Estrés: tormento de la salud física

El descontrol de la reacción fisiológica puede desencadenar en enfermedades coronarias, dermatológicas, insomnio, problemas gastrointestinales y dolores musculares

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Pacientes con insuficiencia renal se preparan para realizarse la diálisis ambulatoria en un cuarto del Hospital Médico Quirúrgico del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS). Foto EDH / Archivo

Por Texto: Sara Castro Ilustración: Carlos Cartagena

2014-08-16 8:00:00

El estrés es un estado emocional y físico de incomodidad frente a situaciones que parecen amenazantes y que llegan a desequilibrar la vida cotidiana. En muchos casos está vinculado a problemas de salud e incluso, algunos especialistas, lo consideran el desencadenante de problemas de salud mental como el alcoholismo, la depresión o la esquizofrenia.

Presión en el trabajo, problemas económicos, crisis en relaciones de pareja, carga de estudios o factores que parecen insignificantes como el tráfico de la ciudad son solo algunos agentes que agudizan los niveles de estrés al que el cuerpo se somete día a día.

Alexis Guardado, de 28 años, jamás imaginó que el estrés hiciera estragos en su salud física y en sus relaciones personales. En 2009 obtuvo su primer trabajo. La emoción de esa primera experiencia como encargado del área logística de una empresa distribuidora de productos de consumo se desvaneció, paulatinamente, por la carga extrema de trabajo.

“Todo se complicó cuando me dejaron a cargo del área y realicé el trabajo, prácticamente, de dos personas al mismo tiempo. Entraba a las 6:00 de la mañana pero no tenía horario de salida. Me convertí en alguien que hacía diferentes tareas al mismo tiempo pero siempre me iba a casa con asuntos pendientes”, recuerda Guardado.

No tenía hambre o las horas de comida estaban desorganizadas. Eso era lo de menos para este ingeniero industrial, el trabajo tenía que salir a tiempo. “La suma de estos factores me generó un problema de gastritis”, comenta.

De acuerdo con el internista y neurólogo Mauricio Paredes Marchesini el sistema gastrointestinal es uno de los que más sufre a consecuencia del estrés. Y ese fue el diagnóstico que recibió Alexis, quien además no poseía seguro médico: “esto es producto del estrés”, afirma su doctor.

Comenzó una dieta especial para minimizar su enfermedad empero la carga laboral seguía aumentando. La empresa realizó cambios y Guardado tuvo que acoplarse y resolver.

“Coincidió que en esos días me había independizado pero solo existía mi vida laboral. Yo llegaba a la casa sin energía, exhausto, de mal humor. Mis amigos y mi pareja se quejaban de que yo me había retraído. Yo no tenía ganas de salir y si lo hacía estaba de mal humor”, dice.

Según la neurosicóloga, Esmeralda Valdivieso, el estrés sobrepasa capacidades sociales y síquicas que se reflejan en enfermedades palpables. Eso sucedió con este joven ingeniero.

Valdivieso asegura que el estrés siempre está presente en la vida del ser humano y en sí mismo no es malo: “nuestro cerebro necesita de estrés pero con pocos o elevadísimos niveles de estrés no funcionamos bien”, manifiesta la experta en sicología.

El equilibrio es clave pero para muchos es difícil mantenerlo. No todos los seres humanos están capacitados para enfrentar determinado problema de la manera más adecuada, lo que conlleva a esclavizar el estrés a niveles inimaginables, como sucedió con Guardado.

Los expertos Valdivieso y Paredes enfatizan que los mecanismos de defensa que el ser humano aprende desde su niñez son los que marcan la forma en cómo enfrentan los problemas. Algunos pueden escoger solucionar la dificultad, otros evadirla.

“Los cuidadores, ya sean padres, abuelos o tíos son personas que protegen -o no- al niño. Cómo ellos manejan o enfrentan las situaciones de estrés serán los modelos que ese niño o niña utilizará para afrontar el estrés cuando sea un adulto”, explica Valdivieso.

Alexis evadió el problema durante más de tres años. Su actitud se centró en que los problemas pasarían. “Cuando se ordene todo las cosas volverá a la normalidad”, se repetía. Pero el trabajo era interminable y el estrés seguía minando su vida.

Su sueño también se trastornó. La madrugada, su único momento para reponerse, era interrumpida por pensamientos de más trabajo. “A veces me levantaba a las 3:00 de la mañana, abría los ojos y pensaba: tengo que hacer esto, tengo que hacer esto otro”, expone.

Al verse en un ciclo de hastío y propenso a caer en depresión, Alexis renunció a su trabajo en enero de 2013. El efecto “burnout” (fatiga crónica debido al estrés prolongado del trabajo) era evidente. Las repercusiones del estrés sobrepasaron la etapa del trabajo y una vez más se enfrentó a otra enfermedad: la psoriasis.

Esta enfermedad que causa descamación e inflamación en la piel es hereditaria pero recrudece cuando el paciente está bajo tensión. “El estrés lo que hace es empeorar una condición ya preexistente”, reafirma Paredes.

Migrañas, colitis, lumbagos, tensión muscular, anorexia o exceso en la forma de alimentarse, sudoración, enfermedades coronarias, hiperventilación y calambres son parte de las innumerables enfermedades que se originan o acentúan por el estrés y que no deben desatenderse.

Los días posteriores a su renuncia fueron enfocados en cuidar su salud física y mental. Guardado considera que retirarse del trabajo fue una buena decisión, y aconseja a las personas que están bajo estrés constante que deben detenerse y reflexionar si pueden solos con esa situación que perturba su vida.

Para la sicóloga Valdivieso, las redes de apoyo son esenciales para sobrellevar el estrés. Esto significa que “no necesitamos tener una red grande de apoyo. Saber que tiene un cónyuge, una madre o un amigo que escucha significa algo positivo. Es compartir el problema con alguien más o que esa persona me oriente”, expone la especialista.

Además de esta opción para minimizar o descargar el estrés, los expertos consideran esencial las terapias psicológicas para abordar el problema desde todas las áreas.

Paredes recalca que “el paciente debe ser evaluado por un siquiatra, ya que este puede medicarlo si el caso lo amerita. Ambos profesionales deben trabajar en conjunto para un mejor resultado”.

Aunque Alexis no recurrió a ayuda psicológica reconoció que sus problemas de salud eran producto de altos niveles de estrés. Tras enfrentar un proceso largo de agotamiento, de inestabilidad emocional, gastritis, psoriasis y verse desempleado por ello, este joven admite que su actitud hacia los problemas cambió.

“El ritmo y la actitud con el que ahora tomo las cosas es muy diferente. A raíz de esa experiencia ya identifico situaciones que me están causando estrés y empiezo a analizar las diferentes perspectivas o soluciones”, puntualiza.

Existe una diversidad de alternativas o caminos para minimizar el estrés: hacer ejercicio, comer sanamente, tomar un tiempo de la saturada agenda para consentirse. Lo importante es decidirse y emprender un nuevo camino.

Para Alexis llevó más de tres años darse cuenta de cuánto el estrés consumía su vida pero al reflexionar logró esquivar un camino aún más complicado pero que puede ser real: la drogadicción, la depresión y hasta el suicidio.

Los crisis siempre están presentes en la vida, la manera en cómo se manejan es la clave para una buena salud emocional.