Las deudas políticas con la cultura

Promesas incumplidas. El ministerio, el Instituto Superior de Artes, la acreditación y la seguridad social para los artistas no se han materializado en el primer año de gestión de Salvador Sánchez Cerén

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elsalvador.com

Por Diandra Mejía Kevin Eduardo Salazar politica@eldiariodehoy.com

2015-05-31 7:00:00

A un año de gestión, Salvador Sánchez Cerén ha incumplido lo que prometió al gremio cultural desde su campaña: crear un ministerio que dé valor a la cultura que ha sido invisibilizada durante años.

El Consejo de Ministros acordó legalmente que el 1 de enero de 2015, la Secretaría de Cultura de la Presidencia (Secultura) se convertiría en ministerio, pero esa promesa aún esta cuesta arriba, porque el documento legal que lo oficializa no existe. Esto ha comenzado a generar malestar a los artistas que le dieron su voto de confianza. Este periódico quiso entrevistar al presidente Salvador Sánchez Cerén el 16 de enero pasado, pero su subsecretario de comunicaciones, Selso Antonio Rivera, aclaró tajantemente que “el presidente no da declaraciones”.

El segundo gobierno efemelenista puso al frente de la institución cultural a Ramón Rivas, quien al menos ha logrado ordenar el caos que heredó de su predecesora Ana Magdalena Granadino. El antropólogo inició su periodo deseando que su gestión sea “una cultura de entendimiento”.

Pero lo prometido en el Programa de Campaña Eje 9 del partido de izquierda no comulga con el Plan Quinquenal de la Nación. De acuerdo con este documento, el Objetivo 8 plantea tres grandes metas: Accesibilidad de bienes, productos y servicios culturales a 159 municipios, aumento del 60 % de visitas a museos y un incremento del 50 % de número de museos en el país.

“El Plan Quinquenal es una política de gobierno, ante esto no podemos darnos el lujo de equivocarnos en que esta Secretaría se convierta en un ministerio ineficiente”, manifestó Rivas.

Pero para ejecutar correctamente el Objetivo 8 se necesita de la ley de cultura y artes, cuyo anteproyecto sigue atascado en la Comisión de Educación de la Asamblea Legislativa desde 2012.

Lorena Peña, actual presidenta del Órgano Legislativo, reafirmó en su discurso de sesión solemne que dicha ley es una mora que tienen los diputados con el gremio cultura. Pero en entrevista publicada en la Revista Cultura 112 de noviembre de 2014 afirma que “el ministerio de cultura no necesita la ley para surgir, porque obedece a un decreto presidencial”.

Si esto fuese cierto, el funcionario Ramón Rivas no les hubiese solicitado a los medios de comunicación que divulguen que a él le urge la ley de cultura, declaraciones brin dadas durante el lanzamiento del nuevo número de dicha revista en enero pasado.

Peña también ha expresado que el presupuesto de la Secultura al convertirse en ministerio puede mejorarse. En el artículo 52 de dicho proyecto de ley se advierte que el Ministerio deberá recibir “al menos el 0.60 % del presupuesto en cada ejercicio fiscal”.

Esto significaría que la Secultura recibiría 29 millones de dólares, once más de lo que refleja su presupuesto actual de 18 millones, 741 mil, 948 dólares. Actualmente, el 75.7 % (14 millones 186 mil 618 dólares) de sus fondos son para remuneraciones a los empleados gubernamentales; 17.3 % (3 millones 244 mil 645 dólares) para gasto de funcionamiento; 1.1% (199 mil 755 dólares) en gastos financieros, impuestos, seguros contra todo riesgo y fianzas de fidelidad; un 5.9 % (un millón, 100 mil, 930 dólares) se van en trasferencias corrientes a Organizaciones No Gubernamentales (ONG), Casas de las Culturas, Membresías, Premio Nacional y Juegos Florales y el 0.1 % (10 mil dólares) para la compra de equipo y mobiliario.

“Tenemos conciencia de que la Secretaría tiene grandes necesidades, además hay que seguir trabajando en el Fondo Nacional Concursable para la Cultura y las Artes ( FONCCA), lo cual demanda recursos. Pero esa es la tarea justa del gobierno, ahí como FMLN ya no nos metemos”, enfatizó Peña en su entrevista.

La propuesta entró en conflicto cuando Sánchez Cerén ejecutó su plan de ahorro gubernamental, ordenando a los ministros abstenerse en solicitar refuerzos presupuestarios, así como la contratación de personal.

