Cien años de historia

Fue precisamente el 3 de marzo de 1917, cuando La Prensa informaba sobre la guerra en Europa, la Revolución Mexicana, la rebelión en Cuba o los problemas del recién inaugurado Canal de Panamá

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elsalvador.com

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2013-09-08 10:00:00

El español Rafael Viera y Ayala –nacido en las Islas Canarias en 1880– luchó por darle continuidad a un proyecto periodístico llamado “Arte”, un periódico que fundó originalmente en Cuba; su objetivo era “era contrarrestar las malas doctrinas publicadas por varios periódicos anarquistas que se publican en español en la ciudad de Nueva York”, de acuerdo con investigaciones a propósito del aniversario.

En 1920, Viera dirigió el semanario en español “La Gaceta”, en conjunto con el nacionalista puertorriqueño Vicente Balbás Capó, otra aventura editorial que duró poco tiempo. “Durante las siguiente décadas, y hasta su fallecimiento en Nueva Orleans en 1972, La Prensa y su sucesor, El Diario/La Prensa, ignoraron la contribución de Viera y Ayala a la historia del periodismo hispano en Nueva York”, añaden las fuentes. Fue precisamente el 3 de marzo de 1917, cuando La Prensa informaba sobre la guerra en Europa, la Revolución Mexicana, la rebelión en Cuba o los problemas del recién inaugurado Canal de Panamá; incluyó además una pequeña referencia a la aprobación del “Acta Jones”, la cual otorgaba la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños. “Desde la ocupación estadounidense de 1898 numerosos puertorriqueños se establecieron en Nueva York, principalmente en Brooklyn, pero desde 1917 la migración se aceleró y se concentró en la zona judía de East Harlem, donde surgió el enclave puertorriqueño de El Barrio. Las primeras elecciones en que los puertorriqueños de Nueva York pudieron ejercer su derecho al voto fueron a la alcaldía en 1917. Un grupo de boricuas encabezado por el nacionalista Julio J. Henna apoyó la reelección de alcalde John Purroy Mitchel, quien perdió ante el demócrata John Francis Hylan”, añade la reseña.

Con el transcurrir de los años, La Prensa se consolidaría como una de las instituciones hispanohablantes más importantes de Nueva York; en 1917 el semanario fue comprado por el ingeniero español con raíces puertorriqueñas José Camprubí y tuvo como sede el 245 de Canal St. Se convirtió en diario desde junio de 1918, siendo el único publicado en lengua española en Estados Unidos, jugando un papel muy importante en la defensa de los inmigrantes que fueron obligados a prestar el servicio militar, la denuncia ante la invasión a República Dominicana y las restricciones migratorias de los años 20.

Asimismo consolidó su influencia en los círculos académicos e intelectuales desplegando información sobre la presencia de artistas como Ramón del Valle-Inclán, Vicente Blasco Ibáñez, Jacinto Benavente o Federico García Lorca. En los años 30 fue parte del furor por el auge de deportes populares como el beisbol con la llegada de muchos deportistas caribeños y mexicanos; reportó en primera plana el pleito entre el muralista Diego Rivera y la familia Rockefeller y el debut de Carlos Gardel en el teatro Campoamor. El periódico hizo gala de su influencia política y no reconoció el cambio de nombre de Santo Domingo a Ciudad Trujillo, como impuso el dictador Rafael Trujillo; su directorio no escapó a la controversia tras el estallido de la Guerra Civil Española.

La Prensa informó sobre el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial y de la participación de los inmigrantes que fueron obligados a enlistarse; pero no olvidó el acontecer cultural newyorkino.

La fusión de La Prensa con El Diario –fundado en 1948– ocurrió en abril de 1963, cuando fueron adquiridos por el magnate O. Roy Chalk. Dos años después fue promulgada una ley migratoria que eliminó el sistema de cuotas por país de 1924 y favoreció la entrada de inmigrantes por vínculos familiares. En los años 70 se vislumbró el empoderamiento político de los boricuas; además la comunidad entera lloró la muerte del beisbolista Roberto Clemente. La siguiente década marca un retroceso en el terreno ganado por los hispanos, ya que los programas destinados a las minorías sufrieron recortes.

Entre los años 90 y entrado el siglo XXI, El Diario presenció el horror de la comunidad ante los atentados terroristas contra el World Trade Center y la consiguiente oleada antiinmigrante.