La prostitución: de la calle a internet en EE.UU.

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elsalvador.com

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2014-03-22 7:00:00

La prostitución está disminuyendo en las calles de Estados Unidos pero aumentando en Internet, según destaca un estudio que también alerta de la creciente disponibilidad de la pornografía infantil.

El trabajo, elaborado por el Urban Institute a encargo del Departamento de Justicia estadounidense, examina las claves del funcionamiento económico de la industria clandestina del sexo en ocho ciudades estadounidenses (Atlanta, Dallas, Denver, Kansas City, Miami, Seattle, San Diego y Washington).

Según se detalla en el estudio, Internet está cambiando las limitaciones del negocio, ya que los anuncios de prostitutas y proxenetas en las redes sociales y en páginas web como Craiglist.com y Backpage.com atraen a clientes y a posibles nuevas trabajadoras.

Esta presencia virtual hace que, al mismo tiempo, sea más fácil para los infractores promover este negocio clandestino y para la policía rastrearlos.

“Aún hay actividad callejera, pero en Internet no tienen que operar en las sombras”, aseguró en un comunicado la directora del estudio, Meredith Dank, quien añadió que Internet resulta “más lucrativo”.

Además, el estudio advierte de que el contenido explícito de menores está cada vez más accesible en Internet, donde las comunidades virtuales creadas alrededor de la pornografía infantil con frecuencia intercambian contenidos de forma gratuita.

El trabajo del Urban Institute también muestra que, en las ocho ciudades en que se llevó a cabo, el negocio clandestino del sexo mueve alrededor de $1.000 millones al año con cifras que van desde los 300 millones de Atlanta a los 40 millones de Denver.

El acto sexual tiene un precio similar en las ocho ciudades estudiadas y sitúa alrededor de los $150 por hora, $100 menos del que tenía antes de la recesión.

Los ingresos de los proxenetas, sin embargo, oscilan entre $5,000 y los $32,833 semanales, apunta el estudio.

Para la elaboración de este estudio, que se prolongó durante cinco años, los investigadores entrevistaron a prostitutas y proxenetas tanto de burdeles y servicios de acompañamiento como de salas de masaje, pero no se incluyen los datos de la industria de las películas pornográficas, que es legal. —EFE