Jambinai, sonido coreano que se desmarca del K-Pop

El trío surcoreano hace lo suyo en la escena musical, fusionando guitarras eléctricas con instrumentos milenarios

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elsalvador.com

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2014-08-04 8:00:00

Si el “Kpop”, el pop fugaz que bandas y artistas de Corea del Sur producen de forma fabril, es una verdadera plaga musical en toda Asia, el trío Jambinai se desmarca de sus paisanos con un raro antídoto postrock que combina guitarras eléctricas con instrumentos milenarios casi en riesgo de extinción.

Ilwoo Lee, Bomi Kim y Eun Young Sim se conocen desde críos. Los tres se graduaron en la Escuela Nacional de Instrumentos Coreanos, una de las pocas de esta área que quedan en su país, y en la que desarrollaron su afición por los sonidos del pasado, manifestaron a Efe en una entrevista en Barcelona, España, durante su gira Occident Tour con parada en una treintena de ciudades europeas.

Tras probar suerte en ámbitos musicales diversos, en 2009 se reencontraron de forma casual en la fiesta de un amigo común y decidieron aplicar lo aprendido, pero eso sí, explorando caminos poco trillados y dejándose llevar más por su sensibilidad rockera que por el rigor del canon oriental.

“Difference”, primer y hasta ahora único disco de Jambinai, es realmente una rareza que borra cualquier pretensión de etiqueta “folk” atribuible, a priori, a una banda que utiliza el “piri” –la flauta tradicional coreana– el “haegum” –una especie de viola ancestral– o el “geomungo”, una extraña cítara con cerca de quince siglos de historia.

Ese contrapunto atípico que les convierte en “rara avis”, lo ponen unas feroces guitarras que, junto al sonido de la batería o de un bajo, se sumerge directamente en la laguna del rock duro, un sonido capaz de generar una tormenta de distorsión con mucho material eléctrico, y de evidente capacidad hipnótica.

Los años que Ilwoo Lee fue guitarrista del grupo de hardcore “49 Morphines”, sumado a la falta de prejuicios de sus otras dos compañeras en esta aventura musical, explican la ausencia de miedo de estos tres jóvenes a la hora de mezclar la fragilidad de sonidos tradicionales con el metal rock.

Aunque no son ni mucho menos unos superventas en Corea, donde proliferan sobre todo las “boy bands” para adolescentes, el experimento de “Difference” ha sido bien recibido en su país –en 2013 recibió el premio al mejor álbum “Crossover” en los Korean Music Awards– y en los circuitos alternativos de Estados Unidos y de Europa.

A pesar de que en Corea existe una escena indie importante, se saben un poco “raros”, un calificativo que no parece molestarles, y no temen tampoco a la reacción del público europeo a sus composiciones en las que buscan la armonía de sus dos cosmos musicales.

“Hay gente que piensa que nuestro sonido, nuestros instrumentos son extraños, pero intentamos hacer música para todos. Al comienzo de los conciertos el público nos ve como algo curioso, pero al terminar toda su curiosidad se centra en la música, prueba de que nuestra propuesta funciona”, asegura la banda.

Con un repertorio primordialmente instrumental, en algunos temas utilizan sus voces “como otro instrumento más, sin poner en ellas ningún tipo de mensaje”. De hecho, esas letras inconexas sí que conectan con el nombre del grupo, “Jambinai”, una palabra “fabricada”, sin significado alguno y que según el trío “se amolda a su estilo musical”.

Los tres miembros de Jambinai reconocen la influencia de la música tradicional coreana, pero ahí parecen acabar las coincidencias. —EFE