Morderse las uñas: un problema de salud, de estética y psicológico

El trastorno de onicofagia afecta a personas de cualquier edad, y es difícil de corregir. En casos graves se usan fármacos

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elsalvador.com

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2014-08-26 7:00:00

¡No te muerdas las uñas! Una frase que reúne un problema de salud, de estética y psicológico y que advierte sobre la importancia que tiene el cuidado de la cutícula. Controlar la llamada onicofagia es algo difícil, más cuando se desconocen los riesgos de la misma.

Del griego “onyx” y “phagein”, la onicofagia es el hábito de “comerse las uñas” de forma continuada.

Se trata de una costumbre que pueden sufrir las personas a cualquier edad y que es muy difícil de dejar.

Asimismo, es necesario tener en cuenta que la cutícula es un elemento clave para la protección de la uña.

Dos médicos hablan de este trastorno desde puntos de vista distintos.

La doctora Montserrat Salleras es especialista en dermatología de la Clínica Dermatológica Salleras profundiza acerca de la importancia que tiene la cutícula en el mantenimiento de unas uñas sanas y los problemas que puede acarrear mordérselas.

La cutícula tiene una función protectora, pues se encarga de resguardar a la uña y al tejido que la rodea de traumatismos y de posibles infecciones.

Si no hay cutícula, hay mucha más propensión a infecciones bacterianas, de hongos o víricas.

La persona que carece de ella, ya sea por alguna enfermedad, porque se la elimina de forma inconsciente cuando se muerde las uñas o si se la eliminan en las manicuras por motivos estéticos, tendrá mayor probabilidad de infectarse.

El comerse las uñas además puede dañar el tejido periungueal (que bordea las uñas). Si esa matriz se daña, no tiene ninguna capacidad de reparación y se trata de una alteración irreversible.

Cuando se afecta el tejido periungueal la uña crece de manera distrófica, es decir, de forma irregular, más gruesa, con estrías o rasguños.

¿La manicura gel es una solución?

La manicura con gel, en principio, no da problemas, pero hace que la uña tenga una superficie encima y permite que se acumule sudor, agua, jabón, lo que hace que haya más propensión a desarrollar infecciones, sobre todo de hongos, que son los gérmenes a los que les gusta la humedad.

El gel es una tecnología más avanzada y moderna que el acrílico, pero que no lo reemplaza ni sustituye. Los geles son oligomeros, es decir, no son ni líquidos, ni sólidos. Los geles son una jalea que solo curan bajo los rayos ultravioletas de la lámpara.

Pero otro problema es que cuando se retira el gel se puede provocar un daño en la lámina de la uña, que hace que sea más fea estéticamente, tanto por el propio gel como por los productos que se utilizan para eliminarlo.

Por otro lado, si una persona tiene una enfermedad, hay veces que se ponen estas uñas como remedio estético y solución cosmética. Al no poder empeorarse, se recurre a esta vía. Eso sí, hacerse la manicura no se trata de una solución para dejar la onicofagia.

Desde luego, los tratamientos farmacéuticos han fracasado. Antes había productos tópicos que tenían la función de hacer desagradable el acto de mordérselas, pero realmente el que lo hacía acababa acostumbrándose al sabor, por lo que hay que ir buscando tratamientos psicoterápicos o, en casos muy graves, se utilizan fármacos.

Desde la psicología

Vanessa Fernández, doctora en psicología del Instituto de Psiquiatría Martínez Campos de Madrid, hace un análisis de este hábito desde una perspectiva psicológica.

Y responde a la pregunta del por qué una persona se muerde las uñas.

Es una combinación de factores emocionales como la preocupación, la tristeza, la ira, o incluso el aburrimiento o la excitación.

El hábito está presente tanto al estar ansiosos o miedosos por algo que preocupa como por algo que da vergüenza.

Asimismo, otra de las razones puede ser que se haga por algo positivo, como cuando le acaban de dar una buena noticia o algo similar. A su vez, se trata de un gesto que responde a la interacción entre emoción y comportamiento. Esto consiste en ejercer un hábito a partir del cual, cuando yo estoy experimentando esta emoción o cuando estoy ante una situación concreta, por ejemplo, viendo la tele, me muerdo las uñas.

¿Cómo dejarlo?

En primer lugar, se le enseña al paciente a detectar cuáles son los momentos en los que más se muerde las uñas. Para ello, el que lo sufre tiene que elaborar un autoregistro en el que anota cuál es la situación en la que se está comiendo las uñas.

A continuación, el afectado lleva a cabo una serie de conductas que le ayudan a realizar algo diferente en ese tipo de situaciones. Por ejemplo, si se las come cuando está ansioso, se le enseña a poner en práctica alguna técnica de relajación.

En cambio, si se trata de un caso en el que se las muerde cuando le está dando vueltas a la cabeza, se le enseña a controlar el pensamiento y algunas técnicas de manejo conductual incompatible, es decir, a realizar una actividad que sea incompatible con el hábito. —EDH/EFE