“Siempre tuve la misma pasión, nunca dudé que iba a ser actor…”

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elsalvador.com

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2013-12-13 7:00:00

Es como si la ciudad entera de Toronto se despertara puntualmente a las ocho de la mañana. Es a esa hora cuando las desiertas calles se empiezan a poblar de gente bostezando con una taza de café “Second Cup” en la mano derecha, cruzando algún madrugador que sale a correr, al compás de la campana de los tranvías que los pasan a buscar. Las caras de dormidos los delatan. Pero en el restaurante Michaels, con un rarísimo bigote, Clive Owen nos espera más despierto que nadie.

¿Cuándo fue que realmente te “despertó” la famosa pasión por la actuación?

— No me iba demasiado bien en la escuela, pero tuve suerte porque a los 13 o 14 años estuve en una obra de teatro escolar y ahí fue que decidí ser actor. También había un pequeño teatro para jóvenes en mi ciudad, donde hacían obras para adolescentes y eso fue lo que despertó mi pasión. Y por casualidad, la misma persona que dirigía ese teatro, diez años después terminó dirigiendo “Royal Shakespeare Company”, aunque yo no sabía que iba a tener semejante influencia en el impacto que tuvo. Pero él tuvo mucho que ver con mi destino.

¿Y qué mantuvo tu motivación en aquellos tiempos en que el éxito todavía era una simple esperanza?

—Siempre tuve la misma pasión, nunca dudé que iba a ser actor, porque no podía hacer otra cosa. Era lo único que quería hacer y supongo que es lo que uno precisa al principio, creer, bajar la cabeza y… si la suerte ayuda, se puede abrir un buen camino.

¿Más allá de la actuación, no te consideras para nada bueno en otros ámbitos artísticos como la pintura, la poesía o… la cocina?

—No (risas). La única pasión fuera de la actuación es el fútbol, aunque no sea algo particularmente creativo. Pero amo el arte. No soy tan apasionado en ese sentido, pero me gusta.

El hecho de haber nacido el 3 de octubre de 1962 en el mismo condado de Warwickshire donde vivía William Shakespeare, a lo mejor influenció en el futuro de Clive. El padre también tenía cierta inclinación artística como cantante, aunque Clive se crió desde los 3 años con la madre, después que los padres se divorciaron. La actuación, solo apareció como un pasatiempo, cuando a los 13 años tomó las primeras clases de teatro, interpretando el personaje de Artful Dodger en la obra “Oliver”. Y para cuando terminó la escuela secundaria, incluso se resistió a seguir la carrera de actuación, hasta que la falta de trabajo lo influyó para inscribirse en la Academia de Arte Dramático Real, teniendo compañeros como Ralph Fiennes y Jane Horrocks. Con el paso del tiempo,Clive Owen se unió a la Compañía de Teatro Juvenil Vic y en el personaje de Romeo, en plena gira, se enamoró de otra actriz que interpretaba a Julieta, Sarah-Jane Fenton, su esposa desde marzo de 1995, la madre de sus dos hijas Hannah Owen (16) y Eve Owen (14).

Las primeras gotas de fama, llegaron recién con la televisión, en el programa “Chancer” donde Clive interpretaba el diabólico personaje de Stephen Crane. Sin embargo, él prefirió el teatro, como el éxito de la obra de teatro “Closer”, donde consiguió la primera nominación al Oscar, cuando protagonizó la misma historia… en cine (esta vez, Jude Law interpretó el rol que él había tenido en teatro, porque Clive prefirió el otro personaje de Larry). Después vinieron otros éxitos como “Derailed” con Jennifer Aniston o “Sin City” de Quentin Tarantino, además de “Children of Men” donde incluso colaboró con el guión. Por un momento se dijo que Clive también pudo ser la mejor opción para reemplazar a Pierce Brosnan en el rol de James Bond, aunque él insista que nunca le ofrecieron el personaje que terminó robándole Daniel Craig. Algo parecido le pasó a él, porque Clive también obtuvo el rol de King Arthur, cuando lo rechazaron otros actores como Hugh Jackman, Mel Gibson y Russell Crowe. Figurando entre los símbolos sexuales masculinos de Hollywood, es un tema que siempre le causó gracia, aunque hasta Angelina Jolie en persona le dijo que era muy “sexy”. Pero gracias a esa misma imagen, también firmó un contrato millonario con Lancome, para promocionar una crema antiarrugas masculina y la nueva fragancia Hypnose Homme. Claro que fue antes, mucho antes de dejarse crecer el extraño bigote…

Perdón por la pregunta incómoda pero… ¿A qué se debe el nuevo bigote? —(Risas) Estoy por empezar “The Nick” con Steven Soderbergh, que transcurre en una época donde era muy inusual ver a los hombres sin bigote. Y tiene que ser todavía más finito, pero no me lo afeito porque tengo miedo de arruinarlo. Estoy esperando a que empecemos para que me lo arreglen y se vea mejor.

¿Te lo piensas dejar después, como el nuevo look Clive Owen?

— (Risas) No, si fuera por mí, no me lo dejaría para nada.

¿Es parte del trabajo como actor, cambiar el físico de vez en cuando, para no ser siempre el mismo en el cine?

—Sí, es parte de la creación de un personaje. No solo como se ve el rostro, también un buen traje. Es una buena forma de construir un mundo diferente, gradualmente.

