El cine latinoamericano recibió el reconocimiento de la crítica en el Festival de Cannes que premió a Argentina y Colombia, como la mejor película y el filme revelación, respectivamente.
La Semana de la Crítica, sección independiente del festival dedicada a trabajos que se ubican en los márgenes del séptimo arte, distinguió a “Paulina (La Patota)”, del argentino Santiago Mitre, con el gran premio del jurado, su más alto galardón.
La actriz Dolores Fonzi ofrece en esta película una actuación consagratoria al encarnar a la compleja Paulina, una mujer dispuesta a llevar al límite sus convicciones ante la incomprensión del mundo que la rodea.
El jurado de esta sección independiente del Festival, presidido por la actriz y directora israelí Ronit Elkabetz, reconoció esta historia por “la originalidad de su tema y su mirada sin concesiones”.
En una intervención en vídeo desde Buenos Aires, Mitre agradeció el “gran honor” de recibir el premio y destacó la labor de los actores del filme, especialmente de su protagonista, Fonzi, “corazón, alma y cuerpo de Paulina”.
“Paulina no sería nada si Dolores no se hubiera comprometido así con ella”, señaló.
La protagonista es una abogada que decide dejarlo todo para ser maestra rural en la provincia argentina de Misiones, donde tendrá que enfrentarse a grandes obstáculos que pondrán a prueba sus ideales y le exigirán defenderlos con su propio cuerpo.
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La coproductora de la película -en la que participaron Argentina, Brasil y Francia-, Agustín Llambi Campbell, explicó a Efe tras recoger el premio que Fonzi fue “la protagonista soñada que todo director y todo productor quiere tener, y se entregó desde un año antes ensayando y rompiéndose el lomo.
“La Patota”, como se llamará en Argentina, se estrenará el próximo 18 de junio, en Francia se llamará “Paulina”.
Por su parte, “La tierra y la sombra”, del colombiano César Acevedo, fue premiada como la revelación del certamen, casi a las lágrimas a uno de los miembros del jurado y director de fotografía de David Cronenberg, Peter Suschitzky.
El lirismo y la enorme potencia emocional de un relato sencillo y austero, situado en el valle del Cauca colombiano, cautivaron a Suschitzky y al resto del jurado, que se mostró “seducido por su poesía” y que aplaudió su “fusión entre contenido y forma”. “Se trata de un tipo de cine que busco constantemente y difícilmente encuentro”, dijo Suschitzky antes de entregar el premio. —EFE