Adicción al SMS, un problema que afecta la personalidad

Cuando una persona traspasa la frontera de las normas establecidas por la sociedad, puede convertirse en el centro de atención por su comportamiento y esa conducta en muchas ocasiones requiere de ayuda profesional

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En la imagen parte de los preparativos ayer en la sede del Coena para recibir a los asambleístas. Foto EDH / marlon hernández

Por Ilustración: Choco

2013-09-21 7:00:00

Aunque el término rebeldía por lo general se utiliza para nombrar la desobediencia en niños y adolescentes, esta palabra en la actualidad también se utiliza en los medios de comunicación para marcar actitudes “fuera de las normas” que tienen algunos individuos mayores de 18 años.

Este último detalle ha captado la atención de millones de personas en los últimos días, después que personajes públicos han mostrado un comportamiento que sobrepasa los límites de las “reglas establecidas” por la sociedad.

El ejemplo más reciente ocurrió en los MTV Video Music Awards 2013, con la polémica Miley Cyrus. En la premiación la cantante exhibió su sexualidad y enterró para siempre su imagen dulce de estrella de Disney.

Cyrus, de 20 años, derrochó rebeldía y excesos en la interpretación de los temas “We Can’t Stop” y “Blurred Lines”, además de aparecer con poca ropa y gestos desafiantes, realizó una coreografía muy erótica.

A pesar que todo esto ya se vio antes, ha causado revuelo porque ella ha seguido un proceso paulatino para abandonar su imagen de “niña buena”, y en esta ocasión lo hizo de una vez por todas. Aunque muchos pasaron por alto el hecho, la comunidad conservadora en EE. UU. tenía mucho qué decir.

El tema también ha generado interés en el aspecto psicológico, ya que dicha conducta suele repetirse en muchísimos casos.

El psicólogo de la Dirección de Atención a Víctimas del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, Giovanni Chávez, expresó que parte de la polémica alteró a personas mayores de 18 años : “Existe una identificación con la cantante, porque expresa muchos comportamientos ‘fuera de la norma’ que son atractivos. Aquí juega un papel importante lo que Sigmund Freud llamó hedonismo, que significa en resumidas palabras el conjunto de comportamientos que llevan al placer para evadir o evitar el dolor”.

Añadió que muchos adultos de 18 a 30 años se sienten frustrados por no estudiar, no tener un trabajo o por su orientación sexual, por mencionar algunas situaciones, entonces ellos encuentran una “válvula de escape”.

En el caso de Cyrus la oportunidad de expresarse llegó en los MTV, según Chávez este fue el tipo de programa para hacerlo, y más aún por las personas que estarían presente: “Probablemente la conducta de la cantante, es la que muchos quisieran hacer en la medida que encuentran placer y salen un poco de esa rutina que no es favorable, que causa dolor o frustración”.

Por su parte Margarita O’Farrill, psicóloga clínica y comunicadora social , con enfoque de niñez y género, opina que todo es cuestión de negocios: “Deja mucho dinero. Es publicidad… ¿Quién invierte en espectáculos, en premios de esa magnitud para propuestas que realmente contribuyan a transformar la cotidianidad de la juventud? Porque traspasa fronteras y tabúes. Se muestra como una mujer provocadora, buscando y dando placer por el placer en sí. Recordemos a Madonna. Es una utilización de violencia simbólica hacia la mujer, hacia el hombre, pues se muestran únicamente como objetos sexuales. Reproducen estereotipos de belleza, atletismo y por qué no decirlo, de aptitudes para canto y baile que la mayoría de nuestros jóvenes no tienen”.

¿Rebeldía o búsqueda de identidad?

Es difícil calificar de rebelde a un adulto que socialmente ya es catalogado como una persona que debe vivir dentro de los estándares, es decir, no sobrepasar los límites preestablecidos. De ocurrir lo contrario, entra en un círculo de desaprobación que la misma sociedad tiene establecidos por lo que son sujeto de críticas y discriminación.

“La rebeldía no es exclusiva de los adolescentes. Lo que sucede es que en la madurez toma otra figura, porque pasa de ser un mecanismo de búsqueda de autonomía y definición de la personalidad, a una forma inadecuada de expresar el desacuerdo con las ideas de los demás. Es decir, la rebeldía es un rasgo de personalidad en todas las etapas del desarrollo humano, que debe regularse en la adolescencia, ya que sus extremos conlleva a un comportamiento antisocial”, detalló Chávez.

“En la adultez se autorregula con el desarrollo pleno del ‘superyo’, donde la persona tiene más conciencia de las normas y reglas de convivencia en general y en determinados lugares, por tanto, la conducta ‘rebelde’ puede presentarse en una edad mayor”, añade.

Hay muchas situaciones por las que una persona puede mostrar una conducta “errática”. De acuerdo con O’Farrill, quien está convencida que en la forma de relacionarnos y tener empatía con los demás, está la clave para el cambio de actitudes y conductas violentas, asegura que “por lo general son reflejo de lo que una persona ha vivido, casi siempre se aprenden en la casa, la comunidad, la escuela”.

Al respecto, Chávez atribuye esos comportamientos erráticos o fuera de la norma a situaciones personales, laborales, económicas, de convivencia, violencia patrimonial, social y también religioso.

Para detectar que un individuo ha traspasado los límites de “lo establecido” o como Chávez le llama, “comportamiento de riesgo o comportamiento límite”, puede estar sujeto a la cultura y costumbres. “Cada país tiene sus propias pautas, sin embargo, tenemos aspectos comunes expresados en la carta de los derechos humanos y los ’10 mandamientos’ que aparecen en la Biblia. Fuera de esto, los comportamientos tienen variantes, es decir el comportamiento deja de ser normal en la medida que rompe con el marco legal y moral de una sociedad. Como todo es dinámico, este ámbito de referencia se mueve”.

Pero si de alguna manera la actitud del sujeto llega a ser un “comportamiento límite” hay formas de tratarlo de manera psicológica: “Los cambios de conducta claro que se pueden lograr. Es muy fácil. Primero se observa qué provoca la conducta que se quiere cambiar y después se trata de modificar las causas. Por otro lado se estudia cuáles son las conductas adecuadas que lleva a cabo esa persona y se refuerzan para que las repita. Hay que modelar actitudes que reflejen valores”, detalló Margarita O’Farrill.

En cuanto a los encargados de velar por la conducta de un adulto es la sociedad en general, la pareja, familia, la comunidad, los centros de estudios, etc. “En todas las fases de desarrollo es necesario el apoyo de otra persona”, puntualizó la psicóloga.