Veterano y audaz, Liam Neeson vuelve a la acción

En su nueva película "Non-Stop", "Sin escalas" en español, interpreta a un mariscal del aire que se encuentra a bordo de un avión secuestrado. Se estrena este viernes en las salas nacionales

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elsalvador.com

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2014-02-24 8:00:00

La prensa puede decir que Liam Neeson es una estrella de acción de edad, pero él no ve así las cosas. Él prefiere decir que, a sus 61 años, sigue teniendo “algo de maldad” en él.

“Parece que me dieron una segunda oportunidad en la vida como estrella de acción”, afirma el actor. “Algunos lo llaman la reinvención de Liam Neeson”.

Él está de acuerdo. “Es sensacional correr por todos lados y salvar al mundo”, afirma el artista en entrevista telefónica. “Yo lo recomendaría a cualquier edad”.

Películas como Taken (2008), The A-Team (2010), Unknown (2011), The Grey (2011) y Taken 2 (2012) lo presentaron a una nueva generación de fans, como descubrió durante una visita a Corea del Sur hace unos años.

“Fui ahí a promover una de las películas ‘Taken’ y, francamente, me sentí como uno de los Beatles”, relata Neeson.

“Ahí estaba un montón de jóvenes de 16 años gritando mi nombre. Había chicos y chicas de 20 años vueltos locos. Se morían de ganas de verme. Uno de mis sobrinos en Irlanda me llamó para decirme que había visto mi película, que había estado en primer lugar durante varias semanas y que le había gustado a todo el mundo. A mí simplemente me da gusto que haya alguien que me quiera ver en acción”, continúa. “Yo mismo hago las escenas de pelea como una forma de decir que la edad es solo eso, un número. La cosa es cómo nos sentimos y yo me siento más joven cada minuto”.

Al actor le sigue gustando mezclar dramas y ocasionalmente comedias con películas de acción, pero su más reciente trabajo apela a su nueva falange de seguidores. “Non-Stop”, que se estrena en El Salvador este 28 de febrero, lo presenta como Bill Marks, un mariscal del aire que se encuentra donde no debe en el momento menos oportuno: va a bordo de un avión que es secuestrado y hay un misterioso tipo malo – con el que solo se comunica por teléfono– que amenaza con matar a un pasajero cada 20 minutos si no depositan 150 millones de dólares a una cuenta de banco secreta.

En la película, dirigida por Jaume Collet Serra [que también dirigió a Neeson en “Unknown”], aparece también Julianne Moore, como una pasajera que va sentada al lado de Neeson, y Lupita Nyong’o, nominada este año a un Óscar, como azafata del vuelo.

Sin embargo, no es solo una película de buenos contra malos. Conforme avanza, la trama se complica y Marks es acusado de ser el secuestrador. “Yo interpreto a un hombre que tiene unos cuantos demonios”, revela Neeson. “Su vida está un poco fuera de control. Además hay algunos individuos tenebrosos en este vuelo atiborrado. La película es un juego de adivinanza, para ver quién es el bueno y quién es el malo. Hay 150 personas en el avión y puede ser cualquiera de ellas”.

En la mayoría de las películas de acción hay persecuciones, balaceras y peleas a puñetazos en azoteas, calles o en espaciosos estacionamientos. Rodar “Non-Stop” en un espacio tan confinado representó todo un desafío.

“Es una película valiente”, afirma el protagonista, “pues 97 por ciento está rodada en la aeronave. Estuvimos dos meses en ese avión, que en realidad era un escenario construido en Nueva York. Todos los días yo estaba con los mismos extras que interpretaban a los asustados pasajeros. Para el director, fue todo un reto filmar una película en solo ese escenario”, continúa.

“Hay que hacerla interesante para que el público se quede con la película todo el tiempo que dure”.

Además, claro, estuvieron las exigencias físicas que para Neeson –ex boxeador– son más significativas ahora que hace 20 o 30 años.

“Yo sí insisto en hacer mis propias escenas de pelea”, recalca. “No hago todas las acrobacias, eso es diferente. No soy alguien que quiera salir volando a través de una ventana o que se ofrezca de voluntario para saltar de un edificio. Pero sí levanto los puños”.

El régimen de acondicionamiento físico de Neeson es muy sencillo: hay que darse tiempo para el gimnasio.

