El coleccionista del tesoro de Múnich sorprende de nuevo

Una de las sorpresas artísticas más grandes de los últimos años fue el hallazgo de más de 1,000 piezas de arte en casa de Cornelius Gurlitt, en Alemania. Esta semana se le encontraron 60 piezas más en su otra casa en Austria

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elsalvador.com

Por Texto: Agencias/EDH Fotografías: EDH

2014-02-15 8:00:00

El octogenario coleccionista alemán Cornelius Gurlitt, en cuyo piso de Múnich, Alemania, la policía halló en 2012 unos 1,200 valiosos cuadros, guardaba también en su casa de Salzburgo (Austria) más de 60 joyas artísticas, entre ellas lienzos de Monet, Renoir y Picasso.

El portavoz de Gurlitt, Stephan Holzinger, explicó esta semana que las obras serán examinadas por expertos del mundo del arte para despejar dudas sobre sus orígenes y aclarar si pueden ser “arte robado” por los nazis, como se sospecha de parte del tesoro encontrado en su casa muniquesa.

De acuerdo con una evaluación preliminar, añadió el portavoz, no hay sospechas que hagan pensar que los cuadros de Salzburgo puedan tener un origen ilícito.

La existencia de estas obras en Austria amplía aún más la leyenda en torno a la colección de Gurlitt, que tiene 81 años y es objeto de una investigación por presunto delito fiscal.

El hallazgo de alrededor de 1,200 cuadros en su apartamento muniqués fue guardado en secreto durante más de un año por las autoridades, que defendieron la necesidad de investigar sin la presión de los medios el sorprendente descubrimiento.

La noticia se dio a conocer ante los medios a finales de 2013 y fue un escándalo en todo el mundo.

Entre los cuadros de Múnich había lienzos de Picasso, Marc, Nolde, Spitzweg, Renoir, Macke, Courbet o Beckmann y obras nunca catalogadas y hasta ahora desconocidas de artistas como Marc Chagall y Otto Dix.

Ante las presiones desde el mundo del arte y de la comunidad judía, los investigadores colgaron finalmente en Internet 590 de las obras sobres las que hay fundadas sospechas sobre su origen.

Hace unos días la justicia alemana atendió una demanda del popular diario “Bild” y decidió que los medios de comunicación deben tener acceso a una lista completa del denominado “tesoro de Múnich”, al considerar que el “secreto fiscal” que alegan las autoridades no puede limitar “el derecho a la libertad de información” en un caso en el que hay “un claro e importante interés público”.

Aferrado a sus obras de arte

A pesar de las sospechas de las autoridades y la presión de la opinión pública internacional, Cornelius Gurlitt ha afirmado en varias ocasiones que “no entregará ni una sola obra, de forma voluntaria”.

La extensa colección procede de la herencia de su padre, Hildebrand Gurlitt, , quien murió en 1956. Historiador del arte, director de museo, marchante, “uno de los hombres que establecieron en Alemania el arte moderno y que después de 1933 hicieron negocios con los nazis”, según una crónica publicada por El País, de España.

Las investigaciones van orientadas a saber si Hildebrand Gurlitt obtuvo su colección de forma legal. Cornelius afirma no saberlo.

En este misterioso caso hay más preguntas que respuestas dadas por los investigadores hasta la fecha. Se desconoce a quién pertenecen las obras, ¿Cómo llegaron a esa vivienda del barrio de Schwabing? Y una de las preguntas más complicadas ¿Qué se hace ahora con todo: con los herederos que los reclaman, con las injusticias que ocurrieron entonces y con la injusticia que podría ocurrirle a él, a Cornelius Gurlitt, heredero de una colección de dudoso origen?, plantea El País.

Toda su vida ha sido un hombre solitario, que vivió acompañado únicamente de sus cuadros heredados.

“Lo más doloroso fue despedirme de mis cuadros… Espero que todo se aclare rápidamente y me los devuelvan”, dijo en una entrevista afinales de 2013, Gurlitt, quien padece del corazón.