“La Iglesia debe curar las heridas y dar esperanza”

El papa Francisco clausuró ayer el Sínodo sobre la familia

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elsalvador.com

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2014-10-19 7:00:00

El papa Francisco clausuró ayer, con una misa en la plaza de San Pedro, el Sínodo extraordinario de los obispos sobre la familia y destacó que fue “una gran experiencia” de unión, al mismo tiempo que pidió “creatividad” y “libertad” para la próxima asamblea del mismo tema en 2015.

En la homilía el Sumo Pontífice aseguró “que la Iglesia es llamada con premura a hacerse cargo de las heridas abiertas y a devolver la esperanza a tantas personas que la han perdido”.

Francisco aseguró que el Sínodo, que ha debatido durante dos semanas temas relacionados con la familia, “ha sido una gran experiencia” vivida con “sinodalidad” y “colegialidad”.

El papa argentino añadió que durante estos días los participantes en la asamblea de los obispos han sentido “la fuerza del Espíritu Santo que guía y renueva sin cesar a la Iglesia”. Por ello, dio gracias a Dios “por el don de este Sínodo y por el espíritu constructivo con que todos han colaborado”.

Francisco pidió que “el Espíritu Santo acompañe ahora, en las Iglesias de toda la Tierra, el camino de preparación del Sínodo Ordinario de los Obispos del próximo mes de octubre de 2015”.

“Hemos sembrado y seguiremos sembrando con paciencia y perseverancia, con la certeza de que es el Señor quien da el crecimiento”, agregó.

“Dios no le teme a las cosas nuevas. Esa es la razón por la que nos sorprende continuamente, abriendo nuestros corazones y guiándonos de maneras inesperadas”, subrayó el papa.

Y dijo que la iglesia tenía que “responder con valentía a cualquier desafío que surja”. Habló sobre valentía un día después de decirle a los obispos en la última sesión de trabajo que deberían estar atentos a la “rigidez hostil” de ciertas doctrinas conservadoras y a la “buena voluntad destructiva” de aquellos que buscan cambios a toda costa.

El documento final que el sábado por la noche aprobaron los llamados “padres sinodales”, los obispos con derecho al voto, contenía propuestas para la acogida a los homosexuales y divorciados, pero no todos los puntos consiguieron la mayoría de dos tercios que se había requerido en las votaciones anteriores.

No obstante, el papa quiso que el documento, también con los tres puntos que no alcanzaron la mayoría, fuera publicado por completo, para continuar el debate, a pesar de las divisiones, en el próximo Sínodo.

Entre ellos, el punto 52, en el que se proponía estudiar un camino penitencial para que los divorciados que se han vuelto a casar pudiesen recibir los sacramentos, fue el que más votaciones en contra tuvo, pero finalmente fue aprobado por 104 votos a favor y 74 en contra.

Igual ocurrió con el punto 53 (112 a favor y 63 en contra) que instaba a continuar estudiando la posibilidad de que los divorciados que han vuelto a casarse puedan recibir “la comunión espiritual” o “por qué no pueden recibir la comunión sacramental”.

La mayoría también aprobó, aunque hubo 62 votos en contra, que “los hombres y las mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto y delicadeza” y que se “evitará cualquier marca de discriminación”.

A pesar de estas divisiones, el gran denominador común, como ya reflejó el mensaje de clausura también aprobado por los obispos durante la mañana, es que la Iglesia debe ser “una casa con la puerta siempre abierta, recibiendo a todos sin excluir a nadie”.

Beato Pablo VI

En la ceremonia de ayer también fue beatificado Pablo VI (1897-1978), a quien se debe la creación del Sínodo de los obispos.

A la misa asistieron decenas de miles de personas, sobre todo desde Brescia, localidad natal del pontífice, y desde Milán, la ciudad de la que fue arzobispo, que llenaron la plaza de San Pedro.

También participó el papa emérito Benedicto XVI, que fue nombrado cardenal por Pablo VI.

La aparición pública del papa emérito es la cuarta, desde que renunció al pontificado en marzo del 2013.

“Pablo VI, en el momento en que estaba surgiendo una sociedad secularizada y hostil, supo conducir con sabiduría y con visión de futuro -y quizás en solitario- el timón de la barca de Pedro sin perder nunca la alegría y la fe en el Señor”, dijo Francisco.

El milagro atribuido a la intercesión de Pablo VI, y que le permitió ser beatificado, fue la curación de un feto a principios de la década de 1990 en California. Después de que se diagnosticase que tenía graves problemas cerebrales, la madre se negó a abortar y el niño nació sin problemas.

Francisco recordó que Pablo VI escribió que el Sínodo serviría para “adaptar los métodos de apostolado a las múltiples necesidades nuestro tiempo y a las nuevas condiciones de la sociedad”.

“Contemplando a este gran papa, a este cristiano comprometido, a este apóstol incansable, ante Dios hoy no podemos más que decir una palabra tan sencilla como sincera e importante: Gracias”, continuó Francisco.

El papa argentino agradeció el “humilde y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia” de Pablo VI, y recordó que fue “el gran timonel” del Concilio Vaticano II.

Pablo VI, expresó Francisco, “supo de verdad dar a Dios lo que es de Dios dedicando toda su vida a la sagrada, solemne y grave tarea de continuar en el tiempo y extender en la tierra la misión de Cristo”. —Agencias