Noé Valladares: “El desarrollo del cine debe convertirse en una necesidad de los gobiernos”

El cineasta salvadoreño es uno de los invitados a la primera edición de los Premios Platino del cine Iberoamericano, en Panamá.

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elsalvador.com

Por Tomás Andréu Enviado especial / Panamá

2014-04-04 7:00:00

La ciudad de Panamá está de fiesta con la primera edición de los Premios Platino del Cine Iberoamericano. La capital del país centroamericano ha reunido a otros 22 y juntos borran sus fronteras en el campo cinematográfico con este esfuerzo. Esta plataforma de difusión internacional busca que las naciones hispanohablantes sean una gran marca cinematográfica.

Los Premios Platino son promovidos por la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (Egeda) y la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (Fipca) con el apoyo de las distintas Academias de Cine Europeo (EFA), de la Federación de Artistas de América Latina (Latin Artis), de Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión (Aisge) y del gobierno de Panamá.

En esta histórica edición, El Salvador no participa con película alguna, pero invitó a un cineasta del país: Noé Valladares. El salvadoreño incluye en su vida trabajos como “La virtud de un santo” y la participación en otros como “Walker”, de Alex Cox; “El espectro de la guerra” y “Sandino”, de Miguel Littin.

Valladares también es miembro de la Asociación Salvadoreña de Cine y Televisión (Ascine). Para echarle un vistazo a la escena audiovisual de El Salvador, El Diario de Hoy conversó con él en Panamá.

¿ Cómo se siente al ser invitado como representante de El Salvador a la primera edición de los Premios Platino del Cine Iberoamericano?

Creo que lo más interesante es que es una oportunidad para salir del anonimato y dar otra visión de El Salvador para contrarrestar la imagen violenta que hay de nuestro país en el mundo.

¿Y qué le parece que Panamá sea sede de este evento, nos pone en sintonía con el resto de Latinoamérica?

El hecho de que este evento se desarrolle en Panamá es el resultado de muchos otros esfuerzos por convertir a Latinoamérica en una región referente de otras visiones culturales históricas con su propia voz y su propia forma de ver e interpretar el mundo a través de las obras artísticas y esto se convierte también en un aporte al mundo sobre el desarrollo de la sociedad, mostrando las historias contadas desde los propios protagonistas.

¿Ve a una Centroamérica abriéndose paso entre México y Sudamérica? ¿En qué forma y con qué trabajo?

Centroamérica como parte de la gran patria Latinoamericana es una región con mucha historia común y también con sueños comunes, solo es cuestión de encontrar la oportunidad para hacer realidad esos sueños y este evento es eso: una oportunidad para mostrarnos a nosotros mismos antes de que otros nos muestren y nos interpreten. Tenemos que convertir a Centroamérica y Mesoamérica, no en un conjunto de países, sino en una interacción de culturas.

El director de programación del Festival de Cine de Guadalajara pronosticaba en una entrevista con El Diario de Hoy que en cinco años se hablaría de los cineastas centroamericanos, pero no de un cine hondureño, guatemalteco o salvadoreño. ¿Usted qué opina?

El desarrollo del cine en la región debe convertirse en una necesidad de los gobiernos, debe enmarcarse en políticas públicas, porque los gobernantes tienen que entender que los artistas y las obras cinematográficas necesitan que el Estado los proteja y los promueva para que haya una visión proactiva de las identidades propias. El cine crea conciencia del “yo” y del “nosotros” y eso es una base para desarrollar la autoestima colectiva, y por ende, desarrollar una sociedad basada en la convivencia armoniosa, segura de sí misma y de su entorno. Solo los artistas por sí mismos no pueden salir del atolladero sin la responsabilidad del Estado y de la sociedad. Que el arte no sea solamente un elixir para relajar el espíritu, sino que se convierta en un soporte sustantivo del desarrollo de la sociedad. Centroamérica tiene muchos recursos, pero pocos arquitectos culturales.

Se rumora que no habrá misterio de Cultura. ¿Eso afecta a la producción audiovisual del país?

