Murió el exacadémico y maestro Alfredo Betancourt

Fue maestro de primaria y escribió varias obras durante su carrera También realizó colaboraciones editoriales con El Diario de Hoy

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elsalvador.com

Por Tomás Andréu Twitter: @tomazs_andreu

2013-09-02 7:00:00

El pasado viernes 30 de agosto, a las 10:30 a.m. (3:30 p.m., hora salvadoreña), falleció a la edad de 98 años, en la ciudad española de Moraira, Alicante, el ilustre mentor salvadoreño Álvaro Alfredo Betancourt Blanco, conocido como Alfredo Betancourt.

Sus restos serán inhumados en esa ciudad el jueves 5 de septiembre.

Originario de Atiquizaya, se graduó como maestro de instrucción primaria en noviembre de 1924. Enseñó en varias escuelas oficiales y privadas. Publicó artículos literarios y filosóficos en las revistas ‘Simiente’, ‘Ateneo’, ’22 de junio’ y ‘Masferrer’; asimismo fue colaborador de El Diario de Hoy y de otros rotativos nacionales, con artículos de opinión, principalmente de pedagogía y filosofía; también escribió poesía.

En enero del año 1949, ocupó la Dirección de la Escuela Normal Central de Maestros Alberto Masferrer hasta 1956. En 1952, se desempeñó como diputado por el departamento de Ahuachapán.

Fue por años Miembro de Número de la Academia Salvadoreña de la Lengua, a la que aportó mucho con sus colaboraciones gramaticales; en 1970 fue elegido por la Real Academia Española para trabajar en El Salvador en la elaboración del Diccionario oficial. También perteneció al Ateneo de El Salvador y a otras instituciones culturales.

Publicó varias obras como ‘Ser interior’, ‘Gotas morales’, ‘Qué es el hombre’, ‘Una lectura crítica de Doña Bárbara’, ‘Doña Bárbara y Don Juan Frente al Espejo de la conducta sexual’, ‘Memorias de viajes’, ‘El arte colonial quiteño’ y una colección de pensamientos de personajes famosos titulada ‘Veinte juicios sobre grandes hombres’.

Para Elena Betancourt, nieta del mentor, su abuelo fue un hombre y maestro excepcional. En su ciudad también fue muy apreciado como escritor y gran personalidad del país y en 2008 recibió el más alto reconocimiento de Atiquizaya.

El galardón que se le otorgó fue ser nombrado hijo meritísimo de la ciudad y se decidió que una de las calles de la ciudad llevara su nombre en su honor. —EDH