¿Qué opina tu esposa?

—Mi esposa nunca sabe quién va a entrar por la puerta. Ya está acostumbrada a verme diferente, todo el tiempo. Hace unos años, tuve que hacer una película llamada “Bent” donde tuve que afeitarme todo el cuerpo, hasta la cabeza. Y se acostumbró.

Supongo que algo parecido te debe pasar, antes de empezar una película donde no sabes lo que te puede esperar con la próxima actriz que te toca ¿Alguna vez te preocupaste por haber aceptado una película donde no sabías cómo te ibas a llevar con tu compañera protagonista?

—No. Por suerte, me llevé bien con la mayoría de las actrices con las que trabajé. Y es la verdad. Ayuda mucho. En nuestro trabajo se necesita que dos personas entiendan una historia y se lleven bien desde el principio. Cuando trabajas con buenas actrices es divertido jugar, mezclar ritmos o buscar lo imprevisible, para darle vida a la actuación. Eso lo descubrí con las mejores actrices, cuando la gente es buena, es muy fácil pasarla bien.

¿Y tu esposa? Justamente se conocieron actuando en la obra de “Romero y Julieta”, quiere decir que ella es actriz. ¿Por qué dejó la actuación?

—Mi esposa hacía teatro. Aunque hizo un par de películas, su gran amor era el teatro y cuando pensó en volver con la actuación, tuvimos un hijo y le interesó mucho más, ser madre.

¿Crees que algún día vuelva a actuar?

—Me parece que extraña el lado creativo, pero tampoco es una de esas personas que abandonó su carrera por la familia ni siente que perdió algo. Estaba muy cómoda con su decisión, porque ahora tiene otra nueva carrera como madre.

¿Y tus hijos? ¿Qué películas tuyas te molestaría que vieran?

—Hay bastantes y lo malo es que están creciendo y sus compañeros empezaron a verlas…. y viene a decirme “Alguien en mi clase vio la película ‘Closer'” y yo les digo “Pero yo no te dejo que la veas” (Ríe).

¿Y qué películas te gustaría que vean entonces?

—Van a ver mi nueva película “Words and Pictures”, ahí me parece perfecto para ellas y hay muchas películas que pueden ver, pero hay algunas como “Closer” que no quiero que vean nunca. ¡Mis hijitas no! (Ríe)

A lo mejor, les gusta…

—¡Peor!, (más risas)

Es increíble saber que solamente te nominaron al Óscar una sola vez, justamente por la película “Closer” y todavía no pudiste llevarte el Óscar a tu casa ¿es un sueño pendiente?

—Ya era un sueño ser nominado, realmente, por esa película. Hay que entender que yo había hecho la producción de teatro original de “Closer”. Tenía invertido mi corazón, porque yo había estado involucrado en la primera producción que terminó con las mejores críticas de Londres, hasta que tuvimos la oportunidad de volverla a hacer en cine. Y recibir la nominación al Óscar fue algo increíble.

¿Votas para la entrega del Óscar?

—Sí.

¿Y ya que este año estrenas dos películas como “Words and Pictures” o “Blood Ties”… cuál de las dos te votarías?

—(Risas) No votaría por mí.

Vamos! ¿De verdad?

—No, me gustan las dos.

Con tantas imágenes como palabras, la película “Words and Pictures” muestra a Clive Owen como un apasionado y desprolijo profesor de inglés que trata de salvar el cierre de la revista escolar, enfrentando en el camino a Juliette Binoche como la profesora de arte que insiste en la importancia de las imágenes asegurando que “las palabras mienten, son una trampa”. Y en medio del desafío donde él insiste que “diez palabras bien pensadas valen más que mil palabras…” surge la divertida competencia de demostrar si son más importantes las imágenes… o las palabras.

¿Las palabras son más importantes que las imágenes?

—Pienso que necesitamos las dos. Pensando en términos del cine, me encanta un buen diálogo con buenas imágenes. Es genial leer un buen guión que tenga un diálogo maravilloso porque es con lo que después tengo que trabajar, pero al mismo tiempo te diría que una de mis mejores experiencias en el cine, fueron con películas donde no tuve demasiado diálogo y supongo que hay lugar para todo, realmente.

¿Y Clive Owen, en la entrevista de una revista? ¿Es mejor en palabras o imágenes?

— ¿Si soy mejor en palabras que en fotos? Ambas, claro (risas).

Todavía me acuerdo cuando hace poco dijiste que te ibas a tomar un descanso por un tiempo, pero veo que vas a seguir trabajando…

—La verdad, me tomé todo vacaciones desde “Words and Pictures”. No hice nada desde esa película.

¿Es difícil desconectarse del cine y tanta fama?

—No, supongo que es muy importante tomarse un tiempo para renovar algo de energía. Y al menos para mí, no me parece nada bueno pasar de una película a otra. Literalmente me quedé en casa este verano, por primera vez en años. Estuve con mis hijas, todo el verano, ni siquiera salí y fue buenísimo disfrutarlas tanto.

¿En algún momento de tu carrera te encontraste sin hacer completamente nada, desorientado, sin saber lo que podía pasar después?

—No, tengo muchísima suerte desde hace tiempo. Y cuando no trabajo es por propia elección. Mi carrera siempre estuvo muy variada en todo lo que hago. Y es algo que yo mismo dicto porque siempre me gustó mezclar y conseguir la mayor variedad posible.