El yoga mejora el sueño después del cáncer

La practica de la disciplina ayuda a la relajación, tanto del cuerpo como de la mente, esa podría ser una explicación de un mejor descanso

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elsalvador.com

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2013-09-07 7:00:00

En un nuevo estudio, los participantes, sobre todo las mujeres que habían superado un cáncer de mama, dormían más y mejor si asistían a dos sesiones de yoga por semana.

Para la autora principal, “este estudio es el que los médicos leen cuando desafían la atención tradicional”.

“Uno de los principales mensajes es que el yoga funcionó”, dijo Karen Mustian, del Centro de Oncología James P. Wilmot del Centro Médico de University of Rochester, Nueva York.

“Sin importar si se trataba de una alteración leve del sueño o insomnio, el sueño del grupo que participó de las clases de yoga mejoró por igual”, agregó.

Mustian señaló que el 30-90 por ciento de las personas que superan un cáncer padecen algún tipo de alteración del sueño. Eso puede ser por la ansiedad del diagnóstico, otras enfermedades o el tratamiento.

El estudio incluyó 410 personas de 12 ciudades de Estados Unidos que habían tenido un cáncer. Tenían unos 54 años. Casi todos eran blancos y mujeres; tres cuartos habían padecido cáncer de mama.

Los autores evaluaron la calidad del sueño de todo el grupo antes y después de las cuatro semanas que duró el programa. Utilizaron un cuestionario y actigrafía, un sensor que detecta el movimiento y se utiliza de noche como un reloj.

La calidad del sueño y otras variables asociadas con el sueño mejoraron en ambos grupos. Pero en los que habían hecho yoga, la calidad y la cantidad de horas de sueño mejoró aún más que en el grupo control. También se redujo la somnolencia diurna.

Es más: la práctica de yoga redujo el uso de fármacos para dormir un 21 por ciento semanal, mientras que ese uso creció un 5 por ciento semanal en las que no practicaron.

“Lo interesante del estudio es que acercó el yoga al lugar donde los pacientes reciben atención y demostró los beneficios de su práctica”, apuntó el doctor Donald Abrams, oncólogo del Centro de Medicina Integrativa Osher de University of California, San Francisco.—REUTERS