Mexicano sin piernas pedalea por asilo

Criminales le cortaron las piernas por negarse a pagar extorsión. Ahora pedalea como forma de protesta para que EE.UU. le conceda asilo

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elsalvador.com

Por AP

2013-11-10 11:00:00

Carlos Gutiérrez perdió el conocimiento cuando la hoja le cortó las piernas, el castigo por negarse a pagar extorsión a una pandilla de narcotraficantes en el norte de México por su negocio de servicio de comidas.

Cuatro hombres le metieron a la fuerza en la parte trasera de su vehículo en un parque local y le cercenaron las piernas apenas debajo de las rodillas. Gutiérrez pasó dos semanas en condición grave y pidió asilo en Texas en cuanto pudo.

Ahora, con pocas probabilidades de conseguir aprobación para quedarse en Estados Unidos, Gutiérrez ha realizado una inusual manifestación para llamar atención a su problema y el de otros miles de mexicanos que buscan asilo cada año huyendo de la violencia de los cárteles de droga, con poco éxito. Gutiérrez ha viajado en su bicicleta a través de Texas, usando sus prótesis, y habla con todas las personas con quien se encuentra.

“Si gente de Cuba o Venezuela puede conseguir asilo, ¿por qué no alguien de México”, dijo Gutiérrez, quien tardó casi dos semanas en su travesía en bicicleta de 1,280 kilómetros (800 millas) desde El Paso hasta el centro de Texas.

La ley estadounidense otorga asilo a aquellos que demuestran que son perseguidos por pertenecer a un grupo social, o determinada raza, religión, nacionalidad o status político.

Pero los mexicanos solicitantes de asilo tienen problemas para convencer a las cortes estadounidenses de que sus casos entran en alguna de esas categorías, con tasas de aprobación de asilo de apenas 1 o 2 %. En contraste, más de la cuarta parte de los solicitantes de asilo de otros países latinoamericanos como Colombia y Venezuela el año pasado, lo recibieron. Muchos pueden argumentar razones políticas o étnicas.

Desde que se encaramó en su bicicleta en El Paso el 28 de octubre, Gutiérrez ha presentado argumentos para cambiar el sistema. Su jornada termina el sábado en Austin, la capital del estado.

A lo largo del camino, residentes de pueblos y ciudades han salido de tiendas y casas a saludarle y hablar con él durante sus descansos. El mexicano de 35 años ha soportado lluvia, fuertes vientos, neumáticos pinchados y fatiga. En el quinto día, un especialista en prótesis se encontró con él para ajustarle las piernas porque tenía magulladuras y ampollas.

“Hubo ocasiones en las que pensamos que era mejor que él descansase, en llevarlo en coche al siguiente pueblo para permitir que se recuperase, pero él respondió: ‘no”’, dijo Jaqueline Armendáriz, miembro del equipo de apoyo para el viaje a Austin. “Él tiene una misión”.

Gutiérrez dice que nunca consideró abandonar la travesía.

No importa, dice, “lo mala que fuesen las heridas. Lo que importa es que te levantes. Yo no tengo piernas, pero estoy de pie”.

La Oficina Ejecutiva de Revisiones de Inmigración de Estados Unidos no comentó específicamente sobre el caso de Gutiérrez. Sin embargo, jueces de inmigración han reconocido en corte que los casos de asilo basados solamente en temores de ser víctima de delitos o violencia son difíciles de probar.

“Yo creo todo lo que usted me ha dicho”, le dijo el juez de inmigración Stephen Ruhle a un solicitante mexicano de asilo en una audiencia reciente en la que el hombre narró cómo era hostigado por policías corruptos que demandaban dinero. “Pero el asilo no es aplicable a casos como el suyo”.

Algunos académicos han argumentado que muchos solicitantes deberían ser elegibles bajo una definición más amplia de “grupo social”. Un informe del Alto Comisionado de la ONU para refugiados elaborado en 2010 señala que las personas que, por principio, se niegan a pagar extorsión deberí­an ser consideradas un grupo.

Otros expertos dicen que las amenazas a individuos han cambiado desde que las categorí­as de asilo fueron definidas en tratados creados tras la Segunda Guerra Mundial.

“Ahora la gente escapa de diversas formas de persecución”, dijo Karen Musalo, directora del Centro de Estudios de Género y Refugiados en la Universidad de California. “Hay mujeres que escapan de violencia en el hogar, mutilación genital y asesinatos por honor. Hay personas que escapan de cárteles de droga y pandillas”.

Pero otros han expresado escepticismo. Unos 9,200 mexicanos pidieron asilo en Estados Unidos el año pasado, comparado con 3,560 en el 2008. Ese incremento ha hecho que algunos legisladores digan que inmigrantes están usando el sistema de asilo como otra alternativa para quedarse en Estados Unidos. Los solicitantes a menudo esperan más de dos años por su primera comparecencia en la corte. El caso de Gutiérrez está pendiente desde el 2011.

Philip Schrag, profesor de leyes en la Universidad Georgetown, dijo que muchas solicitudes provienen de mexicanos que han sido capturados cuando cruzaban ilegalmente la frontera.

“Muchos no han sido amenazados, sino que vienen buscando trabajo”, dijo.

Gutiérrez ha trabajado en un restaurante de burritos para mantener a su esposa e hijos mientras su caso es procesado.

Dijo que ha dejado atrás su vida en Chihuahua.

“Prefiero pensar en el futuro”, dice.