Despiden a ??scar de la Renta en Nueva York

Ayer fue el funeral privado del diseñador dominicano, en la iglesia San Ignacio de Loyola de Nueva York Familiares, personalidades de diversos ámbitos y sus empleados asistieron a la ceremonia

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elsalvador.com

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2014-11-03 12:00:00

Familiares de Óscar de la Renta, personalidades como Hillary Clinton y Henry Kissinger, diseñadores, artistas, políticos y empleados del fenecido icono de la moda abarrotaron ayer la centenaria iglesia San Ignacio de Loyola de Nueva York para asistir a un servicio religioso privado en su honor.

“Fue un servicio muy solemne con su familia y líderes mundiales donde se destacó que no simplemente era una figura de la moda y Nueva York, sino del mundo entero”, dijo el senador estatal de Nueva York de origen dominicano Adriano Espaillat, amigo de De la Renta.

De la Renta, también dominicano, murió el pasado 20 de octubre, a los 82 años, al perder su batalla contra el cáncer y su familia consideraba la posibilidad de la cremación, pero hasta el momento han mantenido silencio al respecto.

Entre los que acompañaron ayer a la familia del famoso modisto en la iglesia figuraron Chelsea Clinton y su marido; Anna Wintour, directora de Vogue; la periodista Bárbara Walters; el cantante Julio Iglesias, así como los diseñadores Valentino, Diane von Furstenberg, Donna Karan, Vera Wang, Ralph Lauren, Tommy Hilfiger y el actor Hugh Jackman, entre otros.

La exsecretaria de estado estadounidense Hillary Clinton y el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, así como Moisés de la Renta, hijo del premiado diseñador que construyó un impero de la moda, participaron en las lecturas durante el servicio, que duró cerca de una hora, tras lo cual, su viuda Annette y el hijo del diseñador fueron los primeros en salir y alejarse en uno de varios vehículos que poco antes se estacionaron frente a la iglesia.

Los famosos comenzaron a llegar al templo, situado en la avenida Park en Manhattan, más de media hora antes del servicio privado, en medio de estrictas medidas de seguridad de la Policía, que colocó vallas alrededor del edificio y solo permitía el paso a los invitados, que debían mostrar su invitación.

Varias coordinadoras entraban y salían constantemente de la iglesia y en ocasiones acompañaban a los invitados hasta el lugar donde se sentarían, según su apellido, mientras la prensa observaba desde el otro lado de la avenida, bajo vigilancia policial, ya que no se le permitió acercarse.

La República Dominicana, donde nació y creció De la Renta, estuvo representada por la primera dama Cándida Montilla y el ministro de Cultura, Antonio Rodríguez.

Montilla detalló que De la Renta deja un gran vacío y que la República Dominicana “vive eternamente agradecida de él”.

“En ese servicio religioso se exaltó todas las cosas buenas que hizo por nuestra comunidad”, destacó además el senador Espaillat.

El también político Guillermo Linares, el primer dominicano electo para un cargo público en Nueva York, recordó a su amigo por “su humanidad, sensibilidad”. “Entre más alto llegaba, más humilde era”, expresó.

“Siempre tuvo en su pecho el país que le acogió pero en su corazón, el ser dominicano. Fue una persona que siempre estuvo dispuesta a ayudar, era sensible hacia los más necesitados y puso muy en alto nuestra patria”, agregó Linares.

Pero no solo celebridades asistieron al servicio religioso. Empleados del icono de la moda también rindieron tributo así al modisto, al que recuerdan con gran cariño, como el ecuatoriano Otoniel Macías, quien no pudo evitar que una lágrima rodara por su mejilla.

“Él siempre puso a sus empleados en primer lugar. Nos enviaron invitación a todos en el almacén, desde la posición más baja y todos vinimos”, aseguró Macías al salir de la iglesia y quien hace un año trabaja para la empresa de Óscar de la Renta.

“Nunca imaginé que trabajaría para él. Somos muchos empleados latinos, sobre todo, dominicanos”, subrayó el ecuatoriano, que no olvida el día en que conoció al diseñador, durante la fiesta de Navidad de sus trabajadores en 2013, “donde dio un mensaje y se puso a llorar por tener allí a todos sus empleados”. —EFE