Matthew McConaughey: “‘Dallas Buyers Club’ es una película que tomó 20 años hacer, la rechazaron 86 veces”

El otrora "sex symbol" sacrificó mucho por la actuación que lo catapultó al estrellato, una película que logró conquistar a los más críticos

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por Fabián Waintal Corresponsal en Hollywood escena@elsalvador.com

2014-03-04 7:00:00

La ceremonia del Oscar ya había coronado a su compañero de rubro Jared Leto y tampoco se esperaban demasiadas sorpresas, cuando Jennifer Lawrence subió al escenario para entregar el Oscar al Mejor Actor. Frente a Christian Bale (“American Hustle”); Bruce Dern (“Nebraska”); Leonardo DiCaprio (“The Wolf of Wall Street”) y Chiwetel Ejiofor (“12 Years a Slave”), solo había un favorito, Matthew McConaughey por su espectacular actuación en “Dallas Buyers Club”.

En la última entrevista que tuvimos en el Festival Internacional de Cine de Toronto, al momento de querer hablar del Oscar, me diste un abrazo y no quisiste hablar del tema…

—Es cierto.

¿Podemos hablar ahora?

—(Riendo) Sí, ahora sí!

Hace 25 años que cubro la ceremonia del Oscar, pero nunca lo voy a ganar ¿Qué se siente tener uno en tus manos, haberlo ganado en tu primera nominación?

—No te voy a decir surrealista, pero no lo esperaba. El Oscar es algo maravilloso. Es el final de un largo viaje, es lo que hablaba con mi esposa esta mañana, cuando nos despertábamos, recordando la época en que yo había decidido hacer cuatro películas en un año. Para mi, era fácil, para ella no, pero me siguió a todos lados con mis hijos. Y ahora que estoy parado, con el Oscar en la mano, lo veo como un premio a la excelencia por algo que es mucho más que mi trabajo. No es mi hobby, es mi carrera. Eso, se siente maravilloso. Pero, de verdad, no sabíamos lo que podía pasar esta noche.

¿En el momento de entrar por la famosa alfombra roja… tampoco pensabas que podías ganar el Oscar?

—En la alfombra roja me habían preguntado si quería ganar y exactamente dije “Absolutamente. No es la razón por la que vine, pero ya que me nominaron, me encantaría ganar”. ‘Dallas Buyers Club’ es una película que tomó 20 años hacer, la rechazaron 86 veces. Ya había sido un verdadero logro hacerla sin dinero, poniendo de nuestro propio bolsillo para llevarla al cine. Eso ya era importante, pero se siente bastante bien estar parado con un Oscar, un año después, especialmente con una película que nadie había querido hacer. Cuando la estrenamos en Toronto, había tenido un buen recibimiento y de a poco fue creciendo el interés en la gente. Teníamos seis nominaciónes. Y esta misma noche, también ganó Jared y la categoría Mejor Maquillaje ganó con un presupuesto de 250 dólares. Se la pasaban robando para poder maquillarnos. Y todo eso, es un premio extra.

¿Para ganar el Oscar tenía que perder… peso, primero? ¿Valió la pena tanto esfuerzo?

—El material era demasiado bueno. Teníamos un guión fabuloso. Y el trabajo fue muy duro, pero yo estaba tranquilo. Uno está tranquilo cuando sabe lo que tiene que hacer. Fue un placer filmar esta película. Y ahora que el público puede disfrutarla… es hora de celebrar.

Con la ayuda de haberse destacado como el inspirador de Leonardo DiCaprio en ‘The Wolf of Wall Street’ (el golpe en el pecho que muestra en el cine, incluso fue una verdadera improvisación porque es algo que hace en la realidad, para calmarse), Matthew McConaughey no tenía competencia en la entrega del Oscar de este año. Para cuando había empezado la ceremonia, en diferentes rincones de su casa ya tenía guardados más de diez premios que recibió por la brillante interpretación del enfermo de SIDA de la película ‘Dallas Buyers Club’. Los periodistas internacionales de Hollywood le habían dado el Globo de Oro. En el Festival de Cine de Hollywood también se había llevado otro premio. Las diferentes asociaciones de críticos cine de Las Vegas, Phoenix, Dallas y Ohio ya lo habían seleccionado como el Mejor Actor, tal cual como la Sociedad de Actores y por supuesto, la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood… con el Oscar.

¿La buena actuación en ‘The Wolf of Wall Street’ o la nueva serie ‘True Detective’ pudo haber influenciado a los miembros de la Academia que te entregaron el Oscar?

—Honestamente, todavía no di un paso atrás para analizar mi carrera. Simplemente elijo roles que me mueven el piso, que me desafían en una forma donde pueda pensar ‘No estoy seguro lo que voy a hacer, pero no veo la hora de empezar’. También vengo eligiendo directores o historias que no se vieron antes, con personajes que tienen verdadera identidad. Esa es mi idea, recién después pienso como actor. Sé muy bien lo que me gusta. Muchos de mis personajes son antihéroes, pero son seres humanos maravillosos, aunque moralmente no sean los mejores, son historias humanas. Eso es lo que me gusta tanto.

