La concentración es imprescindible para sacar el máximo provecho y lograr el éxito en todas las facetas de la vida.
Pero cuando esto se dificulta, la doctora suiza Verena Steiner, asesora en estrategias de concentración, hace una comparación muy particular: “Una inteligencia poco entrenada es como un mono agitado que grita y salta de rama en rama. En ocasiones, la falta de concentración es solamente una mala costumbre y es posible ejercitarnos para conseguir que ese mono solo salte en la dirección que nosotros queramos”, explica.
Según Steiner concentrarse es reunirse con uno mismo y orientar la atención de forma intencionada hacia un tema, al tiempo que se ignora todo lo demás.
“La concentración es, sobre todo, una cuestión de adiestramiento mental”, agrega la doctora.
Es importante destacar que para lograr dedicarse por completo a un solo tema es preciso cultivar ciertas condiciones previas, como alcanzar el sosiego interior y procurarse quietud exterior, no dejarse interrumpir, hacer una cosa después de otra y organizarse de forma inteligente.
Las recomendaciones
Hoy día, dice Steiner, el mayor enemigo de la concentración son las interrupciones y distracciones, seguidas de los ruidos. Es una situación paradójica, porque la mayoría de estas molestias las podemos evitar.
Lo que ocurre es que a menudo una interrupción o un sonido pueden resultar más interesantes que la tarea que se tiene entre manos, o convertirse en un rescate muy oportuno, o un buen justificante para aplazar una tarea difícil.
“Mi regla clave es simple: apague el teléfono móvil, olvídese de Internet, póngase tapones en los oídos y comience a trabajar”, sugiere la especialista.
Por su parte, la psicóloga clínica, Susana Galán, recomienda practicar respiración profunda durante 10 minutos antes de iniciar una actividad que requiera concentración. Esto, asegura, hará que el cerebro también se relaje.
“Igualmente la musicoterapia (sonidos de la naturaleza) puede resultar útil a la hora de realizar una actividad, ya sea de trabajo o de estudio, pues contribuye con la relajación”, afirma Galán.
Para reforzar la capacidad de concentración, de acuerdo con Steiner, el primer paso es aprender a observar nuestro comportamiento sin criticarnos, es decir sin valoraciones. “Así tomamos más conciencia de nuestro nivel de concentración. Desde el momento en que nos damos cuenta de que nos falta la concentración, nuestro comportamiento ya mejora”, añade.
El segundo paso consiste en intentar mantenerse concentrados el mayor tiempo posible. Para ejercitar este paso conviene limitar el tiempo de concentración o fijarse un objetivo inmediato. Así, su mente estará ocupada de tal forma que no le quede más tiempo para distraerse.
La idea es plantearse objetivos como “dentro de 10 minutos quiero tener preparada una buena respuesta, precisa y cordial, para la reclamación que ha planteado este cliente”; o “dentro de 15 minutos quiero aprender estas frases en inglés y poder recitarlas completamente de memoria como si estuviera en una situación determinada”.
“En general, si damos instrucciones claras y concretas a nuestro cerebro, es más fácil concentrarse”, sostiene Steiner.
La buena noticia es que con mucho trabajo y constancia es posible conseguir una mejor concentración y transformarla en un hábito.
“Cuando estamos entusiasmados, con frecuencia queremos superar o alcanzar todo a la vez. Pero al igual que no se puede comer un pavo en un solo bocado, no se puede desarrollar la habilitad mental de la concentración en un solo día. Es más bien un adiestramiento similar al de aprender a tocar el piano o jugar al tenis”, asegura la doctora Steiner.
Para alcanzar un nivel elevado, hay que practicar día tras día y continuar paso a paso, lo cual conduce al éxito. —EDH