Illya Kuryaki marca nueva etapa con disco

El dúo presenta su segundo álbum en vivo en más de dos décadas de carrera musical, "Aplaudan en la Luna"

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por

2014-11-26 12:00:00

MÉXICO. Emmanuel Horvilleur y Dante Spinetta, de Illya Kuryaki and the Valderramas, tenían años sin adentrarse a la magia de la música en vivo hasta que se decidieron con el CD/DVD “Aplaudan en la Luna”. “La interacción con el público es también un pequeño exorcismo que tenemos cada vez que subimos al escenario, lo necesitamos como si fuera una cuestión vital. Tocamos y salimos más liberados de un montón de cosas”, dijo Horvilleur en la Ciudad de México, la cual dicen los ha inspirado con las calles, la cumbia, las películas de “Lola la Trailera” y los taquitos al pastor.

“Hay un aspecto místico que también es influencia mexicana, (Carlos) Castañeda. Tenemos el espíritu como un poco chamánico, algunas veces tribal, la música que nos ha influenciado, que es la música afroamericana, tiene mucho de eso de transpirar y bailar y sacarte el demonio de ahí, y eso en vivo pasa, es una fiesta. Realmente los mejores conciertos son cuando la gente se deja llevar por esa situación y se libera”, dijo Spinetta.

En “Aplaudan en la Luna”, su segundo disco en vivo desde el MTV Unplugged “Ninja Mental” de 1996, la liberación llega con piezas como “Ula Ula” y el clásico “Abajarame”. Para su próximo álbum quieren un rumbo más “espiritual” con ritmos más pausados y un mayor énfasis en la melodía, algo que también refleja su manera de ver la vida.

“El tiempo cambia de cuando uno no tiene hijos, hay un antes y un después obviamente. Capaz que en el estudio cuando éramos chicos nos íbamos a las 11 de la mañana y salíamos a las 12 de la noche, estábamos 12 horas sin parar en el estudio haciendo canciones”, dijo Horvilleur. “Ahora la verdad es que nos sentimos mal si no estamos en contacto con nuestros niños, el tiempo pasa muy rápido y de pronto si no estás con tu hijo te encontrás con un tipo que viene con barba a pedirte dinero y no queremos eso, queremos ver cada paso de crecimiento de nuestros hijos y disfrutarlo”.

Incluso ahora, al momento de planear sus giras, no aceptan más de 20 días fuera de casa para poder volver a estar con sus pequeños. Vida, la hija de Spinetta, tiene 8 años, canta y estudia piano. En cambio Brando de Dios, el hijo de 12 años de Spinetta, y André, el hijo de Horvilleur de 10, tienen la mira puesta en una profesión muy distinta a la de sus padres. —AP