La Navidad en la Inglaterra de antaño: un romance desde la corte del Rey Arturo

Sir Gawain y el Caballero Verde, poema de los tiempos de Navidad y el Año Nuevo, fue escrito por un poeta anónimo del siglo XIV, en la Inglaterra contemporánea, con el poeta Geoffrey Chaucer. El texto en español e inglés está disponible en Internet

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elsalvador.com

Por Katherine Miller Doctorado en estudios Medievales y Renacentistas de UCLA. Ha servido como Post-Doctoral Fellow en el Centro de

2014-11-14 12:00:00

En la Inglaterra de antaño, en el siglo XIV, se percibe un conflicto y polarización entre el Cristianismo y la religión de los Druidas, quienes rinden homenaje a la naturaleza en los bosques espesos de toda Inglaterra. Pero en este poema, el accionar se lleva acabo en Gales, país de la magia, fantasía y religiones paganas, incluyendo el sacrificio humano. Mientras la Inglaterra celebra Christmas, la misa de Cristo, sigue la presencia de los Druidas paganos en tensión con las creencias cristianas.

Comienza este poema, Sir Gawain y el Caballero Verde, que es un romance en verso, en la corte del Rey Arturo, cuando el rey era muy joven e inquieto y el poeta nos cuenta que no deseaba comenzar el banquete navideño sin alguna aventura fantástica y asombrosa.

Hay música de tambores, flautas y trompetas. Hay humo de una chimenea donde se está quemando un enorme tronco—tan grande que se queda quemándose desde Navidad hasta el Año Nuevo. Los perros de caza están buscando huesos entre los juncos que cubren el suelo del castillo y este escenario está alumbrado con muchas candelas. Comienza el poema con el aviso: “Este rey queda en Camelot, en el periodo antes de Navidad” (“This king lay at Camelot nigh on Christmas”).

El poeta, probablemente un clérigo cristiano, pero anónimo, nos presenta un escenario de lujo: hay una mesa en una tarima alta, decorada con tapices bordados de muchos colores, algunos exoticismos, que nos dice el poeta, provienen de Turkestan, en Asia Central. Este dato es, por supuesto, evidencia certera de un comercio inglés internacional.

No tarda mucho, antes que la aventura asombrosa que espera el Rey Arturo aparece. Entra, explosivamente, por la puerta enorme y abierta del castillo, un caballero gigante todo verde. Su caballo es verde, no usa zapatos y sus pies en las estirpes están desnudos; su cabello es largo, rizado y verde, y carga en su mano una ramita de acebo. Es que, metafóricamente, ha entrado la religión pagana de los Druidas a esta corte cristiana. Se asustan todos, porque no demuestra ninguna cortesía. Es una presencia implícitamente violenta, porque el Caballero Verde está armado con un gigantesca hacha danés de dos filos.

Brinca el rey y todos sus caballeros sentados en la tarima, listos a enfrentar esta criatura sobrenatural que entra tan bruscamente. Pero, no perdiendo su cortesía, como los caballeros más refinados y cristianos del reino que son, invitan al huésped extraño a bajarse de su caballo.

Pero el Caballero Verde grita una provocación que es una invitación a alguien a cortar su cabeza de su cuerpo con su propia hacha y que un año y un día después, él tendrá el derecho de cortar la cabeza de la persona que acepta el reto en este momento. Sir Gawain se ofrece para el contrato y corta la cabeza del gigante verde, quien, sorpresivamente, no muere. La cabeza rueda por el suelo del castillo y los lords y ladies juegan nerviosamente con la cabeza con sus pies. El gigante recupera su cabeza y lo levanta por el pelo verde y la cabeza habla que espera que Sir Gawain se reúna con él dentro del tiempo indicado para dejarse sufrir la misma pena en un año y un día.

Paramos un momento aquí para trazar algo importante. Sir Gawain, consciente libremente al contrato sin ninguna compulsión física, para librar al rey del peligro de morir decapitado por el caballero druida. Es un contrato definitivo que Sir Gawain, el caballero de la Virgen María, que carga un escudo con su imagen decorado con un estrella de cinco puntos (“pentangle”) que representa los dolores y alegrías de la Virgen, a quien Sir Gawain ha dedicado su comportamiento y accionar como caballero (Knight) de la corte del Rey Arturo.

En este mismo periodo histórico (fuera del poema), el Rey Eduardo III había conformado, en su corte en Londres, el Orden de la Jarretera (Order of the Garter) para juntar a su corte numerosos administradores clericales, mercantes y prestamistas para unir el mercantilismo del comercio inglés con las órdenes de caballeros para reforzar su monarquía. Es, tal vez, por eso que vemos en el poema, bajo consideración, el ingrediente más impresionante, la presentación de contratos, intercambios de servicios, regalos, promesas (así como la obligación contractual que asume Sir Gawain con el Caballero Verde).

Si el gigante entra bruscamente, amenazando la corte cristiana del Rey Arturo, es que están viviendo tiempos turbulentos y polarizados entre las dos religiones y hay necesidad de insertar valores de moralidad y libre comercio en base de contratos en una sociedad dedicada a la destreza militar. El poeta nos desea presentar la posibilidad de obediencia y autocontrol por fuerza—pero, cambiándolo a una ética de libre intercambio impuesto libremente. Contratos son las consecuencias lógicas y el poema declara, repetidamente, una redefinición rigorosa de los términos de intercambio por fuerza y los intercambios libres por contrato.

Sir Gawain espera el año y un día y se viste con su armadura, su escudo de la Virgen María y su caballo de guerra para cumplir con el contrato con el caballero pagano. Pasa por el mundo peligroso del bosque donde hay, por supuesto, dragones, gigantes y otros enemigos de la civilización que contrastan fuertemente con las ceremonias de hospitalidad, banquetes y cortesía de la corte cristiana del Rey Arturo.

