El plagio literario que cuestiona a El Salvador

El escándalo en el que se vio envuelto un joven de 21 años ha creado un debate sobre lo que ofrece este país en creatividad e intelectualidad Gobierno afirma que el caso Rojas es un hecho aislado

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elsalvador.com

Por Tomás Andréu Twitter: @tomazs_andreu

2014-02-25 7:00:00

Mario Alberto Rojas entró por la puerta equivocada a la historia de El Salvador, según las críticas que escritores, poetas, académicos, catedráticos y el mismo gobierno han hecho sobre el plagio en el que se vio envuelto el joven de 21 años de edad.

El protagonista de esta polémica ganó los Juegos Florales de Morazán en la rama de cuento en 2012. Casi dos años después se descubrió que Rojas hizo pasar como suyos los trabajos literarios de grandes escritores que van desde la Premio Nobel Herta Müeller hasta el fallecido argentino Marco Denevi. Según su propio testimonio, plagió 11 textos de los 18 que componen el libro “Bajo la piel del fuego” y que vio la luz con fondos gubernamentales. Además, se le otorgó un premio monetario que rebasa los mil 500 dólares.

En una entrevista exclusiva con El Diario de Hoy, el acusado se defendió y dijo que todo fue orquestado, quería demostrar que la Secretaría de Cultura de la Presidencia (Secultura) es incompetente. “Mi plagio es una protesta social”, recalcó el joven. También añadió que su gesto fue una actuación artística (“performance”).

Más allá de los hechos, un abanico de voces ha cuestionado al jurado que le otorgó el premio, también a la propia Secultura y el sistema educativo de El Salvador. Las versiones de lo ocurrido y la deducción de responsabilidades va como papa caliente de mano en mano. Las voces que apelan a la sensatez y a la autocrítica ven una nueva oportunidad para replantearse qué está haciendo el país con sus jóvenes.

“Saquemos tres lecciones: la primera es que nuestro sistema educativo no nos enseña a crear sino a reproducir (información, imágenes, análisis); la segunda es que no hemos revisado como sociedad, de forma suficiente, qué quiere decir plagiar y las consecuencias que esto tiene en la vida social. Si las universidades revisaran de nuevo cuántos trabajos son de hecho creaciones de sus estudiantes (y profesores) tendríamos muy poco que ofrecer en cuanto a producción intelectual”, analiza con El Diario de Hoy la catedrática y académica de la Universidad Centroamericana (UCA), Amparo Marroquín Parducci.

Sobre el rol de la Secultura —y como tercera lección— Parducci opina que si los Juegos Florales son un estímulo, “me parece que mantener las mismas modalidades y géneros clásicos no abona a la posibilidad de creación. Sabemos que todos los años van a convocar a los mismos concursos con los mismos géneros en temas libres. ¿Qué pasa si incluimos nuevos tipos de creaciones? ¿Por qué no un concurso que implique formatos que ahora mismo son menos difundidos y que obliguen a los jóvenes a procesos de creación de su parte?”.

“Ese fue un caso aislado, quizás motivado por otras razones que no tienen que ver con el tema educativo”, afirma a este medio el viceministro de Educación y exsecretario de Cultura, Héctor Samour. El funcionario aseveró que no existen registros de plagios dentro del sistema educativo. Pero adelantó que “la responsabilidad tiene que ver más con el muchacho, por supuesto, pero también con el jurado que debió hacer un estudio más concienzudo de la obra que [Rojas] presentó y detectar si había plagio o no. Ahora, con Internet, es más fácil, [el jurado tuvo] que haber confrontado con ciertas palabras claves. Ahí fallaron realmente varias cosas”.

“A los jurados, que voluntariamente les entregan centenares de páginas a leer en los Juegos Florales, no les corresponde certificar la autenticidad de los relatos, esa es responsabilidad de la entidad gubernamental que las convoca”, afirmó en una primera versión Carlos Henríquez Consalvi (jurado), pero en la misma cuenta de Facebook cambió de versión sobre los hechos:

“Asumir mi responsabilidad como jurado de los Juegos Florales de Morazán ante el caso del plagio [y] reflexionar sobre los errores cometidos”. El también director del Museo de la Palabra y la Imagen (Mupi) apeló a “evitar la criminalización hacia los jóvenes”.

“Citar, apreciar, alabar, es humano y enriquece a todos. Plagiar, apropiarse del trabajo ajeno, presentar como propio el esfuerzo de otros es romper ese espíritu solidario que hace a la humanidad humana”, cierra la columna de opinión “El plagio y la cultura” del exrector de la UCA y analista político, José María Tojeira. Esta apareció en Diario Co Latino.

El caso de Rojas se está analizando en la Secultura, que ya acudió a la Fiscalía. El jurado fue llamado para que explique los métodos que utilizó para su veredicto.

“Es indignante que un joven trate de pasarse de listo y quiera verse como víctima”, comentó a este medio el director de Letras de la Secultura, Mario Noel Rodríguez.