Heroína, sentencia de muerte

Se estima que en el mundo hay 9.2 millones de adictos a la heroína

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elsalvador.com

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2014-06-04 8:00:00

Todas las drogas son adictivas, sin embargo, hay una que sobrepasa esa aseveración, la heroína. Según especialistas esta droga genera adicción desde la primer dosis.

El poder adictivo de la heroína se debe a su mecanismo de acción, ya que desde la primer dosis el cerebro se acostumbra a las sensaciones que genera, por lo que se vuelve una dependencia fisiológica, es decir, que el cuerpo aprende a ‘funcionar’ con esa sustancia, explicó el psiquiatra José María Sifontes.

“Tu cerebro prueba algo que le gusta, alivia su malestar de forma casi inmediata, lo cataloga como bueno, porque aunque posteriormente haya efectos secundarios negativos, los positivos y placenteros son de mayor intensidad y eso lo que va a buscar. Es como si suponemos que dentro de nuestro cerebro hay corriente eléctrica normal de 220 voltios, pues cada vez que consumo heroína se eleva por ejemplo a 800 voltios, es un nivel muy superior al que esta acostumbrado y lo guarda como agradable, por eso siempre te va a pedir más, ya no quiere que vuelvas a lo normal”, detalló la psicóloga María Cuadrado.

Para tener una idea más clara del efecto, Cuadrado agregó que cuando se habla de ‘dependencia física’ significa que el cuerpo se adapta a la presencia de la droga y “los síntomas del síndrome de abstinencia comienzan si su uso se reduce bruscamente”. Este síndrome puede aparecer pocas horas después de la última vez que se usó la droga.

La tolerancia hace referencia a que según se va utilizando una droga de manera habitual el cuerpo empieza a tolerar su efecto. “Con la misma dosis la persona nota un efecto menor. Eso sucede porque, por una parte, se activa el sistema nervioso, produciendo ese efecto rebote con mayor rapidez. También el cuerpo metaboliza la droga con mayor rapidez, de modo que esta permanece menos tiempo en el organismo, produciendo un menor efecto.

La heroína pertenece al grupo de los opiáceos y es un producto semisintético derivado de la morfina, que puede consumirse vía intravenosa (inyectado), fumado o inhalado, para ello el polvo se calienta y se aspira el humo, indicó Sifontes.

Originalmente, los opiáceos son sustancias para aliviar el dolor, tienen efectos analgésicos, hipnóticos (producen sueño), euforizantes y sedantes.

Los opiáceos se dividen en tres categorías. Naturales: opio, morfina y codeína; semisintéticos: heroína y sintéticos: metadona, petidina y tilidina, explicó Cuadrado.

Se estima que unos 13,5 millones de personas en el mundo toman opiáceos (drogas similares al opio), incluyendo 9,2 millones que consumen heroína, según datos de , Fundación por un mundo sin drogas.

En El Salvador, esta problemática es relativamente nueva, informó Sifontes, probablemente debido a que su forma más común de consumo es inyectada, y en el país existe un factor cultural de un especie de rechazo a las inyecciones. El factor económico también es determinante.

Los efectos

La heroína es una droga muy potente por lo que genera sensaciones instantáneas a una gran velocidad. En una primera fase se experimenta una oleada de sensaciones agradables y muy intensas, que depende de la cantidad y forma de consumo; produce un estado de sedación y en algunos casos algo de euforia, por ello el malestar físico queda anulado.

En una segunda fase, los consumidores generalmente se sienten somnolientos. La función mental se ofusca por el efecto de la heroína en el sistema nervioso central. La función cardiaca disminuye. La respiración también desciende enormemente, hasta el punto de causar la muerte.

Los efectos a corto plazo, una vez desarrollada la tolerancia y dependencia a la sustancia van desde desarreglos en la alimentación y adelgazamiento, en ocasiones desnutrición hasta alteraciones cardiovasculares y de la sangre; como por ejemplo anemia, venas colapsadas, infección del endocardio y las válvulas de corazón.

En el caso de las mujeres causa trastornos en la menstruación y ovulación. En mujeres embarazadas, aumento del riesgo de aborto, parto prematuro, así como alteraciones en el recién nacido (síndrome de abstinencia neonatal).

Al hablar de los efectos o estragos que conlleva la adicción a esta sustancia no se pueden dejar de lado los problemas psicológicos, según el psiquiatra Sifontes.

Un adicto puede experimentar apatía, depresión, egocentrismo, entre otros y en relación al sistema nervioso; trastornos de atención, memoria e insomnio, detalló el psiquiatra.

La problemática que causa el consumo de heroína es incluso un problema que afecta la salud pública, ya que debido al uso de jeringas es un foco potencial de enfermedades infecciosas, como por ejemplo, VIH/Sida, la hepatitis B y C, infecciones bacterianas, artritis y otros problemas reumatológicos, indicó Sifontes.

Debido a que la heroína es altamente adictiva, pero sobre todo que produce dependencia física, ambos especialistas coinciden en que la mejor terapia para rehabilitar a un adicto es la de desintoxicación.

El tratamiento de este tipo de adicción se recomienda que sea en las fases iniciales en un centro de internamiento, ya que “la terapia de desintoxicación de la heroína sin un manejo médico y sin un nivel de cuidados adecuados constituye un gran riesgo para la salud y para la calidad de vida de los pacientes”, puntualizó Cuadrado. —EDH Agencia