Aniceto Molina, rey de la “Cumbia Sampuesana”

El músico colombiano, cuya carrera transcendió fronteras con su ingenio artístico, dejó un legado cultural en la música de la tierra cuscatleca

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elsalvador.com

Por Elis Silva/ Osmín Monge/ Kevin Eduardo Salazar escena@eldiariodehoy.com

2015-03-31 7:00:00

El hijo pródigo de El Salvador será enterrado en su pueblo El Campano, ubicado en el departamento de Córdoba, en la Costa Norte de Colombia.

El Diario de Hoy conversó por vía telefónica con Johnny Molina, quien reafirmó que “él quería ser enterrado al lado de sus padres y abuelos”.

“Siempre decía que no quería una gran ceremonia, pero como familia sabemos del cariño del público y queremos compartirlo con ustedes”, aseguró su hijo.

Aún no hay fecha del sepelio. Los Molina esperan la autopsia que se está realizando en el University Hospital para prepararlo y darle el último adiós.

“Mantendremos informados a todos por las redes sociales, proporcionando fotos y detalles. Todos tendrán acceso a él”, puntualizó Johnny.

Aniceto Molina siempre hizo honor a uno de los títulos que le otorgaron sus seguidores el “Embajador de la Cumbia”.

Ante el comunicado del deceso, la familia agradeció a los seguidores sus oraciones. Estos respondieron con una ola de comentarios positivos para los Molina.

“Muchos en El Salvador estamos tristes por su partida. Descansa en Paz Tigre, tu música nunca morirá y seguirá alegrándonos por siempre”, escribió Gloria Idalia Amaya, una de miles de fans.

Al mismo tiempo, los seguidores reafirmaron que Aniceto será el hijo meritísimo de la tierra cuscatleca.

Fama y humildad

El intérprete de “El año viejo” y “La Cumbia Sampuesana” vio la luz el 17 abril de 1939 en El Campano. Fue el sexto hijo de Aurora Aguirre y Miguel Molina.

El colombiano creció trabajando duro en el campo, pero en su adolescencia se contagió de la inquietud musical gracias a su hermano mayor Anastasio.

El sueño era conseguir un acordeón y amenizar con él en las fiestas. Su hermano le cumplió sus sueños. A los doce años de edad, Aniceto aprendió a tocar el acordeón sin maestro alguno.

Allí empezó la odisea de su vida artística. Sus primeros pasos lo llevó a integrarse a la agrupación de Aníbal Velásquez, de quien aprendió muchos secretos del acordeón.

Y sus años en Valledupar (ciudad de los Santos Reyes en Colombia) se empapó de la música de las leyendas de su país: Emiliano Zuleta Baquero, compositor de “La gota fría” y el acordeones Nicolás “Colacho” Mendoza.

El primer éxito musical de Molina fue “Así soy yo”, canción que le valió el contrato como artista exclusivo de Codiscos.

Después pasaría a Los Corraleros, agrupación de Discos Fuentes, y en una gira musical por México en 1973, año que decidió quedarse allí y continuar con su carrera haciendo la música de sus raíces en el exterior.

El mundo lo comenzó a llamar “El Tigre Sabanero” cuando se impulsó como solista a los 18 años.

Fue en tierra azteca donde él cosechó algunos de sus éxitos: “Josefina”, “La Burrita”, “Perro con Rabia”, “Carmencita”, “Apartamento 3”, “La Gorra”, “La Burra Tuerta”, entre otros cumbiones.

En 1984, Aniceto emigró a los Estados Unidos, asentándose en n la Ciudad de San Antonio, Texas, lugar donde residió hasta sus 76 años.

Desde entonces, realizó inmumerables giras en Canadá, México, Centroamérica y América del Sur, donde llevó alegría a muchos latinoamericanos.

Por lo tanto, la cumbia no podía faltar n ninguna fiesta patronal en todos los 262 municipios de El Salvador.

“El Tigre Sabanero” se había ganado el corazón de muchas generaciones salvadoreñas.

El prolìfico cumbiambero le ha dedicado varias de sus canciones al Señoría de Cuscatlán como: “El Garrobero”, “El Peluquero Salvatrucha”, “La mariscada” y más.

Pasó décadas sin volver a presentarse en las tierras de Colón, mientras lo aclamaban en otros escenarios, pero en entrevistas a medios centroamericanos declaraba que visitaba con frecuencia el país, siempre por asuntos personales.

Hasta llegó a anunciar su retiro en el 2008, con la idea de regresar a El Campano, pero siguió tocando y haciendo giras en el exterior.

El historial clínico de Molina “fue complicado”. El 5 de agosto de 2013, los médicos lo mandaron de reposo por cuatro meses, después de su intervención quirúrgica por problemas de corazón.

Mientras que durante los primeros meses de 2015 luchó contra una bacteria pulmonar que lo llevó a estar conectado a un respirador artificial. Murió el 30 de marzo por un infarto respiratorio.

Por el momento, sus restos serán velados en San Antonio Texas.