No culpe al perro por sus ladridos

Lo ideal es que los dueños de los caninos dediquen tiempo a sus mascotas, de acuerdo con expertos, pues consideran que el problema en los animales es generado por aburrimiento, ansiedad o temor

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elsalvador.com

Por AP

2014-03-25 12:30:00

Los ladridos de los perros son algo molesto y pueden causar serias fricciones entre vecinos, pero no culpe al animal si hay problemas, ya que generalmente son producto del aburrimiento, la ansiedad o el temor, según adiestradores.

Los ladridos constantes generan episodios de violencia y han dado lugar a toda una industria que produce aparatos para calmar a los animales o para bloquear los ruidos. Muchos los ven como la gran solución, otros como algo nocivo. Lo concreto es que los dueños de los perros deben dedicarle suficiente tiempo a sus mascotas, de acuerdo con expertos, quienes alientan a la gente a abordar el problema de raíz, sin esperar a que surjan síntomas de aburrimiento, ansiedad o miedo, que pueden conllevar destrozos, orinadas o intentos de fuga. Asegúrese de que el animal se ejercita lo suficiente y descubra qué es lo que le molesta. A veces es algo fácil de resolver.

“No hay duda de que los ladridos afectan la vida de la gente”, dijo el sargento Dustin Delridge, de la policía de Missoula, estado de Montana, especializado en asuntos relacionados con la calidad de vida, como los ladridos. Cuando interviene, generalmente es en medio de una disputa que tiende a escalar. A veces el problema se resuelve sencillamente moviendo la cama del perro a otro sitio o pidiéndole al dueño del perro que lo mantenga adentro de la casa.

“La mayor parte de las veces el asunto se soluciona”, agregó. “Aunque de vez en cuando no podemos contentar a todos”.

Gary Garrett, por ejemplo, no puede dormir porque tres Rottweilers aúllan toda la noche en su barrio, Visalia, unos 320 kilómetros (200 millas) al norte de Los Ángeles. Dice que el ruido penetra las paredes “como si fuesen altoparlantes potentes”. Cuando comenzaron los ruidos, hace unos seis meses, visitó a su vecino, el dueño de los perros, quien le sugirió que se tapase los oídos.

Garrett dice que las agencias de control de animales son ineficientes porque hacen visitas de día, pero los ladridos se producen de noche.

Sostiene que sus vecinos “son unos desconsiderados y (que) la municipalidad no hace nada”.

“No quiero pelearme. Solo quiero poder dormir de noche”, se quejó.

Garrett ha presentado quejas siguiendo los trámites de rutina, pero incluso si se hace un llamado de atención al dueño del perro, “eso no garantiza que los ladridos cesarán”, indicó Tami Crawford, directora ejecutiva de la Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales de Valley Oak, que tiene un contrato con la municipalidad para ofrecer servicios de control de animales.

“Es un problema complejo”, indicó Crawford. “Se necesita la cooperación de ambas partes y a veces los vecinos no pueden hacerlo”.

Lori Weise, fundadora del refugio de animales Downtown Dog Rescue de South Gate, ciudad al sur de Los Ángeles, sabe que el ladrido de un perro puede impedir que sea adoptado. Por ellos entrena a sus 17 perros para que dejen de ladrar cuando se les da un comando.

Es importante evitar los ladridos porque pueden derivar en episodios graves de violencia. En diciembre un hombre fue acusado de matar a otro en Detroit porque se quejaba de que su perro ladraba demasiado. Está siendo juzgado por asesinato. Y en abril del año pasado un hombre de Oregón le pagó 500 dólares a un hijo suyo de 30 años para que le pegase un tiro al perro de un vecino. El padre se declaró inocente, el hijo culpable.

Los expertos dicen que estos problemas se pueden evitar si la gente que quiere perros toma las medidas necesarias antes de llevarlo a la casa.

“Es fundamental que la persona se pregunte si tiene el tiempo y la voluntad para atender las necesidades de un perro”, afirmó Madeleine Bernstein, presidenta de la Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales de Los Ángeles.

El ladrido constante, por otro lado, puede ser dañino para el animal, señaló Mychelle Blake, directora ejecutiva de la Asociación de Entrenadores de Perros Profesionales de Carolina del Sur. Se pueden lastimar saltando cercos o dañar su garganta, expresó.

Si el perro está aburrido, hay que aumentar el ejercicio. Si está todo el día afuera, desperdigue su comida así tiene que buscarla.

Lidiar con ansiedades y temores es más complicado y puede requerir la ayuda de un veterinario y de medicinas.

Hay aparatos que emiten sonidos, olores y descargas eléctricas que prometen controlar el ladrido.

El uso de collares electrónicos, sin embargo, puede hacer que el perro no ladre nunca y agravar la ansiedad y el temor, según Blake.

“Lidian con los síntomas, pero no con la causa del ladrido. Y las descargas no son nada agradables para los perros”, señaló.

Blake dijo que una persona no quiere que el perro deje de ladrar, sino controlar sus ladridos.

El ladrido puede incluso ser algo positivo, que alerta a un vecino sobre incendios o intrusos.