Desde hace muchos años los artistas e intelectuales venimos proponiendo a los gobiernos de turno la necesidad imperante de estructuras, convenios y leyes que conciban el arte como un patrimonio que hay que cuidar, proteger, respetar y promover, y es hasta este nuevo gobierno que se ha visto una voluntad política de concretar esta necesidad. Todos estamos a la expectativa de que se haga realidad esta promesa de campaña. Sería una lástima que quede en los artistas el sabor de haber perdido una oportunidad, aunque hay discusiones sobre hasta qué punto es funcional un ministerio de Cultura. Para mí lo importante es que se abra la reflexión y el espacio de discusión y ojalá se concrete una alternativa ante la nebulosa cultural del país.

Algo que no hizo la derecha ni la izquierda del país es afiliarse al programa Ibermedia. ¿Por qué cree que los gobernantes de turno no dieron este paso?

El problema es de fondo sobre este punto, porque para tomar una decisión de este tipo lo único que se requiere es voluntad política y esa no ha existido. Yo creo que no es problema de fondos porque vemos otras inversiones y no encontramos la visión de prioridad cultural. Los responsables de cultura del gobierno tienen que dialogar con los artistas y actores culturales, porque ellos son servidores públicos y no pueden crear estructuras y proyectos artísticos desde una posición de gustos y placeres individuales con una visión parcializada de la cultura, porque la cultura somos todos y todas.

¿Qué vaticina sobre una Ley de Cultura y su conexión con la producción audiovisual?

Creo que deben de ser dos estructuras que se crucen, pero que no se atropellen. La Ley de Cultura es directamente del gobierno en relación a servicios, derechos, deberes, proyectos y desarrollo de los gremios y asociaciones de los artistas y las leyes específicas son las del gremio en especial. Nosotros participamos en la elaboración de la Ley de Cultura que promovió la Secretaría de Cultura del FMLN y allí quedaron plasmados muchos contenidos sobre la Ley de Cine y nosotros tenemos que desarrollarlos en la Ley de Cine. Por ejemplo, una Ley de Cine debe contener una visión de industria cultural para poder moverse y competir en el ámbito comercial con todas las dinámicas financieras y económicas universales, por ejemplo, para la coproducción. Y esto es tarea de los gremios en específico, ya sea de cine, música, teatro, artes plásticas, etc.

Ascine quiere hacer una ley en su campo, pero esto sí suena a imposible. ¿O me equivoco? Lo digo porque ni hay Ley de Cultura…

Todo tiene su tiempo. Creo que primero veremos como va el desarrollo de este gobierno en materia cultural. Si hay señales positivas y en el camino vamos afinando las herramientas de los gremios. Como Ascine ya nos reunimos con la Comisión de Cultura de la Asamblea Legislativa y lo que percibimos es que están abiertos a que sigamos compartiendo dudas y propuestas. Como Ascine le tomamos la palabra y seguiremos trabajando con todos los sectores que respalden la necesidad de legislaciones para el desarrollo, tanto del gremio como de la población.

Si hubiese que poner la primera piedra para crear un edificio sólido en materia audiovisual, ¿por dónde empezamos?

Comparto con otros colegas que hay que priorizar la formación. En nuestra sociedad hay un gran problema y es que la oferta de formación profesional se decanta por los servicios. La mayoría de los centros de formación profesional tienen ofertas de estudios, pero en su mayoría son carreras que generan dinero y muy pocos humanistas. Entonces podemos decir que tenemos una oferta y demanda en su mayoría de formación para el mercado y muy poco de formación personal, social y cultural. Hay muchos jóvenes que tienen grandes cualidades artísticas, pero tienen que dedicarse a trabajar de otras cosas para ganarse el sustento y dan como resultado un trabajo deficiente, porque su trabajo no es lo que su deseo les demanda. Hay que revisar la política de educación y balancear esta situación si de verdad queremos generar cambios sostenibles.

¿Qué es lo más fuerte que hay en El Salvador en producción audiovisual?

Actualmente hay varias iniciativas audiovisuales, la mayoría de carácter personal, producciones cortas y también largometrajes buscando recursos fuera del país. Esperemos como el público las acepta, porque ese es un buen termómetro, tanto para validar el producto, como para conocer el estado de nuestro público. También hay esfuerzos de formación, la mayoría no formal, por ejemplo: la Asociación de Capacitación e Investigación para la Salud Mental (Acisam) tiene desde hace varios años un esfuerzo a nivel mesoamericano con la Escuela de Cine Comunitario con jóvenes de varios países como México, Guatemala, Nicaragua y El Salvador y esto me parece que es construir con la juventud una cantera para que aprendan nuevas formas de contar sus propias historias, sus propias realidades.