Diablos Negros: “El Salvador fue el primer país que nos abrió las puertas”

La banda dio un concierto en Paseo El Carmen de Santa Tecla. "Revolución" es su último disco

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elsalvador.com

Por Tomás Andréu Twitter: @tomazs_andreu

2013-08-03 7:00:00

Los viejos amigos siempre vuelven a casa. Los Diablos Negros regresaron, brindaron y cantaron con su primer público internacional: el salvadoreño. Carlos Cedeño (batería), Dago Lozano (guitarrista), Nilo Espinal (vocalista) y Emilio Álvarez (bajista) dieron un concierto la noche del viernes en 365 Sport Bar.

El cielo amenazaba con ser el aguafiestas del evento, “De mil maneras” Diablos Negros lo repelió. Y no podía ser de otra forma. Hace más de cinco años que esta banda hondureña no pisaba suelo salvadoreño. Llevan más de 31 años juntos. Antes de que iniciaran la cena y dieran su concierto, El Diario de Hoy conversó con ellos.

“Los integrantes que estamos acá tenemos 10 de estar juntos”, explica el guitarrista Lozano. El miembro más antiguo de la agrupación es Emilio Álvarez, un garífuna que llegó a Diablos Negros en 1982. Es la voz que pone el equilibrio en la banda.

“Como banda hemos llegado a la convicción que nos vamos a morir haciendo esto”, revela Lozano.

“Para nosotros es muy especial venir a tocar a El Salvador. Venimos sin límites”, dice Nilo Espinal, quien ya perdió la cuenta de cuántas veces han venido al país.

“Ha sido más de una docena de veces, creo”.

“El primer país que visitamos internacionalmente fue El Salvador. Fue toda una aventura en 1994. Tocamos en Malibú. Nos dimos cuenta que se quemó. Nuestro primer contrato internacional lo hicimos en este país y fue en La Luna Casa y Arte. Aquí se nos abrieron las puertas”, recordó Lozano, el responsable de poner al máximo la adrenalina de los salvadoreños con su potente sonido.

El concierto se centró en la última producción de Diablos Negros, “Revolución”. La banda hondureña demostró que es tan contundente en estudio como en directo. Su dominio escénico no permite dudas. Iniciaron al filo de las 11:30 de la noche. Hubo tiempo para que el batero, Carlos Cedeño hiciera un buen dueto con el bajista garífuna. Luego, Espinal tomó la guitarra y los tres dieron vida a un blues.

También hubo un tributo al fallecido Ricardo Andrade a cargo de Demerack.

“Tocamos con él. Fue un artista excepcional con calidad humana. Nos hicimos amigos con Ricardo Andrade”, dice con nostalgia Álvarez.