El día designado, se presenta el castillo de Bertilak de Hautdesert como un castillo de la última moda, “casi como que fuera cortado de papel”. Sir Gawain deja el bosque y entra para pedir hospitalidad. Encuentra a Sir Bertilak y a su bellísima esposa, quienes reciben con cortesía a Sir Gawain como huésped.

Al día siguiente, Sir Bertilak anuncia que va a la caza y que Sir Gawain iba quedar en el castillo con su esposa, proponiendo a Sir Gawain un trato: otro contrato. Sir Bertilak dice que entregará a Sir Gawain los animales que él cace cada día, durante tres días, como intercambio a lo que gana (enigmáticamente) Sir Gawain su estadía en el castillo con su esposa.

El primer día, la esposa de Sir Bertilak entra el cuarto de Sir Gawain, aparta las cortinas y se sienta en su cama diciendo: “bienvenue a mi cors” (Usted es bienvenido a mi cuerpo). Sir Gawain está más que asustado, porque, primeramente, no tiene interés alguno en un acto sexual propuesto por la esposa de su anfitrión, pero tiene que mantener su compostura como el caballero cristiano más cortés del reino. No la puede ofender. ¿Qué hacer?

Sir Gawain recurre a su tacto como instrumento (¿arma?) sutil de defensa, su discreción, paciencia delicada, su refinamiento cultivado y todos los rituales de cortesía para evitar el peligro a su virginidad y para no ofender a la dama. Su instrumento principal es la retórica y conversación de un caballero educado y virtuoso. Ella responde que no cree que la vaya a rechazar. Bueno, dice Sir Gawain: “I will grant you a kiss lest I displease you” (Te voy a conceder un beso para que no os desagradan). Y cuando Sir Bertilak regresa al castillo en la tarde, trayendo un venado para entregar a Sir Gawain, el huésped otorga un solo beso a su anfitrión.

El segundo día, la dama repite la misma oferta en la cama de Sir Gawain, pero, esta vez, más agresivamente y él tiene que sucumbir a darle dos besos. El intercambio en la tarde es por un jabalí y los dos besos entre Gawain y Bertilak.

Se acerca el día en que Sir Gawain tiene que cumplir con su contrato al Caballero Verde, de presentarse a la capilla verde—en realidad, no es una capilla, sino un montículo verde en la tierra—y comienza a sentir miedo por su vida porque el señor verde le va a cortar la cabeza.

El tercer día, la dama entra otra vez con la misma oferta, sabiendo que Sir Gawain no va a acceder a una asignación y así, ella ofrece un cinturón verde como regalo de intercambio de amores. Ella explica que este cinturón es un intercambio para salvar su vida. Gawain rehúsa los amoríos como siempre, pero acepta el cinturón porque tiene miedo por su vida.

En la tarde, Sir Bertilak entrega a Sir Gawain un zorro y Sir Gawain no le entrega nada. Esconde el cinturón que él piensa va a salvar a su vida.

(Nota, sin embargo, que él es el caballero de la Virgen María. ¿Porqué acepta un regalo pagano que él cree que va a salvar su vida?).

Veamos un momento las cualidades de los animales intercambiados:

Primero un venado (diplomacia suave, gentileza). El segundo día es un jabalí (muy agresivo y violento). El tercer día es un zorro (astucia y engaño). Corresponden a la actuación de la dama en cada día: el primer día, la esposa del anfitrión actúa de una manera suave (un beso); segundo, es agresiva (dos besos); tercer día, es astuta y engañosa (el zorro del anfitrión sin intercambio de parte de Gawain, quien mantiene el cinturón escondido).

Llega el día de cumplir con el contrato y Sir Gawain escucha en la capilla verde el sonido abrasivo de alguien afilando una hacha. Sale Sir Bertilak con el hacha y entendemos que él era/es el Caballero Verde y que él es quien puso a su esposa a ofrecer las tentaciones a Sir Gawain en su cama. El peligro, llegamos a saber, no está fuera donde el señor con el hacha: es adentro de las paredes del castillo que pretenden protegerlo.

Sir Gawain ofrece su cuello, cumpliendo con el acuerdo, y la primera vez, el hacha no toca la piel. La segunda vez tampoco. La tercera vez, el hacha toca el cuello de Sir Gawain y caen solamente tres gotas pequeñas de sangre. Es que había pasado las primeras dos pruebas, pero en el tercero aceptó el cinturón. Y este es su falla. Queda con vida por su fidelidad al régimen cortés de la caballería y a la Virgen. Pero Sir Gawain, por poco, muere de vergüenza.

Al regreso a la corte del Rey Arturo, Sir Gawain, cuenta todo lo que había pasado y enseña a los lords y ladies de la corte el cinturón verde que aceptó solamente para salvar su vida. Está deprimido por su comportamiento como caballero del Rey Arturo y caballero, a la misma vez, de María (Mary?s Knight).

Pero los lords y ladies de la corte de Arturo, al escuchar la la confesión de Sir Gawain en su aventura, comienzan a reírse y cada uno saca su propio cinturón verde, diciendo HONI SOIT QUI MAL Y PENSE (VERG??ENZA A ÉL QUE PIENSA EN MAL). Es la consigna de la Orden de la Jarretera: The Order of the Garter.

La moral es muy humana e incluye el humor y cariño del que todos hemos sufrido tentaciones, porque todos somos humanos.

Es que Christmas—la misa de Cristo—es cuando el Niño Jesús nos llega en forma humana. FIN