Bolero: danza y pasión en el escenario

b Con este espectáculo, la compañía Be a Dancer inicia su temporada profesional

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elsalvador.com

Por Jorge ??valos Twitter: @Avalorama

2014-09-05 7:00:00

El estreno del Bolero de Ravel Flamenco, en El Salvador, el viernes 5 de septiembre en el Teatro Presidente, marcó un hito en el desarrollo profesional de dos reconocidas bailarinas salvadoreñas: María Elena Aranda y Diana Aranda.

El Bolero de Ravel Flamenco, un clásico de la música moderna en una coreografía latinoamericana ya legendaria, llega a un escenario nacional gracias a la fuerza de voluntad y al empeño creativo que requiere la gestión de un espectáculo profesional de danza en El Salvador.

“Bolero es algo que nunca antes se ha visto en el país”, declara Diana, bailarina principal de este montaje. “Es un espectáculo que no se puede encasillar. No es sólo ballet moderno ni tampoco es flamenco puro. Es una mezcla que logra una sinergia entre música y danza que hipnotiza al público desde el principio”.

Bolero es una de las obras maestras del repertorio de la música clásica moderna. Pero rara vez se recuerda que el francés, Maurice Ravel, la compuso como un ballet, cuyo fin era demostrar el gran poder emocional de la música cuando esta se proyecta por medio de la danza.

La enorme popularidad de la música de Ravel ha superado en fama a la coreografía original, ya olvidada. Eso no significa que ha perdido su atractivo para la danza.

Al contrario, hay docenas de producciones clásicas del Bolero, pero quizás ninguna refleja el espíritu latino y el carácter español que inspiró a Ravel, tanto como la versión que las hermanas Aranda han traído al país.

“Bolero es pasión, y esta coreografía, la mejor que conozco, es una obra de arte”, reflexiona Diana, quien la bailó antes cuando trabajaba en el Ballet de la provincia de Salta en Argentina.

Creada por el bailarín y coreógrafo José Zartman, de Argentina, su legendaria versión se ha representado en los principales escenarios de Sudamérica: el Teatro Colón de Buenos Aires, el Teatro Argentino de La Plata, el Teatro San Martín, el Ballet de Córdoba y el Teatro Nacional de Chile.

“En esta versión del Bolero, el movimiento dibuja las notas musicales, va coloreando esas notas con una danza que se mueve en un crescendo musical y coreográfico”, señala Diana.

Para esta producción, las hermanas Aranda contrataron a Zartman y a su asistente, una bailarina profesional de flamenco, Mabel Espert, para crear el montaje con bailarines salvadoreños.

La apuesta suponía un riesgo financiero y un desafío artístico para las fundadoras de la escuela de ballet “Be a Dancer”.

Si el esfuerzo de las hermanas Aranda ha fructificado, lo podrá constatar el público salvadoreño por sí mismo, durante esta temporada de la compañía “Be a Dancer”, que tendrá cuatro presentaciones del Bolero de Ravel entre el 5 y el 7 de septiembre en el Teatro Presidente.

Pasión por la danza

Tanto María Elena como Diana se formaron con la maestra de ballet más reconocida en El Salvador, la argentina Alcira Alonso. El crecimiento de ambas, María Elena y Diana, como maestras y bailarinas profesionales de danza, las condujo por trayectos internacionales: María Elena reforzó su formación en Canadá y Diana en Nueva York.

Además, Diana bailó profesionalmente en Argentina, donde la magia del Bolero sedujo a las hermanas Aranda por primera vez.

Fue en Salta donde María Elena fue sobrecogida, por primera vez, con el poder emocional de la coreografía de Zartman, al ver una producción en la que bailó Diana. Y fue también allí, hace cuatro años, donde nació la ambición de montar el espectáculo en El Salvador.

La realización de ese deseo requirió, como base, un trabajo sostenido en una empresa de riesgo: una escuela de ballet. Cuando María Elena fundó “Be a Dancer”, en 2010, no parecía haber lugar para otra escuela de danza.

Pero la reputación de María Elena como maestra atrajo a una nueva generación de familias. De 50 alumnas en 2010, Be a Dancer creció a 90 estudiantes en 2011, cuando Diana regresó al país y se incorporó como maestra.

El profesionalismo y el desbordante entusiasmo de las dos ha tenido frutos. Este año, “Be a Dancer” cuenta con 175 alumnas, y ya cuenta con un espectáculo profesional montado en el Teatro Presidente, Scrooge, un musical que fue un éxito durante la temporada navideña de 2013.

“Cuando estaba en Argentina llegó un punto en el que me dije: esto es lo que siempre quise; pero entonces, ¿por qué no me siento plena?”, reflexiona Diana. La respuesta llegó, en parte, con la oportunidad que sembró María Elena al fundar Be a Dancer.

“El regreso a El Salvador ha implicado un sacrificio, pues puse a un lado mis necesidades artísticas”, confiesa Diana, pero argumenta que esto también es producto de su crecimiento profesional.

“Dejé de ver el ballet por autorrealización”, explica. “Me salí de la burbuja del cuento de ser bailarina y empecé a ver la danza de una manera más trascendente. Quiero ser profeta en mi propia tierra. Estando en El Salvador puedo hacer las dos cosas: enseñar y bailar. Con ambas comunico mi pasión por la danza”.

Según las hermanas Aranda, el Bolero de Ravel, que ahora llevan a escena como la primera producción profesional de un ballet por “Be a Dancer”, es una muestra de esa pasión por la danza.

Al elenco, con Diana Aranda y Stephan Moys, como primeros bailarines, se unen María Elena Aranda, Verónica Landaverde, Audrey Vianna y Nelson Guzmán, además de bailarines de reparto y estudiantes de “Be a Dancer” que ya tienen el nivel para bailar ante un público más selecto.