Sin embargo, la asesora cultural del secretario Rivas, Eunice Payés, fue contratada después de haber entrado en vigencia el decreto ejecutivo de austeridad No. 49, en el que se lee: “se suspenden los incrementos de salarios y la creación de plazas de cualquier sistema de pago, así como la autorización de nombramientos y contratación en plazas que se encuentren vacantes (numeral 4)”. El Sindicato de Trabajadores de la Secretaría de Cultura de la Presidencia (Sitrasec) denunció la contratación y que su salario era de dos mil dólares.

“Aquí le abrieron una plaza a Payés, congelando tres plazas vacantes en el interior de la Secultura. Ambas acciones, la creación de su puesto y el uso de fondos de las plazas congeladas, entran en discordia con las nuevas disposiciones obligatorias”, aseveró Basilio Ayala, dirigente de Sitrasec, en su oportunidad.

Payés ganó protagonismo durante la campaña política, pues coordinó los encuentros entre artistas e intelectuales y el FMLN, para hacer consultas en materia cultural durante 2013 e inicios de 2014.

Su nombre resonaba para ocupar una alta jerarquía en la Secultura. EDH trató de conversar con la bailarina pero siempre respondía “soliciten una entrevista por medio de comunicaciones y platicamos”.

El 23 de septiembre, Sitrasec le cerró la oficina y rotularon la puerta, diciendo “Payés vete al Cenar (Centro Nacional de Artes), Aquí no te queremos”.

Semanas antes, el mismo sindicato había llamado a conferencia de prensa para denunciar la injerencia de funcionarios que pueden obstaculizar el trabajo que Rivas desea efectuar.

Inconformidad

El Movimiento de Artistas Independientes (MAI) ha criticado duramente a las Autoridades por incumplir las promesas de campaña: el Instituto Superior de Artes (Isar), el régimen de seguridad social, la acreditación y el Fondo Nacional Concursable.

La Creación del ISAR está materializándose en papel. La encargada de darle vida era Breni Cuenca, quien se ha retirado del gabinete cultural. Actualmente el proyecto está en manos del reconocido pintor César Menéndez.

“Aún no debería publicitarse el ISAR, porque conozco a mis colegas y sé que querrán respuestas sobre el trabajo. Por el momento puedo informar sobre el proceso de formulación del instituto. Pero pido que lo veamos como un proyecto que le dará a la nación más riqueza y apoyo a los artistas”, declaró Menéndez.

Ante la falta de la ley de cultura que le dé autonomía al Isar la creación de este centro de estudios debe regirse bajo la vigente Ley de Educación Superior.

Los fondos con los que Menéndez está trabajando los consiguió Lorena Peña en la Comisión de Hacienda. La evidencia está registrada en el dictamen 359, donde le otorgaba un millón 479 mil 968 dólares extra a Secultura y se acordó que 400 mil dólares serían ocupados para la formulación de la academia.

Según Menéndez, el Isar no está autorizado ni reconocido como un centro de formación profesional que acredite (a través de los títulos de licenciaturas, maestrías ni doctorados) a los artistas, pues el Ministerio de Educación (Mined) exige tiempos de estudio.

En ese primer año de gobierno, el gabinete cultural de Rivas ha sufrido bajas. La exdirectora nacional de Espacios y Artes, Tatiana de la Ossa renunció a su puesto.

Según sus declaraciones al periódico digital elfaro.net, afirmó que “la silla del Secretario de Cultura está maldita: la gente llega y parece perder el norte”.

Ahora el artista Augusto Crespín ocupa el cargo de ella.

Otro de los funcionarios que imitó los pasos de De la Ossa fue el antropólogo Wolfgang Effenberger López, quien renunció sin dar explicaciones como director de Patrimonio. Ahora lo sustituye el arqueólogo Marlon Escamilla.

“Honestamente, no sabemos las razones por las que renunció, porque fue sorpresa para todos. Un día antes me cuenta su secretaria que se mostró un poco nervioso, como desesperado y al día siguiente no esperó que nadie estuviera ahí. A mí la carta de renuncia me la dejó…”, comentó Rivas.

Ante este panorama incierto, ¿qué sucederá con la confianza que recuperó la Secultura con los artistas? ¿Nacerá la ley de cultura y artes ? ¿De dónde saldrá el fondo que le dará vida al ministerio? ¿Tendrá planes precisos y una política de acción que dejen un legado al concluir el quinquenio?

Estas interrogantes aún permanecen entre los artistas y se desconoce hasta cuándo obtendrán respuesta.