¿A nivel personal notas el mismo cambio de tu carrera que nota la gente?

—Te cuento una historia: Hace un tiempo me había tomado dos años de vacaciones, sin saber si iban a ser tres o cuatro años. Y me tomé ese tiempo para parar de hacer lo que estaba haciendo, porque quería empezar a buscar algo original, roles que me dieran miedo. Y de a poco, empecé a trabajar en las películas ‘Killer Joe’, ‘Lincoln Lawyer’ y ‘Magic Mike’, cosas así. Y para ser honesto, me fijaba muchísmo más que nunca, en todo el proceso. Quería disfrutar la experiencia personal que podía conseguir con la actuación, la construcción diaria y arquitectura de hacer una película, para estar contento al momento de terminar la película, sin importarme si iba directo a DVD. Lo importante era hacer cine. Y los resultados fueron todavía mejores, por bajar la cabeza y concentrarme en el proceso. Fijate ‘Wolf of Wall Street’. Pude trabajar con Martin Scorsese y Leonardo Di Caprio, en una escena, en apenas un día. Y ‘True Detective’ la acepté porque aunque eran ocho capítulos, era los mismos seis meses que te lleva una película. Las 450 pagínas de los ocho episodios son las 450 páginas de un guión de cine. Y ‘Dallas Buyers Club’, la filmamos en 25 días, con una sola cámara y sin luces. Me importaba la calidad y la experiencia, sin saber los resultados que podía tener. Solo me importaba la experiencia.

A nivel personal, Matthew McConaughey parece haber conseguido el mismo éxito que en el cine. Como uno de los solteros más codiciados de Hollywood, ya había estado de novio con famosas como Sandra Bullock, Janet Jackson y Penélope Cruz. Pero la modelo brasileña Camila Alves fue la única que consiguió ‘casarlo’. Y tampoco fue nada fácil. Matthew ya había tenido con ella los dos hijos mayores Levi (7 de Julio, 2008) y Vida (3 de Junio 2010), cuando se casó el 9 de Junio del 2012 con Camila embarazada del tercer hijo Livingston (28 de Diciembre, 2012). Y a la nueva familia, bien podemos decir que se suma un nuevo bebé llamado… Oscar.

¿Si tuvieras que darle un premio al periodismo por el rumor más ridículo que hayan publicado sobre tu vida, qué rumor elegirías?

—El rumor más loco fue hace doce años, cuando dijeron que había tenido dos hijos y que tenía una vida secreta con una mujer. Al final conocí a esa persona y resultó que tenía problemas mentales. Y lo que al principio había parecido gracioso y absurdo, se volvió algo muy serio porque se trataba de alguien con una enfermedad mental.

¿El éxito a nivel personal, con una familia bien formada, genera un buen balance para mejorar el éxito profesional?

—Hoy me interesa mucho más la vida que antes y es bueno poder decirlo con 44 años. Los premios son un agregado, porque fuera de mi carrera, mi vida es extremadamente interesante y extremadamente rica, para mi. Y quiero que eso también alimente mi trabajo, permitiendo que mi trabajo también alimente mi vida. Esa reciprocidad, es lo que me gustaría mantener

¿Tus hijos saben lo que significa ser actor?

—Bueno, ellos entienden que papá va a trabajar, haciendo creer que es otra persona. Ellos entienden la diferencia entre la realidad y el cine. Ellos también entienden que papá también puede estar en más de un lugar al mismo tiempo, que puedo estar ahora en la cocina y de pronto aparezco en la pantalla. Eso, fue un shock enorme cuando lo vieron la primera vez. La primera película que vieron fue al final de ‘We Are Marshall’ y con la escena del fuego quedaron deprimidos, porque el fuego para alguien de tres años significa algo muy malo y pensaron que papá se había quemado. Por eso, después llevé a mi hijo de tres años al estudio de ‘Lincoln Lawyer’ para ver la filmación de una escena y después lo llevé al monitor y le mostré que en la pantalla estaba exactamente lo mismo que yo había hecho. Para él, es un truco de magia. Por eso, lo entienden la actuación… de alguna forma

¿Y saben lo que significa un Oscar?

—Cuando salimos, les explicamos que íbamos a una fiesta de premios, donde papá competía frente a otros actores que son actores y hacen lo mismo que yo, que le van a dar a los actores un premio por lo que piensan que es la actuación más excelente. Y les recordé la época en que estábamos en Nueva Orleans, filmando la película. Así, tratamos de darles una lección de mostrar que si uno hace lo mejor, con el tiempo puede ser recíproco, se puede tener cierto premio con lo que quieran terminar haciendo de sus vidas. Esa, es la lección que tratamos de traducirles.