París se vuelve un derroche de contrastes en la Alta Costura

El romanticismo clásico y las psicodélicas mariposas se apoderan de la penúltima jornada Los rayos del sol se dejaron ver con Rolland

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elsalvador.com

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2014-01-23 7:00:00

Una antesala de la alfombra roja de Hollywood se vivió ayer en la Semana de la Moda de la Alta Costura de París, con la colección “Promesa de primavera”, de Elie Saab.

El romanticismo y los vestidos clásicos llenos de glamour resurgieron con los diseños del libanés para la temporada primavera-verano 2014.

El violeta, el magenta, el champagne y el azul cobraron protagonismo en sus piezas de tejidos fluidos y vaporosos.

Además, optó por los drapeados en donde se marca la cintura como símbolo de femineidad.

Las flores son un ornamento recurrente del diseñador y, en esta ocasión, las añade con cierto relieve, dejando ver una creación más artística propia de la corriente impresionista.

Una de las innovaciones en el estilo de Saab son los escotes con formas geométricas y las grandes aberturas en las piernas de los vestidos vaporosos.

Jean Paul Gaultier dejó volar las mariposas en la pasarela con su colección. Él se inspiró en el insecto para esta colección, por lo que el colorido y la forma de las alas se recrean en todos los diseños.

“Fue como un experimento”, confesó el diseñador tras la presentación, respecto a una colección que le incitó a salir de su patrón de prendas estructuradas y le permitió jugar con los volúmenes y “la búsqueda de ligereza”, según EFE.

Las alas están en todo lugar, blusas, faldas estilos sirena, hombros, corsés y tocados.

Como estrella invitada en la pasarela estuvo artista Dita Von Teese, quien lució un corsé con alas de mariposa en tonos azules.

“La naturaleza está tan bien hecha que los colores reales de las mariposas son más bonitos que los que yo he presentado”, aseguró Gaultier, quien se deslizó por el coral, el cobalto, el berenjena, el fucsia o el naranja fluorescente.

La jornada de ayer abrió con Maison Martin Margiela y su colección “vintage” que integró piezas desde 1988.

Mientras tanto, un día antes el diseñador Stéphane Rolland irradió con los rayos del sol, en una búsqueda de ligereza y calor. Así el francés trabajó la paleta de tonalidades de amarillos solares, el blanco y el negro.

Las ondas en gaza y organza crearon volúmenes imprevistos de rítmico movimiento y evocación vegetal, como los bordados que, como líquenes, se reprodujeron en el interior visto de las faldas.

El vinilo y el charol opusieron su frialdad a la ligereza del verano de Rolland.

Giorgio Armani Privé cerró con minúsculos estampados geométricos en tonos azules y grises, que sumergieron en un exotismo refinado las faldas largas de la tradición folclórica europea, las camisas únicamente abotonadas en la parte superior, las americanas de hombreras respingonas y los cuellos barco.

La estética “gipsy” ascendió a la pasarela parisiense con grandes pendientes, pañuelos que recubrieron la cabeza, cinturones-lazo, chalecos y rayas, dijo EFE.—Agencias