“Por regla general, siempre me he mantenido en buenas condiciones”, asegura. “De chico mi deporte era el boxeo así que tengo una disciplina física razonablemente fuerte en lo que se refiere a ese tipo de cosas. Lo considero como aprender un nuevo paso de baile”, continúa el actor. “Así es como enfoco las escenas de pelea. Todo está coreografiado y se empieza muy lentamente. Es cuestión de decirle a mi compañero actor: ‘Te voy a lanzar este golpe y tú me lanzas ese otro’. Para cuando rodamos la escena en sí”, agrega, “tenemos dominada la danza y podríamos hacerla con los ojos cerrados. Es tan simple como respirar”.

Algunas estrellas de acción son muy temerarias en la vida real y conducen autos de carrera, motocicletas o se lanzan en paracaídas. Neeson no es así.

“Odio subirme a la montaña rusa”, admite. “Me mareo. Mis hijos me ruegan que los acompañe. Y podría pensarse que, como padre, yo les diría que sí, claro. Pero más bien les digo: ‘Hijo mío, te amo a morir pero no hay forma de que me suba a ese maldito paseo'”.

¿Boxeador, maestro?

Neeson creció en Irlanda del Norte y de joven tuvo multitud de trabajitos, como ser operador de montacargas en Guiness, chofer de camión, asistente de arquitecto e incluso boxeador. Su meta era ser maestro, para lo cual asistió a la Universidad Pedagógica de St. Mary en Newcastle, Irlanda.

Esos planes cambiaron en 1976, cuando una decisión súbita hizo que ingresara en el grupo teatral Belfast Lyric Players. En las tablas se sintió a sus anchas y abandonó la idea de dar clases. Dos años después, durante una representación con el prestigioso Abbey Theater de Dublín, dio la casualidad de que el director John Boorman estuviera entre el público. Interesado en el fornido joven de nariz rota y voz grave, contrató a Neeson para su película “Excalibur” (1981).

El ascenso de Neeson como actor de cine no fue meteórico pero se estableció poco a poco, primero en Inglaterra y después en Estados Unidos, donde hizo su debut estelar con la película de culto “Darkman” (1990). En los años 90 se convirtió en uno de los actores estelares más buscados, especializándose en dramas como “Shining Through” (1992), “Schindler’s List” (1993), “Nell” (1994), “Before and After” (1996) y “Les Miserables” (1998). “Schindler’s List” le valió una nominación al Óscar al Mejor Actor.

Después de haber demostrado su madera de actor, Neeson también empezó a aprovechar su imponente presencia física en papeles de acción, primero en dramas históricos como “Rob Roy” (1995) y “Michael Collins” (1996), después como el veterano caballero Jedi Qui-Gon Jinn en “Star Wars: The Phantom Menace” (1999). Luego asumió papeles de acción fuerte en “Gangs of New York” (2002), “Kingdom of Heaven” (2005) y “Batman Begins” (2005).

A lo largo de su carrera también ha mostrado su vis cómica en películas como “Leap of Faith” (1992) y “Love Actually” (2002).

Tragedia y suerte

En 1994, Neeson se casó con Natasha Richardson, su coestelar en “Nell” así como en su debut en Broadway, la reposición de “Anna Christie” de Eugene O’Neill en 1993. Tuvieron dos hijos y vivieron felizmente juntos hasta 2009, cuando Richardson murió a consecuencia de un trágico accidente de esquí.

Después de su muerte, Neeson se dedicó totalmente al trabajo y sigue siendo uno de los actores más ocupados de Hollywood, aprovechando su tiempo libre para estar con sus hijos, Michael de 18 años y Daniel de 17.

“Somos un equipo”, explica. “Es duro cuando tengo que estar lejos pero ellos saben que así es la vida del actor. Ha habido muchas noches en lugares alejados que son muy solitarios. Eso hace que aprecie mucho más el tiempo con mi familia”.

Neeson es el primero en atribuir su éxito al esfuerzo, la persistencia y a más de un poco de buena suerte.

“Pienso que simplemente necesitamos una buena ración de suerte en la vida”, asegura el actor. “Sí pienso que, en cierto sentido, cada quien se crea su propia suerte a través del esfuerzo y la perseverancia, pero la suerte desempeña un papel importante en esto…”. La suerte no hace daño pero Neeson siempre ha sido muy exigente para elegir sus películas”. — The New York Times Syndicate.