Reviviendo monstruos de película

El maquillaje de fantasía y de efectos especiales es uno de los culpables de hacer que los sueños o las pesadillas de miles de personas cobren vida frente a los ojos de miles de espectadores.

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elsalvador.com

Por Texto: Rebeca ??vila Urdampilleta

2013-10-19 8:00:00

El maquillaje siempre ha servido como una forma de esconder, acentuar o cambiar a una persona. Es por este motivo que en el teatro, y ahora en el cine, es una herramienta indispensable. Los maquillistas más reconocidos en el mundo de las artes escénicas se especializan en efectos especiales y la creación de monstruos. Son los que hacen que los sueños y las pesadillas se hagan realidad. Stan Winston, el creador del maquillaje de la reina alienígena en Aliens (1986), de Predator (1987) y de Edward Scissorhands (1990) explica que “no es sobre efectos especiales, es sobre crear un personaje”.

Según Andy Schoneberg, creador del T-Rex de Jurassic Park (1993), maquillista de Jumanji (1995), Inglorious Basterds (2009) y ahora de The Walking Dead (2010-), lo maravilloso de hacer maquillaje de efectos especiales es que “lo que la audiencia está viendo no es lo que la audiencia piensa que está viendo”. Esa es la magia de las películas, de repente se viaja por el espacio y se lucha contra una especie alienígena, luego se corre entre los pies de dinosaurios herbívoros, y después un mundo de fantasía se abre ante los ojos de cientos de espectadores.

Tom Savini, el maquillista de la trilogía de The Living Dead (1968-1985) de George Romero, comenta que él solía pensar que los monstruos eran reales. “Pasaba días sin dormir después de ver una película de miedo”. Cuando una persona se adentra en el mundo del maquillaje, la magia se destruye tras bambalinas. “Pero nace una nueva magia, la magia de crear”.

Los efectos especiales en maquillaje, recuenta Savini empiezan, en tiempos de Lon Chaney (1883-1930) y Dick Smith (1922), realizándose con un químico que se llama colodio, una solución que contenía 25 % éter y algodón. También se usaba la cera de funeraria, un tipo de cera que usaba para cubrir golpes en los cadáveres. Luego, empezó a usarse espuma de látex, que fue introducido por Dick Smith para Twilight Zone, y perfeccionado por él mismo en películas como El Exorcista, y ahora se usa gelatina y silicona.

Aunque el CGI (imágenes generadas en computadora) y HD (alta definición) han cambiado de muchas maneras el trabajo de los maquillistas, Tom Savini sostiene que han venido a reinventarlo lejos de nulificarlo. “Ahora hay más cosas que se pueden hacer y de mejor manera con CGI”, comenta mientras habla del zombie perfecto. El HD ha ayudado a que los maquillistas sean cada vez más meticulosos en su trabajo, afirma Savini en una entrevista.

Y a pesar que el maquillaje de efectos especiales en el cine y teatro es un arte que necesita de mucha concentración y ser muy meticuloso, también termina siendo un arte muy fugaz. Se pasa horas trabajando en una sola imagen para que al final de día, desaparezca. Por ejemplo, el maquillaje de los horcos en El Señor de los Anillos tomaba alrededor de cinco horas todos los días.

Sin embargo, Agata Szkodzinska (Awly FX Make-up, en Facebook) explica que “vivimos en tiempos en los que todo es rápido y de corta vida, es lógico que incluso el arte se vea involucrado en esto”.

El aprendizaje

Agata expresa que el maquillaje es un arte increíblemente sencillo de aprender. “Quizá cambie de opinión cuando empiece a hacer máscaras y prótesis (…) pero por el momento es bastante fácil y creo que cualquiera con un poco de imaginación lo puede hacer”.

Expresa también que no es necesario que una persona tenga conocimientos extensos de diseño gráfico o de pintura para poder hacer maquillaje de efectos especiales, “para body-paint quizá sí, pero para efectos no”.

Por su parte, Camila Quiñónez, maquillista salvadoreña y diseñadora de modas, comparte su opinión al respecto, diciendo que “es más importante tener un ojo artístico que un entrenamiento riguroso (pero) ciertas técnicas, especialmente en el área de efectos especiales, requieren ser aprendidas con dedicación y cierta habilidad”.

Según el maquillista profesional Xanders sí es necesario tener conocimientos de artes visuales, pues “para [él] fue esencial, venía de estudiar fundamentos del color, técnicas y aplicaciones, dibujo, geometría aplicada y esas fueron mis mejores bases”. Aunque muchos de los materiales son difíciles de encontrar en El Salvador, “siempre es bueno aprender a ser ingenioso”, recomienda Quiñónez cuando habla de encontrar materiales sustitutos.

Por otra parte, Schoneberg cuenta que él inició su crecimiento en el área del maquillaje escénico “a prueba y error, con los trajes de Noche de Brujas y jugando con mis hermanos mayores”. El consejo que da a las personas que quieren ser exitosos en el arte del maquillaje de efectos especiales es probar, ver muchas películas, leer libros al respecto, no tener miedo y ser muy creativo.

El maquillaje de efectos en El Salvador

En El Salvador “el mayor reto es abrirse campo en un país en que el campo ya está monopolizado”, comenta Xanders, quién ha tenido la oportunidad de colaborar y experimentar el maquillaje con diferentes fotógrafos nacionales, haciendo sus propias producciones, incluso, en una pasarela hizo el maquillaje de una calavera Catrina.

Xanders, quien estudió diseño en El Salvador, ha tenido oportunidades distintas a Camila, quien estudió Teatro y diseño de disfraces en Middlebury College. Ella trabajó en el teatro de la universidad donde se producían por lo menos dos obras por semestre.

“Solíamos hacer muchos maquillajes de diferentes períodos históricos, maquillajes de envejecimiento, simulaciones de enfermedades o heridas”. También, comenta que muchas veces el maquillaje incluía el cuerpo entero del modelo o actor.

En El Salvador se he especializado en maquillajes de moda y eventos especiales, tales como bodas, graduaciones y fiestas. Aunque aquí no hay mucho campo para la producción cinematográfica, es importante “rebuscarse”, afirman ambos maquillistas.

Camila asegura, como Tom Savini, que parte de la magia del maquillaje está en la creación. “Siempre lo vi como la clave para la transformación de un ser a otro, de actor a personaje, de individuo a modelo”, dice ella. Pero, le problema con el desarrollo del maquillaje como arte en el país es que “muchas personas, tal vez por miedo a probar cosas nuevas o no querer pensar fuera de lo común, no dejan fluir su imaginación y no consideran posible lo que se pudiera lograr con un buen maquillaje”.

Y extiende esta preocupación al poco apoyo moral y económico que se le da a los artistas nacionales “de cualquier rama”.