“El secreto es ser persistente y luchar por lo que uno quiere”

El salvadoreño Diego Esquivel trabaja para el The Ritz-Carlton Abu Dhabi, Grand Canal en los Emiratos ??rabes Unidos

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elsalvador.com

Por Mireya Amaya tendencias@eldiariodehoy.com

2014-11-17 12:00:00

Desde niño, Diego Esquivel Parrales soñaba con vivir fuera del país. Su máximo deseo era conocer lugares lejanos con culturas totalmente diferentes a la salvadoreña.

Y fueron tan grandes su esfuerzo y persistencia que desde hace unos años se ha establecido en el Medio Oriente, ahora, específicamente, en Abu Dhabi, donde trabaja para una gran cadena hotelera.

Estudió en el Liceo Salvadoreño y luego inició la carrera de Derecho en la Universidad Dr. José Matías Delgado.

“Pero ocurrió que en ese tiempo me salió la oportunidad de ir a estudiar inglés a los Estados Unidos. Durante mi estadía comenzó a interesarme el arte culinario y entré a trabajar en un restaurante de Nueva Jersey en mis horas libres”, recuerda.

Poco después sus padres le comunicaron que habían recibido una charla de una universidad en Suiza que estaba reclutando jóvenes interesados en estudiar hotelería y arte culinario en aquel país.

“Les dije que sí y me fui. Estuve en un pueblito donde había más vacas que personas, llamado Le Bouveret, en Suiza, estudiando en el Culinary Arts Academy. Ahí obtuve mi diploma y después hice una práctica en un restaurante de Ginebra, que fue mi primera experiencia en el ámbito hotelero”.

Esquivel asegura que siempre le gustó la hotelería y el servicio al cliente, pero desde un punto de vista cinco estrellas, lo cual es limitado en El Salvador.

Así es que no lo dudó ni un momento cuando tuvo la oportunidad de ir a otro lugar, de vivir y aprender otras cosas, conocer otras nacionalidades, gastronomía, diferentes pensamientos y estilos de vida. “Eso me llamó la atención. Y para hacerlo no hay mejor lugar que una escuela hotelera”, asevera.

Nuevas oportunidades

De Ginebra se fue a South Beach, Miami, desde donde comenzó a enviar currículos al Medio Oriente y a otros lugares del mundo, desde luego.

“Yo creo que los del Medio Oriente pensaban que era un virus de computadora o algo así, porque todos los hoteles tenían el CD con mi currículo”, confiesa sonriente.

Y, gracias a su empeño, en 2010 tuvo su primera experiencia en un gran hotel, en Doha, Catar.

“Por el mismo tema de conocer otra cultura no hay nada más diferente a nosotros que el Medio Oriente. Y yo creo que hay una concepción errónea de lo que es vivir aquí o de la cultura árabe”, afirma Esquivel.

Al principio, dice, fue un ‘shock’ por el clima. Él estaba acostumbrado a veranos de Estados Unidos o de El Salvador, pero en el Golfo Pérsico es algo totalmente distinto. Es más bien extremo, con un calor húmedo y temperaturas superaltas, según relata.

Lo otro fue el idioma, aunque todo el mundo en esa zona habla inglés.

“Lo que me ha gustado en las diferentes etapas en las que me ha tocado mudarme es saber que no hay nadie absolutamente que me conozca y que esté, como decimos, ‘haciéndome barra’. No hay nadie que vele por uno”, dice.

“Uno tiene que comenzar a hacer su círculo de amigos desde cero, saber dónde ir a comprar comida, dónde lavar la ropa o hacerse las cosas uno solo. Y ese es uno de los desafíos que más disfruto desde el punto de vista hotelero”, afirma.

De acuerdo con Diego, la vida de alguien que trabaja en esa área es así: mudarse periódicamente y no quedarse en un lugar más de tres años.

En uno de esos cambios, desde octubre del año pasado comenzó a trabajar en The Ritz-Carlton Abu Dhabi, Grand Canal en los Emiratos Árabes Unidos.

“Soy el Director de Entrenamiento y Aseguramiento de Calidad. Mis responsabilidades van desde asegurarme que todos los estándares de calidad globales de la marca se cumplan y también de que los nuevos ‘damas y caballeros’, como llamamos a nuestros trabajadores tengan la formación necesaria para ser exitosos en sus responsabilidades en el hotel”, detalla.

En esto, explica, hay entrenamientos que vienen dados por la marca, otros que son legales del país, pero también hay otros que son de habilidades dentro de cada departamento.

“Soy el único salvadoreño en el hotel. Allí hay 53 nacionalidades distintas, y la comunidad en los Emiratos como en Catar es pequeña”, relata Diego.

Con base en su experiencia, Diego afirma que “la mano de obra y la creatividad del latinoamericano es supercotizada en estos lugares, por la forma en que nos expresamos con las otras personas, somos serviciales, buena gente, damos la bienvenida con los ojos y con la forma en la que nos expresamos”.

“Además, de la misma manera que para nosotros es raro que alguien de Catar o de los Emiratos viaje a El Salvador (es algo exótico), entonces es igual con uno aquí. Una persona de los Estados Unidos aquí ya es raro, pero de Latinoamérica lo es más, en el buen sentido”, expresa.

Luego de 14 años de residir fuera, Diego confiesa que extraña El Salvador, su familia y sus amigos. Y aunque disfruta mucho lo que vive ahora y su profesión, no olvida sus raíces.

Sin embargo, El Salvador no tiene lo que él necesitaba para desempeñarse en su trabajo profesional.

“Esto lo he platicado a algunos jóvenes y les digo que no se pueden limitar a quedarse ni siquiera en Centroamérica, hay un mundo más grande afuera. Esto no es para incentivar que El Salvador no es un buen lugar para estar, que no se mal entienda de esa forma, pero si alguien va a estudiar hotelería y turismo, que tiene una proyección internacional, la piedra deben tirarla superlejos”, recomienda.

Para el futuro le llama la atención Asia. “Se están abriendo muchos Ritz Carlton en China, y me llama la atención Japón. Quizá ese sea el siguiente paso, aunque en los Emiratos me falta mucho por hacer”, finaliza.