Benedict Cumberbatch descifra el enigma del éxito

Tras acumular buenas críticas, el camaleón más británico ha sido nominado al ??scar en la categoría de Mejor Actor por su papel en la cinta 'The Imitation Game'. El actor que personifica a Sherlock en la serie británica ya suma 26 premios y 57 nominaciones a lo largo de su carrera

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elsalvador.com

Por The New York Times S. escena@eldiariodehoy.com

2015-01-27 12:00:00

Con su amplia frente y sus altos pómulos, Benedict Cumberbatch ha sido comparado [y no es muy disparatado especialmente si lo vemos en “August: Osage County” (2013)]con una nutria y con Sid el Perezoso de la película animada “Ice Age” (2002).

Él también es dueño de una de esas voces británicas estruendosas y aterciopeladas que son capaces de revitalizar y animar el diálogo, perfectamente articuladas, a velocidad del rayo. Él puede hablar más rápido de lo que la mayoría de la gente puede pensar.

A fin de cuentas, todos estos talentos (la gran sesera, la lengua rápida, la pronunciación de clase alta) le han permitido labrarse una reputación interpretando a personajes que son muy brillantes, pero no del todo comunes.

El más famoso de ellos es sin duda el de Sherlock Holmes, en la serie de la BBC “Sherlock”, una versión moderna del legendario detective, en la que los creadores, Mark Gatiss y Steven Moffat, lo presentan como un sociópata aburrido pero altamente funcional, sin idea de lo que son las emociones humanas. Cumberbatch desgrana esas célebres deducciones holmesianas prácticamente a velocidad de la luz.

También ha caracterizado a Khan, el terrorista genéticamente modificado en “Star Trek Into Darkness”, para el cual su voz sepulcral y enunciación rápida y cuidadosa eran un reflejo de maldad.

Al parecer, retorciéndose en su propia piel, Cumberbatch fue también Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, en “The Fifth Estate” (2013).

Para este personaje, el acento del actor fue australiano, no británico y Cumberbatch, ahí, se parece más a David Bowie que a Sid el Perezoso.

En “The Imitation Game”, actualmente en cartelera mundial, él encarna a Alan Turing, el torpe y excéntrico genio británico que colaboró para descifrar el código Enigma de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, pero que después fue perseguido por su propio gobierno tras reconocer su homosexualidad.

Por ello, habría sido obligado a someterse a una castración química y se dice que su muerte, en 1954, fue suicidio.

El Turing de Cumberbatch no habla rápido. De hecho, tartamudea un poco, como si el cerebro le estuviera zumbando a demasiada velocidad, pero es brillante y en ocasiones acerbo. Su interpretación es tan conmovedora y afectuosa que lo ha puesto prácticamente en todas las listas de candidatos al Óscar.

“La cuestión con Benedict es que no lo podemos encajonar”, señaló recientemente Mortem Tyldum, director de – “The Imitation Game”. “Él tiene muchas capas, tal como el personaje”.

Una voz ingeniosa

En noviembre pasado, Cumberbatch se tomó dos días libres de la filmación de “Richard III” —dentro del ciclo de obras de Shakespeare de la BBC llamado “The Hollow Crown”—, para dedicarlos a la promoción obligatoria de “The Imitation Game”, saliendo de gira, dando entrevistas, acudiendo a sesiones fotográficas. También apareció con Jon Stewart en “The Daily Show” y en “Late Night with Jimmy Fallon”.

En un restaurante del centro, por la tarde, la voz ocasionalmente bajaba y se hundía en un tono bajo parejo, como si se estuviera quedando sin pilas.

Sin embargo, Cumberbatch en persona es gracioso e ingenioso… Y se anima al hablar de Turing, un personaje por el que tiene opiniones muy claras. A la fecha, gesticula al hablar del trato que le dio el gobierno británico.

“Siempre me preguntan cuál ha sido el trabajo más difícil que he hecho”, señala. “Yo siempre digo que es el trabajo que esté haciendo en esos momentos. Pero hay trabajos que en verdad me tocan una fibra o se relacionan de algún modo conmigo y, en el caso de Turing, sentía esa urgencia. Esa fue una de las principales razones por las que acepté el papel, para que la gente supiera quién había sido este hombre y qué le había sucedido; qué había logrado y cuánta importancia tiene para nosotros en la actualidad. Es un papel extraordinario, un excelente desafío para cualquier actor, pero, al mismo tiempo, no podríamos pedir una empresa más noble”.

Cumberbatch agrega que hacerle publicidad a la película de hecho fue todo un placer.

“No me importa en lo más mínimo decir que él fue un hombre hermoso”, explica.

Cumberbatch no está seguro de tener la reputación de ser encasillado en papeles de personas muy inteligentes.

“Si eso es verdad, no es ningún mal destino”, asegura el talentoso actor, “pero no creo que sea así”.

