Tome el sol de forma segura, no se exponga al cáncer de piel

Cada año se triplica en el mundo el número de casos de cáncer de piel, según la Organización Mundial de la Salud. La Dra. Anokhi Jambusaria, de Clínica Mayo, habla sobre la enfermedad

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por tendencias@eldiariodehoy.com

2014-02-18 8:00:00

Permanecer expuesto al sol sin protección es un riesgo que muchos no toman en serio, pues ignoran o prefieren no tomar en cuenta su asociación con el cáncer de piel. Sin embargo, ésta resulta ser la forma más común de cáncer en el mundo y una de las principales causas de muerte. A nivel mundial, alrededor de 3.5 millones de casos son diagnosticados al año, de los cuales mueren unos 12.000 pacientes.

En esta temporada existe una mayor exposición solar, por ello la Dra. Anokhi Jambusaria, dermatóloga con un especial interés en el cáncer de piel, de la Clínica Mayo de Jacksonville, Florida, explica algunos puntos importantes.

Y define el cáncer de piel como cualquier crecimiento maligno en la misma.

Genéricamente, hay dos tipos principales de este cáncer: melanoma y no-melanoma. Dentro del cáncer de piel no-melanoma, los dos tipos más comunes son el carcinoma de células basales y el carcinoma de células escamosas.

El carcinoma de células basales es el más diagnosticado en cualquier órgano a nivel mundial, siendo más común que el cáncer mamario, pulmonar e incluso de colon.

En tanto, el carcinoma de células escamosas es el segundo cáncer más frecuentemente diagnosticado en el mundo.

Pero, ¿qué es una melanoma? Jambusaria dice que es la forma más mortífera de cáncer en la piel, ya que tiene más probabilidades de propagación a distintos órganos. Otros cánceres de piel, muy raramente, se diseminan a zonas diferentes de la superficie de la piel.

La capacidad que tiene el melanoma de hacer metástasis lo convierte en el más letal. El melanoma se distingue de otros cánceres de piel por ser, a menudo, aunque no siempre, una proliferación de células pigmentadas. Pero también se puede originar en distintas partes del tejido mucoso, incluyendo cabeza y cuello, así como en el tracto gastrointestinal.

Asimismo, puede aparecer en la parte inferior de las palmas de las manos y plantas de los pies, lo que, por lo general, no ocurre en otros tipos de cáncer de piel.

En cuanto a los síntomas, la dermatóloga asegura que regularmente las personas notan un crecimiento nuevo o que algo está cambiando en su piel. Esto es lo que sucede de primero. Típicamente, este cáncer tiende a ser asintomático, lo que significa que no da indicio alguno. Algunas veces, este crecimiento puede sangrar y otras doler un poco cuando se le presiona.

Jambusaria indica que los tratamientos son individualizados al paciente, así como el tipo de cáncer y cómo se ve al microscopio.

Para cánceres pequeños y recientes, se puede realizar un tratamiento a menudo tópico o de raspado simple. Para cánceres ligeramente más agresivos, su médico puede recomendar que se elimine la lesión quirúrgicamente.

Importancia del diagnóstico temprano

Al igual que el tratamiento, las posibilidades de cura también varían.

En la fase 1, el porcentaje de cura de un melanoma es de alrededor del 95 %, por lo que detectarlo a tiempo resulta clave. Un melanoma más denso (grueso, abultado), que está aún confinado en la piel, y no se ha extendido a los ganglios linfáticos o al resto del cuerpo (fase 2), tiene también una posibilidad de cura bastante alta, cerca del 70 al 80 %.

Un melanoma en fase 3, es decir, cuando se ha “escapado” de la piel a los ganglios linfáticos – y distinguimos aquí las fases A, B y C, dependiendo de cuántos ganglios estén invadidos – la tasa de curación decae fuertemente a niveles de apenas un 20 % si hay muchos ganglios implicados, contra niveles más altos; de 60 a 70 % si sólo es uno, puntualiza la especialista.

Y por último, un melanoma en fase 4, es aquel que salió de los ganglios y se ha extendido a órganos distantes del cuerpo. En este caso, la supervivencia es muy baja; puede ser un promedio de unos meses hasta un año, aunque las nuevas terapias están permitiendo mejorar estas cifras.

Jambusaria asegura que la exposición al sol es un factor de riesgo muy importante en el desarrollo del cáncer de piel.

Y hace hincapié en que la exposición que una persona tuvo en su infancia y, en particular, una historia de quemaduras solares con ampollas, son factores sustanciales. Sin embargo, la mayoría de los médicos estarían de acuerdo en que es importante minimizar la exposición al sol en la adultez, lo que puede también ayudar a disminuir el riesgo de contraer este cáncer.

Además, hay personas con mayor riesgo que otras, y la dermatóloga señala que los genes son importantes, por lo que también puede haber una predisposición congénita a contraer cáncer de piel.

Hay ciertos grupos de pacientes que tienen más probabilidades de sufrir estos cánceres. Por ejemplo, las personas de piel muy clara, que tienden a quemarse muy fácilmente antes de broncearse. Regularmente, estos sujetos tienden a ser pelirrojos y de ojos azules.

Pero también se puede dar cáncer de piel en personas morenas, como hispanos, asiáticos del este y afroamericanos, aunque en mucha menor cantidad. En realidad, cualquier persona puede desarrollar dicha dolencia.

Según la especialista de Clínica Mayo, otros factores que influyen son el lugar donde se vive.

Y puntualiza que los rayos ultravioleta, que son los que lo causan, son más fuertes en zonas cercanas al ecuador, y se debilitan cuanto más lejos del ecuador se esté.

La altitud también es un factor significativo; por lo que, las personas que viven muchos años en una gran altitud tienden a estar más expuestas a la luz UV que aquellas que viven a menores altitudes o a nivel del mar. Por ende, esto debe tenerse en cuenta cuando alguien quiera determinar su riesgo de contraer cáncer en la piel.