Organizan “funeral” para vieja casa de Filadelfia

Se han preparado himnos y discursos para conmemorar los últimos momentos de la residencia de la calle Melon antes de que sea derrumbada el sábado

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elsalvador.com

Por AP

2014-05-27 9:00:00

Una deteriorada casa del barrio pobre de Mantua en Filadelfia era una pintoresca evocación de más de un siglo en los anales de la ciudad, antes que el último de sus ocupantes falleciera después de haber vivido ahí por muchos años y desde entonces se convirtió en un símbolo de la decadencia urbana.

Ahora, la estructura cubierta con paneles de madera recibirá una gran despedida.

Se han preparado himnos y discursos para conmemorar los últimos momentos de la residencia de la calle Melon antes de que sea derrumbada el sábado. Un contenedor parecido a una carroza cargará los escombros, seguida por una procesión de equipos de taladradores, bandas y los residentes del área. A continuación habrá una comida comunitaria.

Los organizadores eligieron al azar el edificio para un proyecto cultural titulado “Funeral para una casa”, que tiene el propósito de rendir homenaje a la historia del vecindario en una ciudad donde las autoridades afirman que unas 600 viviendas son derrumbadas cada año y otras 25,000 siguen en pie, sin ocupantes.

Sin embargo, ¿qué eso de un funeral para una casa? Esa fue la reacción inicial del pastor de la iglesia local, los vecinos y otros que fueron consultados por Robert Blackson, administrador de la Facultad de Arte Tyler, de la Universidad de Temple.

El acto puede tener eco en lugares como San Luis, Buffalo y Detroit, con viviendas deterioradas que otrora formaron parte de una era de florecimiento económico.

No está claro cuándo fue construida la vivienda de dos dormitorios, aunque consistentemente ha tenido inquilinos desde por lo menos 1900, según indica el censo y el registro municipal que han sido revisados por los organizadores del homenaje.

Los investigadores utilizaron la casa para marcar la historia de la población de Mantua, que viene desde habitantes de origen irlandés a principios de 1900 hasta una combinación de judíos rusos aproximadamente en la década de los 20 hasta la llegada de la población afroamericana procedente del sur durante las dos décadas que siguieron.

La cuadra era habitada por afro-estadounidenses cuando Leona Richardson, natural de Louisiana, compró la casa en 1946 y crió a su hijo, Roger, mientras trabajaba como costurera en un almacén por departamentos.

Fred Stokes, de 63 años, un vecino que creció con Roger y sigue viviendo en la cuadra, recordó a ambos como gente buena.

Cuando Leona Richardson falleció en 2002, Mantua se había convertido en una de las áreas más pobres y peligrosas de la ciudad. Su hijo Roger murió en 2009 y su familia vendió la propiedad poco después. La casa ha estado desocupada rodeada de terrenos baldíos.

Joe Schilling, que dirige la Iniciativa de Comunidades Sostenibles, del Instituto Metropolitano de Virginia Tech, dijo que un “podría ser muy catártico” para los antiguos habitantes de Mantua que se enfrentan al cambio que se ha producido en el barrio y esperan que vengan cosas mejores.

La vieja casa fue comprada por 15,000 dólares en 2012 y el nuevo propietario, que dio permiso para el funeral y la demolición, tiene planes de construir un complejo de viviendas módicas.