Salvador Dalí fue y seguirá siendo el rey del surrealismo, ese movimiento literario y artístico que surgió en Francia en los años 20, que busca trascender lo real a partir del impulso imaginario e irracional.
El artista de Figueres, España, logró trascender desde la pintura, la escultura, la escenografía, la publicidad y el cine. Hoy, El Salvador podrá deslumbrarse con una de las facetas desconocidas del genio: la ilustración y el grabado.
El Centro Cultural de España, con la colección de la Fundación Universitaria Iberoamericana (Funiber), expone dos series de grabados de Dalí: “Los sueños caprichosos de Pantagruel” y “Las cenas de gala”. En éstas se descubre su obsesión por el detalle y la representación iconográfica muy personal, cargada de sátira y crítica social.
El profesional a cargo de determinó el valor estético de la muestra fue el comisionado e investigador de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), Federico Fernández Diez.
“Los Sueños Caprichosos de Pantagruel son 25 litografías de Dalí, quien toma el título de la edición ilustrada por François Despréz, editada por el librero y bibliófilo francés Richard Breton en 1565, Les Songes Drolatiques de Pantagruel, de cuyas 120 ilustraciones, Dalí toma 25. Los grabados de Despréz fueron reeditados en el año 1823-26 por Dabilon en París y comentadas por Charles Esmangart y Loi Johanneau”, explicó Diez.
Mientras que las “Cenas de Gala” son 12 láminas que Dalí elaboró con la colaboración de los cocineros del Maxins. “El artista desarrolla mediante un sistema similar al fotomontaje imágenes de gran fantasía e imaginación a partir de los platos diseñados con los cocineros que Dalí convierte en muestras singulares de su surrealismo más ortodoxo”, agregó. “Dalí se basa en la creación de otros artistas, inconformistas como él y maestros de la sátira y de la crítica social para reflejar una cena de gala en el restaurante Maxim’s de París”.