La basura electrónica es una “bomba de tiempo”

Se calcula que en 2016 los países en desarrollo producirán ya más basura electrónica que los industrializadosMuchos dispositivos tienen plomo, mercurio, cadmio o zinc y son dañinos para la salud

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por

2014-11-24 12:00:00

El crecimiento de dispositivos tecnológicos es tan acelerado como el desproporcional aumento de desechos que, esta misma genera.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), millones de celulares, cámaras digitales, computadoras, tabletas y demás artilugios electrónicos acaban cada año en la basura, lo que supone un enorme peligro para la salud y el medio ambiente.

De hecho, en el año 2000 se produjeron alrededor de 10 millones de toneladas de desechos electrónicos, ahora son unos 50 millones, equivalente a ocho veces el peso de la pirámide egipcia de Giza.

Estos datos significan que cada habitante del planeta genera una media de siete kilos de basura electrónica y los cálculos prevén que en los próximos tres años esos residuos aumenten en un tercio, según información de las ONU.

La basura per cápita producida varía según la riqueza y consciencia ambiental de cada país, y va desde los 63 kilos que se genera en Qatar, pasando por los casi 30 de un estadounidense, los 23 de un alemán, los 18 de una español, los 9 de un mexicano, los 7 de un brasileño o los 620 gramos de un maliense.

Muchos aparatos electrónicos, que tienen una vida cada vez más corta, están cargados de metales pesados muy dañinos para la salud.

Materiales como el plomo, mercurio, cadmio o el zinc pueden ser una fuente contaminante a largo plazo si no se los recicla de forma adecuada.

La Oficina de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), con sede en Viena, calcula que en 2016 los países en desarrollo producirán ya más basura electrónica que los industrializados.

El reciclaje, un gran reto

Para dar una respuesta a esta situación, la ONU ha lanzado la Iniciativa StEP, con el objetivo de promover la reutilización y aumentar el ciclo vital de los productos electrónicos.

Ruediger Kuehr, secretario ejecutivo de StEP, reconoce que aunque este es un problema medioambiental subestimado, al menos comienza a figurar en la agenda política internacional.

“Quienes toman decisiones políticas, como los gobiernos, son conscientes de que esto es una bomba de tiempo y de que se deben tomar decisiones”, aseguró.

Kuehr afirmó que algunas empresas tecnológicas comenzaron a tomar “cierta responsabilidad sobre la basura electrónica generada” mediante distintos programas, pero carga sus críticas en el consumidor que demanda tecnología al menor costo posible.

“Hay que criticar al consumidor, que solo quiere la última tecnología por muy poco dinero. Y eso se traduce en que es muy difícil de reparar o es de muy baja calidad, lo que reduce la vida de estos productos”, subrayó.

Por eso, Kuehr abogó por campañas públicas y educativas para concienciar sobre este problema y sobre su impacto en el medioambiente, y aclara que si no se dan respuestas a esta situación “será difícil crear innovaciones tecnológicas sostenibles” en el futuro.

Para este experto, el objetivo a largo plazo es “cerrar el ciclo y llegar a un modelo sostenible”, en el que las empresas puedan crear nuevos equipos utilizando materiales de los antiguos.

Otro problema es la exportación ilegal de basura tecnológica desde los países ricos, especialmente de Estados Unidos y Europa, a los pobres, donde esos residuos ponen en riesgo la vida de los trabajadores que desguazan los equipos sin la debida protección. —EFE / EDH