Simón Varela: “Mis diseños… son una inspiración de Suchitoto y Fernando Llort”

El artista salvadoreño afirmó que es la primera vez que reconocen su trabajo de diseño de animación (en El Libro de la Vida) en los Estados Unidos

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elsalvador.com

Por Kevin Eduardo Salazar Twitter:@@KevinESalazar

2014-10-13 7:00:00

Se mueve como un pez en el agua a la hora de crear mundos mágicos y maravillosos en la pantalla grande. El diseñador en animación Simón Varela ha hecho caminos al andar dentro de la industria cinematográfica de los Estados Unidos. Su participación en “El Libro de la Vida” lo llevó a trabajar con el cineasta mexicano Jorge Gutiérrez y el productor Guillermo del Toro.

Con una estética propia, la película rinde homenaje a las tradiciones y costumbres que aprendió Gutiérrez desde su infancia. Pese a eso, Varela ha querido darle un toque que genere sentido de pertenencia a los latinoamericanos.

Varela le confesó a El Diario de Hoy que trabajó por seis años en esta cinta de acción, comedia, romance y música. Y, gracias a sus aportes, Del Toro y Gutiérrez lo tienen en la mira para una nueva producción.

¿Hubo fuertes cambios de diseño durante la producción de “El Libro de la Vida”?

No, no hubo cambios en diseño. Esta producción fue rápida. El presupuesto de nosotros es la mitad o un tercio de lo que gastan los grandes estudios para las producciones. Aunque nosotros hubiésemos querido cambios, no teníamos el lujo de explorar mucho. Teníamos que aprovechar cada diseño que se le entregaba al director. Jorge estuvo encima todo el momento. Yo le decía ‘déjame probar con esto y verás por dónde irá’ y después me correspondía con ‘ya te entiendo’. Uno debe crear una relación directa con el director… Gracias a Dios, volveré a trabajar con Jorge en otro proyecto, donde quiere que yo esté en diseño de producción”.

Guillermo del Toro dijo a los medios internacionales que “El Libro de la Vida” tiene una identidad única, pero ¿Qué significa para Simón Varela este proyecto?

‘El libro de la Vida’ es una oportunidad que nadie me había dado en la parte de diseño de producción. Ya había trabajado en esta área con otras cintas pero sin él crédito y es Jorge Gutiérrez quien me da por primera vez el título de ‘diseñador de producción’. Yo fui el responsable de cómo se iba a ver la película y sus personajes. Mis diseños son una inspiración de Suchitoto y Fernando Llort. La conexión del ambiente hecho se logró, porque mis compañeros latinoamericanos decían “yo ya he estado en ese pueblo. Para lograr esto, tuve un equipo de 10 a 15 personas junto al director de arte. Yo era el puente entre los diseñadores y Jorge, porque tenía que dar mi visto bueno antes para que Jorge diera la última palabra”.

“Cuántos latinoamericanos tuvieron la oportunidad de ser parte de tu equipo de diseño de producción en “El Libro de la Vida”?

Éramos varios latinoamericanos: mexicanos, brasileños, peruanos, uno de Guyana Francesa y americanos. Mi equipo sólo era de 12 personas. Mi misión era darles toda la información para mantenerlos en rieles, para saber que se está diseñando. Había que educarlos para resaltar elementos de identidad latinoamericana…

¿Cuáles fueron los retos del diseño de producción para los personajes y los ambientes de “El Libro de la Vida”?

En esta producción no hubo tropiezos, todo fue rápido… La clave para que este proyecto tuviese éxito fue la comunicación entre todos. Regañamos gente porque teníamos que procurar que todo saliese bien. Fue una experiencia gratificante. Aprendí al ver los diseños de Jorge. Con su visión gráfica y mi equipo de trabajo les dimos vida a los personajes. Y te diré que me gustaron los personajes malos. En Libro de la Vida hay dos malvados. Uno es malo-bueno por ver que saca y el otro, que es Xibalba es un arquetipo perfecto de maldad. Y las esculturas que dieron vida física a estos se trabajaron aquí, en El Salvador”.

Explícanos, ¿cómo fue la logística para trabajar esas esculturas en Tierra Cuscatleca? ¿Cuáles fueron las reacciones de la gente al ver estos productos?

Fíjate que las esculturas que se hicieron aquí, en El Salvador, fueron importantísimas para la producción. Yo le dije a Jorge que le iba hacer las esculturas, que me dieran sus diseños y yo le traería al personaje bueno y al malo. Aún le hice énfasis ‘te las voy hacer pero no le digas a nadie. Te las voy a traer y espero que sean de tu agrado. Además nos servirá para la presentación (Con Guillermo del Toro)’. Yo me la jugué y me vine a trabajar con 15 jóvenes salvadoreños… En fin, al llegar a Estados Unidos, Jorge quedó sorprendido…

Les reconocieron el trabajo a ti y al resto de salvadoreños?

Claro, a los 15 salvadoreños nos dieron el crédito. Yo he trabajado en películas que no te dan crédito y en esta fuimos 15. El trabajo que hicimos se lo llevamos en formato de presentación a Guillermo del Toro.

Simón ¿crees que es tiempo que los latinoamericanos comencemos a conquistar espacios dentro de la industria cinematográfica mundial?

Los latinos no debemos conquistar ese espacio, debemos incorporarnos a trabajar en producción. Hay algo que estoy viendo en Latinoamérica y que no concuerdo. Es que la gente quiere hacer anime, anime y anime. Eso es allá en Japón. Tenemos que enfocarnos en una identidad latinoamericana para proyectarla y decirle al mundo qué estamos haciendo, para hacer tendencias dentro de la industria cinematográfica. Sé que la influencia del anime es fuerte, pero los maestros deben enseñar otros artistas para tener otros horizontes que sean propios. Uno de los proyectos que me alegra ver que funcione son los premios Pixeles y que han ido mejorando cada año, porque está despertando la animación en El Salvador, aunque por el momento es limitado, porque estamos gateando. Y la cosa es seguir…