Señala que él fue el primer ministro William Pitt en “Amazing Grace” (2006) y el dueño de una plantación en “12 Years a Slave” (2013). Pudo haber agregado que fue un tenebroso fabricante de dulces en “Atonement” (2007), un agente secreto gay en “Tinker, Tailor, Soldier, Spy” (2011) y un oficial de caballería durante la Primera Guerra Mundial en “War Horse” (2011) de Steven Spielberg.

Mucha gente ha comparado a Turing con Sherlock Holmes, admite Cumberbatch —los dos son brillantes, especialmente en el razonamiento deductivo, y tienen deficiencias en su trato con la gente—, pero él piensa que la conexión más profunda es entre Turing y Christopher Tiet jens, el personaje que interpretó en “Parade’s End” (2012), la miniserie en cinco partes que hizo la BBC en 2012, adaptando una serie de novelas de “Ford Madox Ford”. Basado vagamente en el mismo Ford, Tietjens es un estirado aristócrata de York shire que se aferra a los valores eduardianos en vísperas de la Primera Guerra Mundial. De él se decía que era el hombre más inteligente de Londres, pero, al igual que Turing, es torpe y farfullante al tratar con la gente.

“Él es un hombre brillante, arrogante ante la ineptitud y las ‘indiscreciones’ morales”, explica Cumberbatch. “Vive en una era muy hipócrita y está desfasado respecto de su propio tiempo. Eso se aplica también a Turing”.

Él insistió en restarle importancia a la torpeza social de esos dos hombres, revela el actor.

“Personajes que realmente nos interesen, que reflejen una verdadera complejidad” … comenta y hace una pausa. “Quizá estoy hablando de mí mismo más de lo que debería, pero parece demasiado simplista hablar de ellos solo en términos de su habilidad o de su torpeza social. Creo que es porque fueron extraordinarios, porque respiraron un aire ligeramente más rarificado, por eso fueron notables y, por lo tanto, distintos. Pero me siguen pareciendo empáticos, me puedo identificar con ellos y, a fin de cuentas, son inspiradores”.

Dotes histriónicas

En muchos sentidos, “Sherlock”, que debutó en 2010 y ahora se ha convertido en la serie de mayor audiencia en la televisión británica, fue el evento que transformó la carrera de Cumberbatch. Lo convirtió de un actor de reparto como cualquier otro, conocido más que nada por su trabajo en las tablas y por las películas para la televisión, en un rompecorazones perseguido por un tropel de aguerridas admiradoras que se hacen llamar las “Cumberbitch”. Una de ellas incluso publicó un poema sobre él en “The London Review of Books”.

Aun así, Cumberbatch voló por debajo del radar por algún tiempo. Antes de contratarlo para “War Horse”, Spielberg nunca había visto “Sherlock”. Tampoco lo habían visto Tyldum o Steve McQueen, que lo dirigió en “12 Years a Slave”. John Wells, que dirigió “August: Osage County,” le dio a Cumberbatch el papel del necesitado y vulnerable pequeño Charles —diametralmente opuesto a esos cerebritos egocéntricos— cuando el actor le envió una prueba en video grabada por él mismo en su teléfono celular.

Susana White, que dirigió “Parade’s End,” sigue siendo amiga —y admiradora— de Cumberbatch. “Él tiene una energía ilimitada”, dijo en entrevista por separado. “No deja de ir y venir y tiene una habilidad muy pura para habitar el espíritu del personaje”.

Cuando va a cualquier parte con Cumberbatch, agrega White, la multitud los rodea. “Él no es un ídolo de matiné —no tiene ese aspecto—, pero la gente lo adora. Todo mundo lo adora: Desde mi hija adolescente hasta mi mamá, que es nonagenaria. Se volvió famoso de la noche a la mañana”.

Él es tan convincente al interpretar británicos estirados y de buena cuna que podemos perdonar a quien piense que él es uno de ellos. De hecho, Cumberbatch —que recientemente anunció su compromiso con la directora Sophie Hunter a la manera tradicional y gentil, con un anuncio en The Times de Londres— es hijo de actores, Wanda Vent ham y Timothy Carlton, que se cambió el nombre pues pensó que nadie contrataría a un actor llamado Cumberbatch.

Ahora de más de 70 años, los dos siguen actuando —incluso interpretaron a los padres de su hijo en “Sherlock”— aunque ellos tenían en mente otro tipo de vida para su hijo. Por ello, y con enormes sacrificios, lo enviaron a Harrow, uno de los internados más refinados de Inglaterra.

“Mis padres trataron de darme una educación que me permitiera tener las oportunidades más extraordinarios”, explica Cumberbatch.

“Sí coqueteé mucho tiempo con la idea de ser abogado. Pero después vi que ser abogado es una profesión tan precaria como la del actor”.