El amor, la dignidad y la moralidad cívica en La Duquesa de Malfi de John Webster

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elsalvador.com

Por Katherine Miller Doctorado en estudios Medievales y Renacentistas de UCLA. Ha servido como Post-Doctoral Fellow en el Centro de

2014-06-27 8:00:00

La obra maestra y tragedia de venganza social “La Duquesa de Malfi”, escrita por John Webster, fue presentada por primera vez en Londres en 1613 en los teatros de Blackfriars y el Globe por la compañía de actores The King?s Men, la compañía en que William Shakespeare era el accionista principal.

El género de la tragedia de venganza Isabelina y Jacobina cuestiona la habilidad de los cielos de corregir los crímenes y desaciertos aquí en la tierra por el estado decaído del sistema de justicia, en este caso, de Inglaterra. Es que una época del tumulto religioso y social había terminado y estaban en el camino hacia la Guerra Civil Inglesa (1642), la última de las sangrientas guerras religiosas en Europa. Además, al comenzar la Guerra Civil (1642), los Puritanos, bajo el Lord Protector Oliver Cromwell, cerraron y, literalmente, asesinaron el magnífico drama y teatro del período liderado por William Shakespeare, Christopher Marlowe, Ben Jonson, John Webster, John Ford y muchos más.

Una fuente muy interesante de información sobre el teatro renacentista en Inglaterra que los eruditos han comenzado a consultar son los libros de contaduría, que documentan asuntos como los pagos a los actores, los costos por materiales para montar una obra teatral, además de los montos pagados como entradas a los espectáculos por las audiencias.

Historiadores han calculado, utilizando esta fuente, que entre 1580-1642 (cuando comenzó la Guerra Civil) unos 50 millones de personas asistieron a los teatros: un promedio de 25,000 personas cada semana en Londres. Por supuesto debemos tomar nota de que no se tenía que poder leer ni escribir para gozar de estas obras teatrales, a las que asistieron personas desde zapateros, vagabundos, prostitutas, artesanos hasta los aristócratas.

La tragedia de venganza, La Duquesa de Malfi, trata del tema inquietante de la vida y muerte de la Duquesa de Malfi, una joven viuda, jerarca del gobierno de Amalfi, la pequeña república marítima en la costa occidente de la península italiana en el siglo XVII. Sus hermanos: Fernando, Duque de Calabria y príncipe laico, y el Cardenal, príncipe eclesial son “los hermanos Aragoneses”, ya que España controlaba la república marítima riquísima de Amalfi en este entonces.

Al comenzar la obra los hermanos prohíben a la Duquesa, quienes en realidad son su superior en el gobierno, a casarse por segunda vez. Para controlarla los hermanos contratan un espía, Bosola, como Provisor del Caballo de la corte de la Duquesa, para hacer informes a los hermanos sobre su vida social y sexual. Sobre este punto, el gran poeta anglo-americano T.S. Eliot comenta que con Webster siempre estamos “conscientes de la calavera debajo de la piel”.

No obstante, la Duquesa ama y se casa clandestinamente con su mayordomo, Antonio, y da luz a tres hijos en el transcurso del drama. Bosola, por supuesto, descubre todo eso e informa a los hermanos.

Antonio y la Duquesa tienen que huir. A este paso la Duquesa declara: “Wish me good-speed, for I am going into a wilderness.” (Deséeme valentía, porque voy a entrar en un páramo desolado).

Sin embargo, la Duquesa es capturada, encarcelada y finalmente asesinada por sus hermanos. Estamos ante la controvertida situación de reinas y duquesas en relación a las redes del poder masculino y la imposición de la voluntad mortal de los hombres sobre las vidas de las mujeres de toda clase, incluyendo la tiranía de la obsesión sexual masculina que resalta tanto en esta obra.

Su hermano gemelo, Fernando, quien no puede explicar porque no desea que la Duquesa se case por segunda vez, divulga en su conversación sus intenciones incestuosas y psicosexuales que lo llevan a ser licantropato, una enfermedad psicológica que lo cambia psicológicamente en un lobo, como él mismo dice, “con el pelo adentro”. Eventualmente muere de esta condición.

Ambos hermanos parecen tener deseos incestuosos hacia su hermana la Duquesa e intereses en el poder y dinero que ella representa, igual que temor en que un segundo matrimonio sería la fuente por la cual “the royal blood of Aragon and Castile would be attainted” (la sangre real de Aragon y Castile sería corrompida).

El otro hermano, el Cardenal, quien tampoco puede presentar ningún motivo inteligente o creíble por prohibir un segundo matrimonio, mata a su propia amante, Julia, haciendo que ella bese un libro envenenado antes de ordenar su encarcelamiento. Hay una tormenta psicológica y el asesinato de su hermana la Duquesa. Diez asesinatos en total se dan en el escenario final de la tragedia, muchos más que en Hamlet, que termina con el escenario lleno de cadáveres.

