Marito Rivera: “Soy un artista del pueblo”

El cantante salvadoreño posee décadas de experiencia musical y busca dejar un aporte importante en la historia nacional para los artistas venideros

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elsalvador.com

Por Elis Silva @atilita

2015-05-06 7:00:00

Sin duda alguna el nombre de Marito Rivera está grabado en la historia de la industria musical salvadoreña. Por años, sus canciones son infaltables en las fiestas, y sus conciertos siempre están a reventar.

En esta entrevista, el músico revela detalles de su vida y el cómo ha logrado mantenerse entre los más aplaudidos, tras décadas de trabajo.

¿Cómo inició en la escena?

—Todo comenzó cuando era un niñito de más o menos cuatro o cinco años. Allá por 1970, mi papá me vio actitud para la música y me puso un maestro… ya manejaba un repertorio bonito de más de 25 canciones cuando él lanzó su orquesta… la canción que tuvo más fuerza fue “Mamita, yo no quiero un hermanito”.

¿Su padre era artista?

—Él era músico, pero lo hacía más que todo por hobby. Él tenía muchos amigos que se acercaban al estudio de ensayo y hacían música, y yo, muy inquieto, me gustaba verlos. Así me fui incorporando y vieron que tenía el deseo de meterme a la música.

¿Cantaba canciones originales o covers?

—Mi papá me ponía las canciones y yo las memorizaba (ríe). Me daba temas que se podían apegar a mí… totalmente infantiles. Aún muchas personas las recuerdan como el sello de Marito Rivera en su etapa de niño.

¿Siempre se ha dedicado por completo a la música?

—Me siento muy orgulloso y lo digo, que yo he dependido quizá un 98 % de la música. Mi familia, mi padre y mi madre, fueron gente de negocios aunque venimos de un lugar humilde en San Miguel… pero la música para mí, siempre lo he dicho, antes, en la actualidad y así será siempre, es el patrimonio primordial de Marito Rivera.

¿Cómo fue su transición de niño a adolescente sobre los escenarios del país?

—Fue a los 12 años… en la época cuando sólo se llamó Grupo Bravo. Durante el lapso que cambió de nombre y salí del país, al regresar fue que fusionamos el nombre de Marito Rivera y su Grupo Bravo.

¿Por qué salió del país?

—Estuve en Brasil, en un conservatorio, e hice un curso de música clásica y semiclásica que me ayudó bastante, porque conocí otras tendencias, cualquier cosa que se aprende se puede aplicar. También hice un técnico en administración de empresas en Brasil, y aproveché ese año y medio para estudiar música.

¿Aprendió portugués?

—Era obligación hablar portugués. A a los tres meses ya lo estaba hablando bastante.

¿Qué hizo al regresar?

—Vine con el ideal de que el grupo saliera de San Miguel y se diera a conocer a nivel nacional. Allá por el 85 u 86 grabé “Ven a bailar conmigo”… la canción nos pegó, fue nuestra primera canción tropical.

¿Qué músicos han pertenecido a su grupo y han forjado una trayectoria artística después de estar en Bravo?

—Varios, una cantidad grande, pero en la etapa más adulta, más consciente, Juan José Ramírez, Fredy Zelada, Max Martínez, Douglas Canizález, etc. Más que todo cantantes, como el caso de mi hermana Elena Rivera, ícono del género tropical, nosotros la apoyamos siempre, es muy profesional y hoy está mejor, lo está haciendo de mejor manera.

Su descendencia sigue con la tradición…

—Mi hijo Marito ya está trabajando… dentro de poco quizá lance su propia producción con su propio grupo. Lo estoy acuerpando, aunque él no deja el grupo porque se está fogueando. También tengo un niño de 11 años, Anthony, que está tocando superbien el piano… a Estela le gustó cantar siendo niña, hoy le gusta dibujar… la intención es que no termine aquí “la furia”.

¿Cómo se autodescribe?

—Tranquilo. Me gusta ser amigable, cuando voy a un lugar me gusta hacer amigos. Soy un artista del pueblo, y aunque tocamos para cualquier tipo de eventos, así me considero. Tengo un hogar, no he tenido más, no he andado pimponeando (ríe). Tengo tres hijos y mi mentalidad es que, al final, ellos sean grandes y estar orgulloso de ellos.

Como juez de “El número uno kids”, ¿Ve reflejada su infancia en ellos?

—Veo y me doy cuenta que hay muchas cosas que son parecidas, los papás siempre están a la par de ellos, igual que mis papás, acá se les exige, a mí también…

¿Tiene alguna canción favorita de su repertorio?

—La que más me gusta es “Amiga”, también “Contigo mujer basta y sobra”, porque sin querer fueron de lo mejor de Marito Rivera… porque cuando uno hace una canción no sabe cómo va quedar… es de poner el corazón en la mesa, empezar a componer y tratar de que las grabaciones queden lo mejor posible.

¿Cuál ha sido el momento más difícil de su carrera?

—Cuando nos reunió mi papá y dijo: ‘mirá la situación económica está bien difícil, tienen que ver la forma de cómo generar más’. Yo le dije: ‘papá voy a hacer pegar al grupo’. Comenzó todo a mejorar por “Ven a bailar conmigo”… creo que fue una forma de motivar, para ponerse las pilas.

¿Y el mejor momento?

—Como artista, el mejor regalo es que la gente cante mis canciones, que al aparecer en escena griten… y que me sigan contratando, es la manera de decir que estamos vigentes, llevo unos 15 años sin parar de producir temas.

¿Considera que en El Salvador se puede vivir trabajando en la música?

—Sí, pero hay que ser perseverante y organizado, si no hay perseverancia, no te vas a dar cuenta si más adelante tienes éxito… hay que buscar el apoyo de la familia.

¿Está dejando un aporte?

—Creo que sí, se ha hecho todo lo posible por hacer las cosas bien y ojalá la historia al final diga, ‘sí hizo un aporte’.

¿Tiene nuevo tema?

—”Mujer salvadoreña”, la cantamos con mucho respeto, los invito a cantarla.