La cultura está en números rojos

Institución quebrada. Autoridades asumieron una Secultura sin fondos y en completo desorden tras la caótica administración de Magdalena Granadino

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Por Stanley Luna Sara Castro Kevin Eduardo Salazar escena@elsalvador.com

2014-09-08 8:00:00

Salvador Sánchez Cerén llegó pisando fuerte en el sector cultural. Su gobierno busca crear un Ministerio de Cultura que dé valor a un gremio que ha sido invisibilizado durante años, generar una identidad de país que fomente el arraigo entre sus ciudadanos, y generar un plan educativo que revalorice las artes en todas sus expresiones.

Pero antes, el actual secretario Ramón Rivas debe poner orden al caos que la Secretaría de Cultura de la Presidencia (Secultura) heredó de su predecesora Ana Magdalena Granadino.

Esa ha sido su prioridad durante los primeros 100 días de gestión del segundo gobierno efemelenista.

Y es que Rivas no desconocía el reto que cargaría en sus hombros. El antropólogo de profesión, que fungió como director de Patrimonio en la presidencia de Mauricio Funes, conocía el terreno. Está más que consciente de que debe enfocar sus estrategias en cumplir el Eje 9 del Plan de Gobierno de Sánchez Cerén, con una institución quebrada, sin presupuesto idóneo y al frente de un gremio que espera mucho de él.

La inversión es clave para llevar a feliz término proyectos muy ambiciosos como la transformación de la secretaría a ministerio, la creación del Instituto de Educación Superior en Artes y el Instituto Salvadoreño de Cine, un régimen de seguridad social para todos los artistas y el Fondo Nacional Concursable.

Él está consciente de que la gestión ante países amigos y el apoyo de todas las fuerzas vivas del país son estratégicos para poder echar andar las metas trazadas.

Ante los números rojos, su primera respuesta fue imponer un régimen de austeridad dentro de la Secultura que le permita disminuir gastos y reorientar fondos, y ha restablecido la comunicación con el Sindicato de Trabajadores y los diferentes sectores de la cultura nacional.

Hasta el momento, sus medidas le han permitido obtener un ahorro de $37,500, sumado a $46,000 procedentes de la vigilancia del edificio en la Urb. Buenos Aires que utilizó Magdalena Granadino (ya no se usa) y el gasto de combustible innecesario. Hay que destacar que otra de sus estrategias para disminuir gastos fue reducir las direcciones nacionales de 16 a 7.

Actualmente, funcionan las direcciones de Patrimonio Tangible e Intangible Cultural (encabezada por el antropólogo Wolfgang Effenberger López), la de Artes, Teatro y Espacios Escénicos (dirigida por Tatiana de la Ossa), la de Bibliotecas y Archivos (liderada por el escritor Manlio Argueta), la de Formación en Artes (a cargo de la musicóloga Marta Rosales), la Dirección Nacional de Investigación, Cultura y Estética (a cargo de la académica Breni Cuenca), la de Casas de la Cultura Viva Comunitaria (liderada por César Pineda) y la de Espacios Públicos, que hasta el momento no cuenta con un director tras la renuncia presentada por el teatrero Fernando Umaña.

Sin embargo, el horizonte permanece en penumbra.

Artistas y gestores visualizan un camino escabroso que le exigirá a las nuevas autoridades de la Secultura dar más del 100 por ciento. Predicar con hechos, más que con proyectos y promesas.

“Él nos ha demostrado que quiere trabajar con nosotros. Hay un diálogo entre los trabajadores de la institución con él”, manifestó Mauro Arévalo, encargado de comunicaciones del Sitrasec.

Pero la buena voluntad y la confianza de la que goza el profesional ha comenzado a ser bombardeada.

A finales de la semana pasado, el sindicato convocó a conferencia de prensa para denunciar la injerencia de funcionarios del Legislativo que pueden obstaculizar el trabajo que Rivas desea efectuar.

“La respetable diputada (Lorena) Peña trata de decidir sobre la conducción del trabajo que realiza el nombrado Secretario de Cultura, por el señor Presidente, Salvador Sánchez Cerén, así como querer nombrar e imponer asesores culturales con la intención de convertirlos en el futuro viceministro de Cultura”, reza el comunicado que Sitrasec distribuyó entre los medios.

La diputada no contestó a las solicitudes de este medio para conocer su versión.

Hechos concretos

La gestora cultural Claudia Cristiani ha hecho énfasis en que más que un ministerio, la Cultura en El Salvador urge de independencia y un liderazgo eficaz.

Cristiani destacó que la figura del ministerio sólo tendrá realce cuando defina su estructura y su presupuesto, clave para ejecutar proyectos en el área cultural.

Rivas prefiere evitar el bla,bla, bla y dedicarse a trabajar. Paralelo a su labor de “orden y limpieza” institucional, ha comenzado a construir los cimientos de lo que será el ministerio, pese a las nulas probabilidades de obtener un presupuesto idóneo, para echarlo andar en 2015.

También espera que el anteproyecto de Ley de Cultura presentado por el FMLN a la Asamblea Legislativa pronto sea evaluado y aprobado, pues es crucial para concretar líneas de trabajo.

Silvia Elena Regalado, directora de La Casa del Escritor Salarrué, opina que el compromiso que tiene es grande, porque debe ordenar y fortalecer la cultura en sus diferentes ejes, conociendo de cerca las necesidades y problemas de las distintas áreas del sector.

Para ella, la creación de un ministerio representa la dignificación del trabajo cultural, dinamización de proyectos y fortalecimiento de espacios de difusión, formación artística y publicación.