Bosola, el espía/asesino de los hermanos, declara que ni él mismo sabe porque mataba a toda esta gente, diciendo que lo hizo “in a Mist” (en una neblina ‘moral’).

Así que, estamos hablando de un “páramo” social de desafío del papel de una mujer virtuosa en una posición de liderazgo en el gobierno de su República de Amalfi. Su criada, Cariola, declama, sobre su ama, “I know not if the spirit of greatness or of woman reign most in her. Owe her much of pity” (No sé si el espíritu de grandeza o de mujer reina más en ella. Le debo piedad en grande).

Enseguida, y siempre en el primer acto, la Duquesa pide matrimonio a su mayordomo, de clase inferior a ella, porque lo ama, y declara a Antonio: The misery of us, that are born great!?

We are forc?d to woo, because none dare woo us: . . .

I do here put off all vain ceremony, And only do appear to you a young widow.

That claims you for her husband, and like a widow,

I use but haf a blush in?t. . . . Make not your heart

So dead a piece of flesh.”

(La miseria de nosotros que hemos nacido en la grandeza!?

Estamos obligadas a buscar ‘un esposo’ porque ninguno

Tiene el valor de buscarnos a nosotros: . . .

Yo, en este momento, dejo atrás toda ceremonia vana

Y solamente me presento ante ti como una viuda joven

Que te pide por su esposo, y, como una viuda,

No tengo ninguna vergüenza cuando lo hago.

. . . No haga de su corazón un órgano tan muerto). [I.i.507, 525]

Otro tema principal, obviamente, es la naturaleza del buen y mal gobierno, en este caso complicado con el hecho de que el puesto más alto del gobierno es ocupado por una mujer, una viuda, que no tiene que explicarse a ningún hombre. Ella es una mujer completamente virtuosa que toma decisiones de vivir en la manera que ella considera que debe y puede.

La única razón para que ella se case clandestinamente es para guardar la vida de su esposo contra lo que ella sabe son las intenciones homicidas de sus hermanos, un príncipe laico y un príncipe eclesial. Al principio de la obra, Antonio explica a un amigo:

… a prince?s Court Is like a common fountain whence should flow

Pure silver drops in general; but if?t chance

Some cursed example poison?t near the head,

Death and diseases through the whole land spread.

(… la corte de un Príncipe

Es así como una fuente común desde donde deberán

Fluir gotas de plata pura en general; pero si acaso

Algún ejemplo de veneno lo corrompe cerca del liderazgo,

La muerte y enfermedades se dispersan por todo el reino).[I.i.11-16]

Y para ilustrar este punto, el espía, Bosola, asesino por contrato de los hermanos de la Duquesa, expresa su deseo de hacer ganancias por medio de la corrupción política. Es tan ambicioso que voluntariamente es activo en los asesinatos y lamenta que no recibe su recompensa adecuada. Se queja:

Miserable age where onely the reward of doing well,

Is the doing of it! (Ah, época tan miserable en que la única recompensa por hacer el bien, es de hacerlo!). [I.i.32-34]

Unos momentos más tarde, Bosola describe su enfermizo deseo para participar en la corrupción de su gobierno por ganancia personal en la metáfora de unos árboles de ciruela, representando la riqueza de gobierno, que son tan cargados con fruta que solamente los gusanos las comen:

Could I be one of their flattering Panders, I

Would hang on their ears, like a horse-leech, till I were full, and then, drop off.

(Si pudiera ser uno de sus padrotes, yo me colgaría

De sus orejas como una sanguijuela, hasta saciarme y después me caería). [I.i.50]

En fin, lo personal se entrelaza con lo político en esta tragedia de un reino, un gobierno y la mujer, la duquesa, quien dirige con rectitud y valentía. Esta visión es expresada en la obra así:

Didst thou ever see a

Larke in a cage? Such is the soule in the body: this World is

Like her little turfe of grasse, and the Heaven o?re our heades, like

Her looking glasse, onely gives us a miserable knowledge of the

Small compasse of our prison.

(¿Alguna vez ha visto una alondra en una jaula? Así es el alma en el cuerpo: este mundo es su pedacito de zacate y el Cielo sobre nuestras cabezas, parece su espejo y solamente nos da un conocimiento miserable del compás tan pequeño de nuestro penal).[IV.ii.128-131]

Lo que podemos tomar con nosotros de esta obra es que la Duquesa se atreve a actuar según su corazón, con aplomo e intrepidez y paga el precio. Viendo el cadáver de su hermana el Cardenal se lamenta, “Cover her face. Mine eyes dazzle. died young” (Cubra su cara. Mis ojos se deslumbran: ella murió joven). [IV.ii.256]

Mucho ha cambiado hoy; y mucho no ha cambiado. Esta obra todavía pertenece a un mundo en que lo que es moralmente correcto y lo que es moralmente malvado, el alma y su destino, son todavía los asuntos más importantes. Así como la política moderna nos enseña y demuestra cada día, no hay locura tan terrible como aquella que se considera razonable y es aceptada como tal por el mundo en general. [FIN]