesional
Con esperanzas de encontrar una mejor opción terminó su bachillerato. Le faltaba elegir la carrera universitaria y decidió estudiar  periodismo, teniendo en mente ingresar al elenco de teatro de su universidad. Ahí, en la UES, tuvo a su primer maestro, René Lovo.
Y sí, terminó su carrera, aunque  haya dejado en “stand by” sus estudios por viajar con “Viva la Gente”.
Fue también a su regreso a El Salvador cuando se encontró con  la Escuela Arte del Actor, dirigida por Filánder Funes, quien falleció este año a causa de un accidente, y decidió estar en ella.
“Para mí fue quien sentó mis bases profesionales y sistematizadas del teatro, quien me enseñó el respeto de la disciplina, yo debo agradecerle mucho a él”, describe su experiencia con  Filánder.
Y cómo ha de olvidar la vez que lo tuvo a él y a sus compañeros de la Escuela como público en   la que ella considera su primera actuación profesional, en 1998.
Dinora había preparado junto al grupo Sol del Río  un monólogo llamado  “El dulce y discreto encanto del matrimonio”, a pesar que Filánder le había dicho a sus alumnos que abandonaran los demás procesos de formación artístico que fueran ajenos a los de Arte del Actor.
Sin embargo, recibió buenas críticas sobre la presentación por parte de su maestro. “Recibí muy buenos consejos de él (Filánder) y también fue, creo yo, un punto de partida para que él me valorara en escena y viera mis fortalezas y viera también mis debilidades”, destaca.
Luego de este proceso de formación trabajó con Tatiana de la Ossa en proyecto El Círculo. En 2004 fueron invitados por el grupo La Bocha Teatro para hacer una coproducción. De la Ossa sería la directora y Alfaro una actriz en la obra “La otra estación”.
Desde entonces se quedó con este grupo, que se caracteriza por el humor negro de sus obras, porque según Alfaro, hizo clic con sus integrantes y también le gustó el hecho que no tuvieran un director fijo.
La artista, además, ha tenido la oportunidad realizar diferentes talleres en países como Panamá, donde estudió producción y gestión cultural; México, donde cursó un taller de actuación; y España, lugar en el que tuvo una gira como dramaturga con una obra que abordaba el tema de la migración y el racismo.
Es por ello que considera que siempre ha buscado las oportunidades para seguir creciendo como artista, y también, buscando a los maestros que ella ha querido tener.
A parte de Tatiana de la Ossa, Filánder Funes y René Lovo, la actriz reconoce que a lo largo de su carrera artística sus mentores han sido los argentinos Carlos Ianni y Arístides Vargas; la mexicana Marissa de León; los españoles    Vicente Leal y Charo Francés; y los salvadoreños André Guttfreund, Irvin Ramírez y Sonia Franco.
La artista salvadoreña señala que es necesario salir de El Salvador para seguir formándose como artista.
“Yo quisiera que no se tuviera que viajar a otro lado, y que además, se tuviera un reconocimiento del Ministerio de Educación.  Esto no es un pasatiempo”, agrega.
Sus personajes
“Eso es bien difícil y sí me la han preguntaba varias veces y algunas veces agarro uno y otro, cambio, pero cada uno es como viaje y cada personaje es como una vida”, responde al preguntarle cuál de los personajes que ha interpretado es su favorito.
 Pero el día de este  entrevista escogió a uno de sus favoritos: su papel de La alumna en la obra “La lección”, de Eugene Ionesco.