La Ventana celebró sus 17 años con danza y arte

Empresarios, intelectuales y un variado público se unió al aniversario El "biergarten" fue interrumpido por la lluvia, pero la fiesta continuó

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elsalvador.com

Por Jorge ??valos escena@eldiariodehoy.com

2013-08-02 7:00:00

Diecisiete es un extraño número para un aniversario, pero La Ventana no es conocido por seguir tradiciones, sino por inventarlas: y así, el restaurante, café y bar celebró el 1 de agosto pasado el final de su adolescencia con la apertura de una exposición y con una muestra de danza profesional, para recordarle a su leal público que también ha sido un importante promotor del arte.

Sus fundadores no podrían tener orígenes más disímiles: una bailarina salvadoreña y un periodista alemán.

La primera, hija del dandi de la radio salvadoreña, Leonardo Heredia, dejó una huella profunda en la danza contemporánea de la región, como bailarina y como cofundadora del grupo Barro Rojo en México.

El segundo fue un reportero y activista de izquierda en Alemania antes de llegar a El Salvador y construir una inusual carrera periodística en el país.

Juntos, Daniela Heredia y Paolo Lüers construyeron con La Ventana un proyecto que inició en 1996 como un espacio que privilegiaba la luz, los espacios abiertos, la conversación y el gozo especializado de esa bebida creada para los faraones del antiguo Egipto: la cerveza.

Después de la guerra era difícil encontrar espacios que daban especial atención a estos placeres cotidianos. Si bien nacieron “con una buena estrella”, como asegura su fundadora, ¿cuál ha sido el secreto para perdurar?

“Somos nosotros con nuestra manera de vivir La Ventana”, responde Daniela.

Esa manera de vivir está impregnada de la libertad para opinar, pensar y crear, y por esta razón, asegura ella, se celebró con una nueva exposición de Guillermo Araujo y con la danza de profesionales: el dúo árabe Ayali, Gema Dance y Byron Nájera y amigos.

Una exposición artística cada seis semanas por 17 años demuestra que esto no es un capricho. Y aunque un chubasco interrumpió el show, nadie se fue. Más apretados pero igual de alegres, los asistentes festejaron adentro hasta el final de la noche.